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Prologus Baenensis ha surgido con la intención de poner al alcance de los investigadores, profesores y alumnos un material específico en su área, en un soporte electrónico de amplia difusión. La importancia de la encrucijada de este rico periodo de nuestra historia bien merece un espacio específico de encuentro para un mejor conocimiento.

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En Prologus Baenensis interesan todos los estudios sobre poesía cancioneril de los siglos XV al XVIII y todos los temas relacionados con ésta, bien sean de historia, arte, bibliografía, bibliotecología, codicología, folclore, historia, música, paleografía, religión, románica, sociología, teoría literaria y cualquier otro aspecto que ayude al mejor entendimiento de la época. Se aceptan láminas que ilustren los estudios, fotos o dibujos. No se limita el número de páginas. Deberán enviarse los trabajos siguiendo las normas.

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PROLOGUS BAENENSIS
06nov.

Peleas de "gayos" en el Cancionero de Baena: definición, tipología y poética del dezir lúdico II

el dezir de invectiva

Siguiendo los pasos del comparatista francófilo Le Gentil, Antonio García y Javier Huerta establecen una filiación –directa y anacrónica– del dezir con el sirventés provenzal, “[cuyo] objeto era el ataque, de modo crítico, satírico o burlesco, a ciertas personas e instituciones”; y, de paso, con las cantigas d’escarnho y de maldezir galaico-portuguesas, las cuales aprehenden como un equivalente del sirventés[21]. Ahora bien, aunque ambos estudiosos hacen una amalgama de nociones muy entreveradas como lo son la crítica, la sátira y lo burlesco, retendremos su acertada distinción entre dos tipos de ataque: a) contra una persona y/o su obra (invectiva lúdica); y b) la censura de la actualidad (sátira socio-moral o socio-política). Es más, esta distinción entre invectiva/ sátira constituye una tarea clave desde una perspectiva tipológica, por cuanto permite deslindar dos subgéneros del dezir de ataque: el dezir de invectiva lúdico, integrado en este ensayo por su carácter humorístico, versus el dezir satírico (censura de la actualidad) que excluimos del mismo por su carácter digresivo. 

Al tratarse de una pulla literaria que desafía a un poeta a luchar contra el remitente y enviarle una respuesta, los dezires de invectiva son llamados reqüestas (‘desafíos’) en el CB. Este término enviste los siguientes subgéneros del dezir lúdico, cuya tipología deslindaremos a continuación: la respuesta paródica,la reqüesta y sus distintas variantes, el proçesso humorístico y el repullón.



La respuesta y replicaçión paródicas

El CB recoge una familia de textos llamados respuestas o replicaçiones que –a diferencia de las respuestas de raigambre doctrinal, teológica, casuística o dilemática– no se vinculan con una pregunta previa ni tampoco transmiten conocimientos (doctrina) y/o una exhortación moral. Dichas respuestas se pueden considerar, por ende, espontáneas, por cuanto no existe la intención explícita por parte del autor de recibir una contestación (una característica propia de la pregunta)[22]. El ciclo poético de dezires n° 231-236 del CB se abre con una pieza lírico-laudatoria de Francisco Imperial dirigida a su musa, Estrella Diana, a la que siguen unos dezires de Fernán Pérez de Guzmán y Diego Martínez de Medina, que están vinculados con el primer poema del ciclo y son presentados como respuestas en la rúbrica baenense.

Tanto las reglas literarias de dicho ciclo poético, como su dimensión ofensiva, nos son reveladas por Baena en la rúbrica del dezir n° 234: “Este dezir fizo Miçer Francisco Imperial a la dicha Estrella Diana e quexándosse de los otros que lo reqüestaban e pidiéndole a ella armas[23]”. Esta cita resulta valiosa desde un punto de vista metatextual, por cuanto las cláusulas “reqüestar” y “pedir armas” nos remiten al mundo de las justas medievales. En efecto, el verbo reqüestar era sinónimo de desafiar –un tecnicismo propio de los torneos– y el hecho de “pedir armas” denota también que estamos ante un duelo poético. Esta idea se confirma en la respuesta de Imperial (CB n° 234) al poema de ataque de don Diego (CB n° 233), dado que el primero alegoriza estos dezires como un torneo, a la vez que se figura in texto como un justador dispuesto a aceptar las reqüestas y los rebtos (‘desafíos’) de sus compañeros letrados. Antes de penetrar en el campo de torneo poético, y a fin de protegerse de las feroces embestidas poéticas de sus adversarios, el poeta se reviste, pues, de una poderosa armadura hecha con miembros del cuerpo de Estrella Diana, y que bien podría constituir una parodia de la alegoría de la armadura del cristiano (Efesios VI, 11-17):

Dizen que me desdezir
farán como fementido
o que en el campo metido
me farán cruel morir 

       […]

E porque noble armadura
conviene a tal pelea,
donde el dios de amor vea
la vuestra grant hermosura, 
con vuestras manos labrat
las armas e apropiat
la vuestra gentil figura (CB n° 234, §§ 3abcd y 5)

En las estrofas siguientes, el poeta hila una bella alegoría en la que los miembros del cuerpo femenino constituyen las  partes de la armadura amorosa: el cabello (cota de malla); los brazos (cinturón); los ojos (lanzas); la delicadeza (escudo); los dientes, boca y sonrisa (divisa); el rostro (casco); la nariz (flecha) y las pestañas (plumas); las cejas (arco); etc. A su vez, en su propia respuesta al dezir que venimos de citar (CB n° 235), don Diego de Medina le sigue el juego a Micer Francisco, y el primero metaforiza el poema que ha recibido de parte del segundo con tecnicismos propios de los torneos. En efecto, este poema constituye un reto (reqüesta) que se lanzaban los duelistas, y que venía acompañada con unas prendas de desafío (fiadura y gaje) y una promesa jurada (homenaje):

Que por Estrella Diana
tomedes tan grant reqüesta
la batalla vos es presta 

      […]

Vuestra reqüesta recibo
con fiadura e gaje
con el qual faré proeza
segunt fize omenaje (CB n° 235, § 1cde y 2ab)

Los poemas citados (CB n° 231-235) evidencian, por una parte, que los dezidores no están difamando al primer poeta, ni censurando su conducta moral, sino que están midiendo su respectivo virtuosismo artístico al parodiar la obra de un compañero. Entre todos ellos se mantiene siempre una relación de tipo horizontal (dezidor/ dezidor), y no vertical/ hacia arriba (dezidor versus noble/ dignatario eclesiástico/ dueñas) o vertical/ hacia abajo (dezidor versus conversos). Este último punto insta, pues, a ampliar las conclusiones de Labrador, quien no distingue la respuesta paródica, que, como ya sabemos, también es llamada requësta en los metatextos y en los paratextos de estos poemas, de los poemas de invectiva cuya “intención ofensiva es, desde luego, evidente, y el lenguaje muchas veces llega a la palabra soez o la frase procaz.[24]

Por otra parte, al parodiar la obra de otro poeta, el atacante realiza “una imitación [de un texto] consciente y voluntaria [de] forma irónica, para poner de relieve el alejamiento del modelo y su volteo crítico[25]”. Como se sabe, Gérard Genette atribuye a la parodia un carácter transformativo y lúdico, lo cual, dicho sea de paso, justifica la inclusión de las respuestas paródicas en el corpus del dezir lúdico. Las respuestas y replicaçiones constituyen, pues, lo que Genette llama una “literatura en el segundo grado”, por cuanto la respuesta (hipertexto) mantiene una relación de comentario con respecto al dezir de origen (subtexto), pero estriba en una subversión recreativa de la glosa, una práctica escrituraria predilecta de los letrados.

El componente paródico de las respuestas o replicaçiones paródicas explicaría, pues, las características más relevantes de estos poemas: 1) la respuesta (hipertexto) funciona como unidad poética autónoma, mas sólo logramos una comprensión parcial de la misma si no la cotejemos, copla por copla, con el dezir de origen que la inspira (subtexto)[26]; 2) la respuesta, como práctica re-escrituraria, suele exhibir su vinculación con el dezir de origen[27]; 3) la validez de la respuesta y del torneo poético requiere que el parodiador respete, en lo posible, la métrica y el estilo (arte) del vate atacado; 4) el poeta atacado puede modificar la métrica y la temática de los textos en todo momento, mientras que el poeta atacador deberá seguirlo en cualquier cambio efectuado[28]; 5) el ciclo se cierra de dos maneras: sea por abandono de uno de los poetas, sea por intervención de un juez designado por ambos dezidores –otro poeta, un cortesano, o incluso, el rey– quien dictará un veredicto en un poema de clausura.

La reqüesta (dezir de invectiva stricto sensu)

Tanto la respuesta paródica como el dezir de invectiva –textos portadores de insultos, groserías y obscenidades– son indiferentemente llamados reqüestas en los metatextos de los poemas, aunque los dezires invectivescos también reciben el título de preguntas en las rúbricas baenenses. Con todo, un criterio distintivo entre la respuesta paródica y el dezir de invectiva estribaría en que la primera acomete burlescamente contra la obra de otro vate; en cambio, en el segundo, el ataque es individualizado y dirigido contra la persona del poeta, para zaherir sus fallas y escarnecerle, pero sin fines moralizadores. Por consiguiente, si bien es cierto que estos poemas difieren formalmente de la pregunta y la respuesta en su sentido estricto, disentimos de Labrador en cuanto a que la obtención de una respuesta no entre en el designio literario de una reqüesta[29]. En efecto, y en esto coincidimos con Chas Aguión, la denominación de reqüesta remite al género de los “desafíos poéticos” y a un criterio formal, la transitividad, por cuanto se puede verificar, tanto en el nivel metatextual como el paratextual, que en estos poemas de ofensiva los poetas suelen requerir una respuesta o replicación de la misma forma que lo harían en el caso de una pregunta[30].

En algunos casos, los iniciadores de la reqüesta expresan explícitamente que están a la espera de una respuesta. Así lo resaltan algunos metatextos de Baena, como en el poema CB n° 415, enviado por éste a Álvaro de Cañizares: “Dadme respuesta sin falta d’azares” (§ 1c). También, en la finida del poema CB n° 359, el compilador le promete al doncel de Lando replicar si éste último responde a su reqüesta: “avredes replique/ por arte graçiosa, sotil e compuesta” (§ 3ab), o, asimismo, en el poema CB n° 379, dirigido a Villasandino:

Combusco desseo entrar en reqüesta,
en esta gran corte e alta floresta,
por ver si daredes graçiosa respuesta
lo que vos fuere por mí preguntado[31]. (§ 1fghi)

Asimismo, uno de los poetas atacados también puede jugar con el campo semántico de la voz “respuesta”, y poner de realce tanto el carácter responsivo de su texto como su propia función de replicador de la reqüesta recibida: “Al digno de alta e rica planeta/ presento respuesta e soy replicante” (CB n° 370, § 1h). Por último, las rúbricas baeneses también confirman que, en el contexto de las reqüestas, la falta de una respuesta hacia abortar ab ovo el ciclo de poemas iniciado, mientras que el emisor de la reqüesta era declarado vencedor: “Non respondió. Fincó el campo por Juan Alfonso” (rúbricas de CB n° 363, 368, 378, 379).

El CB contiene varios ciclos de reqüestas de Baena dirigidas contra, entre otros dezidores, Ferrán Manuel de Lando (CB n° 359-363, 369-378), Villasandino (CB n° 364-368, 379) y Juan García de Vinuesa (CB n° 390-393); mientras que, a su vez, el compilador es atacado por Juan García de Soria (CB n° 382-390) y Alvar Ruiz de Toro (CB n° 394-395, 396, 398). Baena y el de Lando nos han dejado, en los ciclos de reqüestas, valiosos metatextos que permiten elucidar las funciones y algunos criterios poéticos de este subgénero del dezir humorístico: a) su carácter de pulla stricto sensu, como metáfora de este tipo de escritura[32]; b) el criterio poético de la transitividad; c) el nombramiento del destinatario in texto para individualizar el ataque[33]; d) su función bufonesca para con el público cortesano, dado que los poetas se figuran en los textos como bufones (farliques)[34]; e) la participación de jueces[35], o el abandono de un poeta, marcan el fin del ciclo poético.

Las reqüestas, como las respuestas paródicas, constituyen auténticas justas poéticas. Así lo revelan los dezidores en sus textos, como en un precioso fragmento autorreferencial en el que Baena, cuya afición a las reqüestas es indudable, desafía a Villasandino a “entrar en reqüesta” y “jugar a las cañas” (CB n° 379, §
1f y § 3hi) con él. En estos duelos poéticos, cuyo fin es divertir a la corte, los vates contrincantes se acorazan, y entran en el campo de torneo armados con papel y blandiendo afiladas plumas:

Por ende, vos ruego, señor viejo cano,
cano, que luego buscades careta,
careta muy neta, barreta, trompeta,
trompeta e cavallo, valiente, alazano,
o ruano,
e cota cachada, braçales e guantes,
e tinta e papel e plumas tajantes,
ca jura vos fago que mis consonantes
vos lleven fuyendo por cuesta e por llano.

Si esto fazedes, serán publicantes
los vuestros loores e más dominantes,
por quanto el Rey e duques e Infantes
con vuestra reqüesta avrán gasajado. (CB n° 379 § 3-4)[36].

Las reqüestas y sus respuestas también son metaforizadas por Baena como un juego de ajedrez (juego de escaque), denotando de esta forma tanto el carácter lúdico de estos textos, como su carácter transitivo y la pericia estratégica que requieren para ganar la partida poética. En efecto, el compilador titula jaque y mate dos de sus respuestas dirigidas a Juan García de Soria (CB n° 388 y 389); a la vez que Álvaro de Cañizares metaforiza un dezir de Baena, en el cual éste último pretende haberle dado un “golpe de xaque” (CB n° 415 §
1f), como una mala jugada de ajedrez:

Pero con razón, señor, vos retrayo
al vuestro falsete, mal juego de escaque,
e si d’este lucha llevades un baque,
a mí non culpedes, don muy lindo gayo (CB n° 416 § 1efgh)[37].       

A pesar de tratarse de ataques tan personalizados, las reqüestas apuntaban a divertir a los cortesanos y gozaban de cierto grado de publicidad. El carácter bufonesco de esta poesía explica, por ende, la auto-figuración de los dezidores en los textos como truhanes, así en el dezir CB n° 357, en el cual Baena jura vestir al de Lando (“el sevillano”) y a Villasandino (“el viejo cano de Illescas”) con paño de tiritaña, esto es, el traje multicolor de los bufones:

Señor alto, Rey de España,
pues Illescas, viejo cano,
e Manuel el sevillano
ambos tienen de mi saña,
con mi lengua de guadaña
maguer tengo fea vista
e non so grant coronista,
juro a Dios que yo los vista
del paño de tiritaña
e veamos quién regaña (§ 2)[38].

En esa misma línea, algunas reqüestas contienen figuraciones de los poetas en pájaros como el gayo y el papagayo. Basten como botones de muestra los siguientes fragmentos extraídos de piezas de Juan de Guzmán, Baena y Álvaro de Cañizares. Dice el primero contra Baena: “Invençión dilecta a guisa de gayo/ veo que se faze segunt don Tristán” (CB n° 400, § 1ab). A su vez, Cañizares recibe estos versos en una reqüesta de Baena: “Pues vos tenéis por grant papagayo/ en esta ciencia, señor Cañizares/ dadme respuesta sin falta d’azares” (CB n° 415, § 1abc). Ante tal desafío, Cañizares le replica a Juan Alfonso: “Si d’esta lucha levades un baque/ a mí non culpedes, don muy lindo gayo” (CB n° 416, § 1fgh)[39].

Ahora bien, ¿por qué son figurados los poetas en gayos y papagayos en el contexto de las reqüestas? Al menos dos hipótesis emergen al respecto, si tenemos en cuenta: a) la similitud sonora entre Gaya Ciencia y gayo/ papagayo; y b) que ambas aves tenían fama de juglares por su capacidad de imitar el canto de otros pájaros (gayo) y la voz humana (papagayo). En primer lugar, los dezidores estarían desprestigiándose unos a otros al insultarse de juglares, quienes, a diferencia de los trovadores y los letrados, no componían poesía sino que, cuales “loros poéticos”, recitaban y cantaban textos de otros. Y, segundo, también podría tratarse aquí de una denotación de su función de poetas gayos, quienes, como estas aves portadoras de alegría y deleite, creaban poesía lúdica con el fin de divertir a la corte. 


 Reqüestas de deshonores (maldezires)

Un sondeo de las rúbricas baenenses permite observar que Baena presenta algunas reqüestas como unas piezas cuya función estriba en deshonrar, denostar y vituperar (afear) al destinatario. Estos poemas reciben el título de “dezir a manera de disfamaçión” (CB n° 104) o también reqüesta de deshonores. En ellos, los dezidores se presentan como pregoneros de los defectos y las faltas de una persona nombrada in texto. Así, en el Dezir contra la muger de mosén Juan (CB n° 100), por citar un ejemplo, el anónimo poeta asevera que los dezidores deben pregonarle al mundo los defectos (raças) de las víctimas de sus sarcasmos y, en este caso, de doña Catalina: “Para en plaça muy gran raça/ te ponen los dezidores; / […] servidores burladores/ te publican por picaça (§ 2abef)[40].

En algunos metatextos de dezires difamatorios, como el poema citado, el acto de dezir maledicencias se designa por medio del verbo maldezir: “Por mí digo que maldigo” (§ 5ab)[41]. Citas como ésta arrojan luz sobre un binomio antitético: dezir bien/ maldezir, que definiría dos de las funciones del subconjunto de dezires lúdicos que nos ocupa en esta sección. En efecto, si bien los letrados, fieles a la tradición escolar del “bien hablar”, se enorgullecen de su capacidad de bien dezir (‘escribir de forma ordenada y placentera’), la locución “digo que maldigo” denotaría que un buen dezidor también es capaz de dezir (‘escribir’ o ‘componer’) invectivas[42]. El carácter vejatorio y difamatorio de los maldezires los distingue tanto de la respuesta paródica como de la reqüesta lúdica que intercambian los poetas, por cuanto la relación entre el reidor/ objeto de risa ya no es de tipo horizontal (dezidor/ dezidor), como en el caso de las respuestas paródicas y los dezires de invectiva, sino vertical/ hacia arriba (contra cortesanos, altos eclesiásticos y las dueñas) o vertical/ hacia abajo (contra conversos).


______________________________________________________________
NOTAS

[21] A. García-Berrío & J. Huerta-Calvo, Los géneros literarios: sistema e historia,   Madrid, Cátedra, 1992, p. 92. Esta filiación directa entre la poesía ibérica y gala, así como la confusión entre las cantigas d’escharnho y las cantigas de maldezir cuyo fin común era el ataque, ha sido rebatida por Gómez-Bravo, op.cit., p. 155.

[22] La emisión de una cuestión y la petición de una respuesta son consideradas dos criterios formales ineludibles en una pregunta. Veáse: Labrador, op. cit., p. 28 y A. Chas Aguión, op. cit., p. 96 y sigs.

[23] Francisco Imperial, “Non fue por çierto mi carrera vana…”, ID1366, en CB, op. cit., n° 231, p. 280; ídem, “Voluntad sin orden fue non sana…”, ID1368, en CB, op. cit., n° 232 bis, p. 282; ídem, “Ante la muy alta corte…”, ID0539, en CB, op. cit., n° 234, pp. 284-286; Fernán Pérez de Guzmán, “A las vezes pierde e cuida que gana…”, ID1367, en CB, op. cit., n° 232, p. 281; Diego Martínez de Medina, “Muy imperial e de gran ufana…”, ID1366, en CB, op. cit., n° 233, pp. 283-284; ídem, “Pues la gloria mundana…”, ID1370, en CB, op. cit., n° 235, pp. 286-287.
[24] Labrador, op. cit., p. 28.

[25] A. Marchese y J. Forradellas, “Parodia”, en Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, Barcelona, Ariel, 1998, p. 311.

[26] Con respecto a este punto, creemos que se debería complementar el análisis de Chas Aguión, op. cit., p. 92, con respecto a que el seguimiento de un patrón métrico-estrófico de un poema previo “era razón suficiente para que ambas fueran consideradas ‘pregunta’ y ‘respuesta’. En efecto, también se ha de tener en cuenta la vinculación interna y explícita entre los textos paródicos y el poema que los origina. 

[27] Así en CB n° 233 de Diego Martínez de Medina: “Muy imperial e de grant ufana/ fue vuestro proçeso e vuestro dezir…” (§ 1ab); o en CB n° 235: “Vuestra reqüesta resçibo/ con fiadura e gaje…” (§ 2ab); o bien en el veredicto a favor de Imperial de Alfonso Vidal (CB n° 235): “E visto este proçesso/ todo bien de arriba ayuso/ e leído viesso a viesso/ cada uno lo que puso/ fasta que fuera concluso…” (§ 4abcde).

[28] Por ejemplo, en el ciclo baenense CB n° 231-235, Imperial (atacado) pasa de los dodecasílabos de arte mayor en los textos anteriores, a las coplas octosílabas en CB n° 234; a la vez que modifica la temática del texto introduciendo el famoso torneo y la armadura de la dama. Martínez de Medina (atacante), a su vez, se adapta al cambio y pasa también del arte mayor al arte menor en su respuesta y recicla las temáticas del torneo y la armadura, tornándolas en befa.

[29] En palabras de Labrador: “En resumen, ‘pregunta’ y ‘respuesta’ existen cuando la intención de preguntar en un autor y de responder en otro entran en el designio literario. Esta intención es siempre patente y con frecuencia reiterada a lo largo de la composición. Y en ello no se implica porfía, ofensa o enojo por ninguna de ambas partes. La ‘recuesta’, en cambio, en la mayoría de los casos se escribe para ‘picar en lo vivo’; cuando no expresamente para entablar una enconada discusión, escarnecer o maldecir al adversario por sus ideas y costumbres […] La ‘recuesta’ recoge elementos de las cantigas de escarnio y maldecir […] Sin embargo la ‘pregunta’, que deriva de la ‘tensón’ posee una finalidad diferente. Su intención es preguntar y su propósito arrancar una respuesta del interlocutor”: Labrador, op. cit., p. 26, 28.

[30] Chas Aguión sostiene que, en las reqüestas, “la esencia de esta modalidad de diálogo es, precisamente, iniciar o solicitar un tipo de discusión […] se trata, en esencia de ‘picar en lo vivo con la suficiente intensidad como para que el reto propuesto no quede sin respuesta […] El motivo de la disputa no importa, solo el interés por mantenerla, y prolongarla, a través de sucesivas réplicas y contrarréplicas hasta agotar la capacidad del rival”: A. Chas Aguión, “Querellas burlescas e ingeniería retórica en el Cancionero de Baena”, en
La Corónica , Vol. 38, 1, (Otoño 2009), p. 203-204.   

[31] Juan Alfonso de Baena, “Ferrant Manuel por que se publique…”, en CB, op. cit., n° 359, p. 639; “Maestro esçelente, profundo letrado…”, en CB, ibid., n° 379, p. 650; “Pues vos tenéis por grant papagayo…”, ibid., n°415 p. 682. 

[32] “Conviene forçado que alguien vos pique” (CB n° 359, § 1d); “A Dios fago jura, miradme d’empuesta, que si me picades, yo vos despelique” (CB n° 363, § 3cd); “A ver si tenedes la lança bien dura” (CB n° 431, § 3d).

[33] “Ferrand Manuel, por que se publique…”, (CB n° 359, § 1a); “Señor Juan Alfonso, pues anda el repique…” (CB n° 360, § 1a).

34] “Señor triunfante e muy soberano/ por darvos plazeres e buen gasajado/ yo reqüesté antaño en verano/ al viejo de Illescas e al grant sevillano” (CB n° 380, § 2acde); “Ferrán Manuel, tañer el farlique/ en harpa o guitarra echado de cuesta/ vos dó la ventaja, mas juro por ésta/ que d’esta linda arte yo vos purifique” (§ 3abcd): Juan Alfonso de Baena, “Fernand Manuel a los de Çadique…”, en CB, op. cit., n° 361, p. 640.

[35] “E para absolver las nuestras quistiones/ tomo por juez al lindo, amoroso/ […]/ Ferrant Manuel con sus distinçiones” (§ 3abd): Álvaro de Cañizares, en CB, op. cit., n° 413, p. 681.

[36] Juan Alfonso de Baena, “Maestro esçelente, profundo letrado…”, en CB, op. cit., n° 379, pp. 650-651.

[37] Juan Alfonso de Baena, “Maestro excelente, profundo letrado…”, ID1504, en CB, op. cit., n° 379, pp. 650-651; ídem, “Pues vos tenéis por grant papagayo…”, ID1542, en CB, op. cit., n° 415, p. 682; Álvaro de Cañizares, “Amigo señor, yo non visto sayo…”, ID1542, en CB, op. cit., n° 416, pp. 682-683.   

[38] Juan Alfonso de Baena, “Señor alto, Rey de España…”, ID1482, en CB, op. cit., n° 357, pp. 637-638.

[39] Juan de Guzmán, “Invençión dilecta a guisa de gayo…”, ID1527, en CB, op. cit., n° 400, pp. 673-674; Álvaro de Cañizares, “Amigo, señor, yo non visto sayo…”, ID1543, en CB, op. cit., n° 416, pp. 682-683.

[40] Anónimo, “Catalina, non es fina...”, en CB, op. cit., n° 100, pp. 127-128.

[41] Este hecho se da también en el dezir n° 234 del CB de Imperial, que citamos páginas atrás por su alegoría de la armadura femenina. En esta pieza, el poeta le pide prestados a Estrella Diana unos miembros de su cuerpo, a fin de usarlos como armas contra los que maldizen (escriben maledicencias) contra su persona y obra: “Aved firme esperança/ que con ellos [vuestros ojos] mentirosos/ faré a los maldezidores […] Non temo con él [vuestro aire delicado] nin dudo/ maldezir desmesurado” (§§ 7cde y 8cd).

[42] Martín Alonso, 1986, Vol. II, “Maldeçir”, p. 1341. Ciertos textos anteriores al siglo XV documentan la relación de los dezires lúdicos con un contenido difamatorio o escarnecedor. El Libro de Buen Amor (§ 908) ya ponía de realce la comicidad de los maldezires o dezires difamatorios. El Arcipreste indica, en efecto, que éstos deben ser tomados en el segundo grado, y sin ira ni saña por parte de la víctima (sino como un texto humorístico destinado a hacer reír al resto del público): “Andan por todo el pueblo d’ella muchos dezires/ muchos después la enfaman con escarnios e reíres/ dueña, por te dezir esto, non te asañes nin te aíres/ mis fablas y mis fazañas ruégote que bien las mires”. El verbo maldezir también se reseña en ciertos paratextos de poemas cancioneriles más tardíos, como en el caso del “misógino” Maldezir de las mujeres del poeta catalán bilingüe Pero de Torrellas (c. 1405- c.1486), en el que el poeta zahiere, no sin ambigüedad, los defectos del sexo femenino.

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