Torreparedones
El lugar conocido como Torreparedones o Torre de las Vírgenes está ubicado en plena campiña cordobesa, entre los ríos Guadalquivir al norte y el Guadajoz al sur, aunque más próximo a este último y justo en el límite septentrional de los términos municipales de Castro del Río y Baena. Al sitio se puede acceder por la A-3125 de Baena a Cañete de las Torres, en cuyo km….. parte un camino, una antigua vía pecuaria denominada "camino de Castro del Río a Porcuna" desde la que parte, a su vez, otro camino en dirección norte que conduce directamente al yacimiento.
La situación topográfica de Torreparedones, sobre una de las cotas más elevadas de la zona, es ciertamente estratégica, pues sus 579.60 m.s.n.m. de cota lo convierten en el “techo de la Campiña ”, motivo por el cual estuvo ocupado por el hombre desde los tiempos más remotos. Así, al menos durante 3.500 años (desde la Edad del Cobre hasta la Baja Edad Media), diversos pueblos y culturas dejaron su huella a través de los más variados restos materiales: cerámica, vidrio, piedra, metal, etc. En las épocas ibérica y romana Torreparedones alcanzó su máximo esplendor; ya desde el siglo VI a.C. se rodeó de una potente muralla, reforzada con torres, que rodea un espacio de 10,5 Ha.
UN POCO DE HISTORIA
Desde hace varios siglos diversos eruditos se hicieron eco del lugar, aunque de una forma tangencial, tratándose de citas puramente nominales para nombrarlo como importante "en tiempos de romanos" o en relación al controvertido asunto del martirio de las santas Nunilo y Alodia. Sánchez de Feria, E. Flórez o el P. Ruano son algunos ejemplos. En agosto de 1833 se produjo uno de los descubrimientos más relevantes: el denominado mausoleo de los Pompeyos, una tumba hipogea en cuyo interior había diversas piezas pertenecientes al ajuar funerario, así como 12 urnas cinerarias, dispuestas sobre un banco corrido, que ofrecían la particularidad de mostrar en una sus caras los nombres de las personas allí enterradas. Dicho descubrimiento trascendió no sólo las fronteras provinciales sino también las nacionales al hacerse eco del mismo algunas publicaciones especializadas francesas. La publicación en 1989 del libro "El Santuario Ibérico de Torreparedones (Castro del Río-Baena, Córdoba)", de José A. Morena, supuso un hito en la historia del yacimiento pues originó la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de investigación denominado "The Guadajoz Proyect" dirigido por los profesores Mª Cruz Fernández Castro, de la Universidad Complutense de Madrid, y Barry W. Cunliffe, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Oxford, junto a otros arqueólogos de la Universidad de Córdoba. Dicho proyecto fue autorizado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y contó con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Baena. Los resultados obtenidos durante esos años pusieron de manifiesto la importancia de Torreparedones para el conocimiento de numerosos aspectos de la Antigüedad y Edad Media: arquitectura militar, urbanismo, religión, etc. La reciente declaración de Torreparedones como Bien de Interés Cultural, por parte del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, pone de relieve el interés y la importancia de este yacimiento que está llamado a ser uno de los hitos patrimoniales más singulares de nuestra provincia.
EL NOMBRE DE LA CIUDAD : UNA INCÓGNITA POR RESOLVER
Pese a la importancia del yacimiento arqueológico de Torreparedones, aún no disponemos de argumentos sólidos para conocer el nombre que tuvo en la Antigüedad , ni en época ibérica, romana y medieval islámica. Los primeros documentos escritos, tras reconquista, lo mencionan como Castro el Viejo, que nada aporta sobre su nombre antiguo. Aún así, se han barajado diversas hipótesis: Ituci Virtus Iulia y Bursavo. La población de Ituci Virtus Iulia es citada por Plinio en su Historia Natural, como colonia inmune perteneciente al conventus Astigitanus, entre Ucubi Claritas Iulia (Espejo) y Tucci Augusta Gemella (Martos) y de momento no se conocen inscripciones que permitan establecer una ubicación certera. Bursavo aparece mencionada, exclusivamente, en el Bellum Hispaniense, una obra de autor anónimo que relata el conflicto bélico que enfrentó a mediados del siglo I a.C. a Julio César con los hijos de Pompeyo. Cuando César estaba en pleno asedio del núcleo pompeyano de Ategua, envió una importante embajada de senadores y caballeros romanos a Bursavo para conseguir su apoyo. Por lo tanto, debía ser una ciudad importante situada en el entorno de Ategua.
HALLAZGOS Y ELEMENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS
Como hallazgos más importantes que destacar, de los que tenemos noticia, hay que citar el ya mencionado mausoleo de los Pompeyos, una tumba subterránea que estuvo en uso desde los momentos finales de la República , hasta bien entrado el siglo I de la Era. Algunas de las personas allí enterradas desempeñaron cargos importantes en la administración municipal de la antigua ciudad de Torreparedones, como Cneo Pompeyo Afro que fue edil y duumviro. Otro mausoleo romano de época altoimperial, que al parecer estuvo decorado con singulares relieves, fue la llamada Mazmorra, situada en la misma zona que el de los Pompeyos. Se trata de una estructura realizada en opus caementicium de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón y con un pasillo en su lateral oeste, a modo de estrada a la cámara sepulcral.
También, de forma casual, se han encontrado las siguientes piezas: una escultura femenina acéfala tallada en piedra caliza, un capitel ibérico decorado con motivos vegetales tales como volutas y espirales siendo el motivo principal la roseta; un sillar de esquina en una de cuyas caras presenta en relieve una escena de culto, en la que dos mujeres ataviadas con túnica y manto depositan un vaso en forma de cáliz en el tesoro sagrado del templo o un togado realizado en mármol, datado a principios de época claudia y que constituye uno de los hallazgos más interesantes que demuestran la importancia que la ciudad romana de Torreparedones alcanzó durante los primeros siglos de la Era.
Como elementos visibles hoy día en el yacimiento podemos citar la propia muralla ibérica que rodea el asentamiento, levantada hacia el año 600 a.C. y reforzada a intervalos regulares con torres que se proyectan hacia el exterior; la puerta oriental, uno de los accesos con que contó la ciudad, flanqueada por dos imponentes torres que servían para su defensa, el santuario iberorromano situado extramuros, en el extremo sur, y el castillo medieval de época cristiana, que ocupa el punto más elevado.
La Puerta Oriental
En el lienzo amurallado oriental se localiza la puerta oriental, que ya fue objeto de excavación en 1990, aunque de forma parcial, pues tan sólo se investigó la torre sur. Recientemente, se ha podido excavar en su totalidad. La entrada monumental torreada se conformó en un momento muy posterior al de la erección del recinto fortificado de la ciudad, en época romana republicana, quizás, en el contexto de la guerra civil romana que enfrentó a César contra los hijos de Pompeyo. La obra que hubo de realizarse fue de tal calibre que debieron de extraerse toneladas de piedra y tierra previamente para, posteriormente, incrustar las dos torres y el correspondiente paso de entrada entre ambas. La muralla antigua fue seccionada y rehecha después. Las torres se construyeron con un aparejo poligonal de gran porte, con bloques someramente escuadrados, asentados en seco, y con ripios y lajas de piedra para asegurar su encaje. En su interior se dispone un muro en forma de cruz que conforma cuatro espacios rectangulares que estaban rellenos de tierra y cascote.
El hallazgo de sendas quicialeras en la zona más externa de las torres indica que la puerta estaba compuesta por dos hojas de madera de 1.5 m. de anchura cada una, por lo que se puede suponer una altura de unos 4 m; al interior, a unos 14 m., se ha documentado la presencia de una contrapuerta, también de dos hojas de madera, con sus correspondientes quicialeras. El paso de entrada entre las dos torres estaba acondicionado para el tráfico rodado y contaba con dos acerados que permitían el paso de los peatones sin ser molestados por carruajes y caballerías.
El Santuario
En cuanto al santuario, localizado a extramuros, en el extremo sur, hay que decir que se han excavado estructuras pertenecientes a dos edificios de culto, de los cuales el mejor representado es el segundo en orden cronológico. El primer templo, se podría datar en época romana republicana y el segundo en época altoimperial. El segundo templo consta de tres espacios, uno al norte, a modo de cella, que era la zona más sagrada, y delante, al sur un gran patio a cielo abierto en el cual quedan restos de algunos bancos sobre los que se depositarían los exvotos y se realizarían determinadas ceremonias religiosas y más al sur, un vestíbulo al que se entrada a través de una rampa o escalinata.
Al fondo de la cella, en la pared norte estuvo adosada una columna que no tuvo, al parecer, una función tectónica, sin basa, levantada sobre un área cuadrangular pavimentada y delimitada por lajas de piedra alineadas en posición vertical. Esta columna representaba la divinidad adorada en el templo que era Dea Caelestis y que en este caso se representó de forma anicónica, en forma de betilo estiliforme. La actividad cultual se desarrolló, por tanto, entre mediados del s. I a.C. y casi todo el s. I d.C. En el s. II d.C. se produjo el abandono y destrucción del edificio religioso.
Entre los hallazgos más significativos cabe señalar numerosas piezas de cerámica, dos altares tallados en piedra caliza local y más de 300 exvotos también realizados en piedra local. Los exvotos de Torreparedones que representan figuras antropomorfas (femeninas y también masculinas), partes del cuerpo (piernas) y tan sólo un équido, son manifestaciones de una piedad y de unas creencias religiosas, cuya naturaleza está por descubrir, pero que se limitan a ser una exposición del sentimiento hacia la divinidad, debiendo entenderse como ofrendas realizadas en acción de gracias por un favor recibido, que solía consistir en la curación de un miembro enfermo del cuerpo (piernas) o de cualquier otra enfermedad, incluso de alumbramientos sin problemas para madre e hijo, por lo que es posible que la diosa se venerara bajo el título de Juno Lucina, patrona de las parturientas romanas y cuya festividad tenía lugar el día 1 de marzo.
El Castillo de Castro el Viejo
Esta fortaleza, que sirvió como lugar fortificado a la población medieval de Castro el Viejo, era ya conocida por fuentes documentales que nos informan de su existencia, al menos desde la segunda mitad del siglo XIII, y nos indican que continuó habitada y dirigida por alcaides nombrados por el concejo de Córdoba hasta mediados del siglo XVI. En un primer momento, tras la conquista, el castillo, al igual que el propio lugar de Castro el Viejo, perteneció al rey Alfonso X quien lo donó a Fernán Alfonso de Lastres en compensación por los servicios militares prestados durante la conquista, pero poco después pasó al concejo de la ciudad de Córdoba hasta que, a comienzos del siglo XVI quedara deshabitado.
Del castillo queda hoy en pie la torre del homenaje, parte de otra torre en la esquina NE. y restos de los muros perimetrales; en el patio se localiza un pequeño aljibe. Al este se extiende lo que parece ser un segundo patio que podría haber servido como albacara. Las excavaciones que se vienen realizando en este sector, a cargo de la Delegación Provincial de Cultura, pretenden dilucidar algunas cuestiones importantes de cara a la redacción del proyecto de restauración y musealización de la fortaleza.
El parque arqueológico
El Excmo. Ayuntamiento de Baena, consciente de la importancia del yacimiento de Torreparedones ha emprendido una serie de actuaciones tendentes a su recuperación y puesta en valor, convirtiendo un recurso cultural en un producto turístico. Las actuaciones se iniciaron con la adquisición de la mayor parte del mismo, ya que hasta hace poco la propiedad estaba en manos privadas; se procedió a su vallado para garantizar su protección, se elaboró un plan director para determinar las pautas a seguir en los próximos años con el fin de convertirlo en un parque arqueológico y en 2006 se iniciaron los trabajos de investigación, debidamente autorizados por la Consejería de Cultura.
Además, se ha mejorado el acceso al yacimiento con la reparación del camino de las Vírgenes y, recientemente, se ha adquirido la llamada Fuente de la Romana , que forma parte de la zona declarada Bien de Interés Cultural y también parte del camino de acceso al yacimiento.
En breve, se prevé la restauración y puesta en valor de la puerta oriental y del santuario y la realización de una prospección geofísica con la que se pretende obtener la máxima información posible sobre estructuras soterradas, tanto en la zona del asentamiento como en las necrópolis, así como la construcción del centro de visitantes y de interpretación del yacimiento de Torreparedones, una infraestructura que se considera vital para garantizar las visitas y lograr un adecuado desarrollo del proyecto. El proyecto Torreparedones está respaldado no sólo por el propio Ayuntamiento de Baena, sino que en él colabora también la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Unión Europea , a través de los fondos FEDER.
ÚLTIMAS INVESTIGACIONES: Excavación sector intramuros
Las investigaciones más recientes en Torreparedones se refieren a una excavación arqueológica en un sector concreto intramuros del asentamiento. El objetivo era localizar el centro neurálgico de la ciudad en época romana y los trabajos que se vienen realizando desde el mes de abril de 2009 vienen confirmando que nos encontramos, precisamente, en la zona del foro. En efecto, hasta el momento se han excavado el macellum o mercado público, un buen tramo del decumano máximo, unas termas y la plaza del foro con su correspondiente pavimentación con grandes losas de piedra de mina.
Entre los hallazgos más significativos cabe destacar una cabeza-retrato en mármol que representa al emperador Claudio divinizado y la inscripción realizada sobre las losas del foro con el nombre de la persona que costeó con su dinero la pavimentación de la plaza: Marco Junio Marcelo.
Los últimos hallazgos representan un togado y una figura femenina vestida con túnica y sobre ella un manto, ambos acéfalos y de tamaño algo mayor que el natural.
La ausencia de los pedestales y de las cabezas nos impide saber con exactitud si eran representaciones de la familia imperial o si, por el contrario, podría tratarse de personajes pertenecientes a las élites locales de la ciudad romana de Torreparedones”.
A la espera de avanzar en la excavación, las dos nuevas piezas halladas podrían estar situadas en el pórtico norte de la plaza del foro. Los arqueólogos han documentado también la existencia de cinco basas, varios fustes y bases de los pedestales que servían de apoyo para estatuas que estaban situadas en los intercolumnios.
La cantidad, la calidad y la variedad de las piezas arqueológias del Museo Histórico y Arqueológico Municipal te sorprenderá.
Horario de visita al parque arqueológico de Torreparedones