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    PERSONAJES

    Baena, pieza clave en el sistema fronterizo andaluz, vive ahora sus días de mayor esplendor.

Personajes

 

Baena ha sido a lo largo de su dilatada historia cuna de insignes líricos, prosistas e investigadores literarios, a los que, en su mayoría, no se pudo dar fiabilidad documental de su natalicio por la desaparición de la mayor parte de los archivos eclesiásticos. Así, de YAIX BEN SAID o de CASIM BEN ASBAG (859-950), nos tenemos que conformar con ligeras referencias de algún historiador local.

Pero, sin duda, el más destacado de los poetas medievales baenenses fue JUAN ALFONSO DE BAENA (Baena, ¿1375?-Córdoba, ¿1435?), genial recopilador y crítico literario de toda la poesía castellana hecha en la corte de los reyes castellanos Pedro I, Enrique II, Juan I, Enrique III y Juan II, en el códice o cancionero que lleva su nombre: Cancionero de Baena.

Se trata de la obra más popular del siglo XV castellano, junto al Cancionero de Stúñiga y de capital importancia para el conocimiento histórico y literario del siglo XV castellano. Frente al de Stúñiga, donde seis poetas escriben en gallego, latín y castellano, el Cancionero de Baena recoge composiciones de cincuenta y cinco autores, escritas en castellano y según las modalidades alegórico-dantesca y, especialmente, la galaico-provenzal, más frecuente en veladas palaciegas y ausente en los restantes cancioneros.

(Existe una edición moderna a cargo de Brian Dutton y Joaquín González Cuenca, Madrid, 1993. Asimismo, toda la información necesaria sobre ediciones antiguas del Cancionero de Baena y demás cancioneros medievales, se puede solicitar al Centro de Documentación de cancioneros de Baena).

En orden cronológico, sería el segundo gran autor baenense, JUAN DE SESSA, más conocido por JUAN LATINO (¿Baena, 1518? - Granada, ¿1594?), el esclavo negro de los duques, ejemplo viviente de lo que pueden conseguir la voluntad y el esfuerzo humanos y de cuya vida, muy poco se puede aventurar, excepto que se crió y educó al amparo de D. Gonzalo Fernández de Córdoba, tercer duque de Sessa, en Baena. El sobrenombre de latino le viene de su extraordinario dominio del latín, que le llevó a ocupar una cátedra de dicha lengua en la incipiente universidad de Granada. La rareza y esclavitud de este gran intelectual, amante de la música y de las artes, lo convirtió en una de las personalidades más conocidas en su tiempo, hasta el punto de frecuentar su trato las personalidades más destacadas de la época y citado por Cervantes (poema de cavo roto de "Don Quijote de la Mancha") o por Lope de Vega ("Dama boba").

Sus obras más importantes fueron: Epigramas (1573), De translatione corporum regalium (1576) y Ad Excellentissimum et Invictissimum D. D. Gonzalum Ferdinandez a Corduba... (1585); pero, sin lugar a dudas, su obra de mayor valor literario e histórico fue La Austriadis carmen, tercera parte del primer volumen citado, dedicada enteramente a la batalla de Lepanto y a su artífice principal. Fue publicada en Granada y está compuesta por 1834 hexámetros latinos, divididos en dos partes.

(Existe una edición moderna a cargo de A. Sánchez Marín, Granada, 1981. Lo poco que se sabe de su vida está recogido en un ensayo biográfico y crítico de Antonio Marín Ocete, titulado "El negro Juan Latino", Granada, 1924).

Gran erudición y fina sensibilidad poéticas se dieron en la tercera gran personalidad que nos ocupa, la del magnífico y malogrado poeta LUIS CARRILLO DE SOTOMAYOR (Baena, ¿1586?-Puerto de Santa María, 1610). En sus aproximados veinticinco años de vida, dejó escrita una escasa pero influyente obra literaria, compuesta por una preceptiva poética Libro de la erudición poética y un conjunto de poemas, algunos de ellos precursores del culteranismo gongorino. Está formado este conjunto por dos églogas, cincuenta sonetos, quince canciones, las décimas a Pedro Ragis, diez romances y la Fábula de Acis y Galatea, su obra maestra por la suavidad y emoción que la domina y precursora de Polifemo y Galatea de Góngora. Toda su poesía está hecha según los cánones del amor cortés, en un entorno natural fuertemente idealizado y bucólico.

(Del citado libro de preceptiva literaria existe una edición moderna a cargo de Angelina Costa, Sevilla, 1987. Igualmente a cargo de la misma autora, se publicó un estudio detallado de su obra y una edición crítica de su poesía, en Córdoba, 1984 y Madrid, 1984, respectivamente).

FRANCISCO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, más conocido por ABAD DE RUTE, nació en Baena en ¿1565? y murió en Rute en 1626. Fue el tercer hijo del corregidor de Toledo don Luis Fernández de Córdoba y de su prima hermana Dª Francisca de Córdoba. Vida oscura es la de este destacado humanista, partícipe de las contiendas literarias entre culteranos y conceptistas a favor de Góngora, apreciado amigo suyo. Es autor de la "Didascalia múltiplex" Didascalia múltiplex" (Lyon, 1615), "Parecer de Don Francisco de Cordova acerca de las Soledades a instancia de su Autor", "Antigüedad y Excelencias de Granada", "Inventario del Archivo de la Catedral de Córdoba" Inventario del Archivo de la Catedral de Córdoba" y la obra histórica que más fama le ha dado, "Historia y descripción de la Antigüedad y descendencia de la Casa de los Córdoba"Historia y descripción de la Antigüedad y descendencia de la Casa de los Córdoba".

Poco sabemos, igualmente, de MIGUEL COLODRERO Y VILLALOBOS, salvo que nació en Baena en 1608. Pero nada del lugar y fecha de su muerte. Desde muy joven comenzó a escribir poesía, cuyo primer volumen, titulado Rimas varias y dedicado al Duque de Sessa y Baena, D. Luis Fernández de Córdoba, fue muy celebrado por algunos de sus coetáneos como Lope de Vega. El segundo de sus libros fue El Alfeo y otros asuntos, publicado en Barcelona en 1639 y según la moda culterana imperante. Es el tercero de sus libros, Divinos Versos o Cármenes Sagrados, impreso en Zaragoza en 1656 y dedicado a D. Francisco Fernández de Córdoba, primogénito del Duque de Sessa. A él se atribuye otro título, Golosinas de los Ingenios, Zaragoza, 1642.

(De esta última obra existe una edición moderna en Valencia, 1960).

Mención especial merece el polígrafo JOSÉ AMADOR DE LOS RÍOS (Baena 1818-Sevilla 1878), autor de una gigantesca producción literaria, histórica, artística y arqueológica, que desarrolló en Madrid, donde recaló con su familia por motivos políticos. Forman lo más interesante de su producción la Historia Crítica de la Literatura Española (en 7 vols. Madrid, 1861-1867), que sólo abarca hasta el reinado de los Reyes Católicos, escrita por imperativos legales para su cátedra bajo la supervisión de Alberto Lista, la Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal (3 tomos, Madrid, 1875-1876) y sus Poesías, publicadas en Madrid en 1880, con prólogo de su amigo Juan Valera, que comprenden una amplia variedad de metros y temas íntimos, históricos y circunstancias.

Poesías publicadas en Madrid en 1880, con prólogo de su amigo Juan Valera, que comprenden una amplia variedad de metros y temas íntimos, históricos y circunstancias, ampliación de la obra Poesías que publicara en 1841 en Sevilla junto a Juan José Bueno.

Finalmente, el historiador y poeta FRANCISCO VALVERDE Y PERALES (Baena, 1848-Baena, 1917 ), autor de la Historia de la Villa de Baena (Toledo, 1903), monografía muy bien documentada, de Leyendas y Tradiciones de Toledo, Córdoba y Granada (Toledo 1900), Antiguas Ordenanzas de la Villa de Baena (Córdoba, 1907), de una obra teatral titulada Heridas de honra (Toledo, 1896) y de una colección de Poesías.

A todos ellos, el pueblo de Baena rinde tributo de admiración y agradecimiento a través de estas páginas.


Lo que sabemos de la biografía de Juan Alfonso de Baena está fundamentalmente basado en fuentes literarias, sobre todo en el Cancionero que él mismo recopila y en otros cancioneros. Solamente existen algunas aportaciones documentales, extraídas de archivos, que ha exhumado Manuel Nieto Cumplido,[1] de las que trataremos más adelante. Esta situación lleva a Brian Dutton y Joaquín González Cuenca (1993: xiii), autores de la última edición del Cancionero de Baena, a decir que su biografía no es sino “un tejido de hipótesis y suposiciones con no mucho fundamento”. Ciertamente, se está muy lejos de poder escribir una biografía, aunque fuera corta, de Juan Alfonso de Baena, con los datos que tenemos hasta el momento. Esta situación desvela un ámbito de investigación interesante y poco trabajado.

No se ha encontrado, hasta el momento, documento alguno que pruebe que Juan Alfonso de Baena naciera en el pueblo que lleva como  apellido. Sabemos, por sus propias palabras, que fue educado en la villa de Baena:    


                                   Yo leí dentro de Baena,

                                   do[2] aprendí hacer borrones

                                   y comer alcaparrones

                                   muchas veces sobre cena.[3]

En este poema da una larga lista de lecturas que revela una erudición envidiable por parte del poeta.[4] Diego de Estúñiga[5] apela directamente a Baena como lugar donde se formó Juan Alfonso:

                        

                                   Si vos hallasteis la vena

                                   del decir y razonar,

                                   yo tengo muy gran pesar

                                   si se halló en Baena;

                                   dígolo por non usar

                                   en vuestra tierra trobar,

                                   que más curan de sembrar

                                   mucha buena berenjena,

                                   el cual han por buen manjar.  (50, vv. 1-9)                  

            Se suele aludir a otro texto para tratar de fijar su lugar de nacimiento, pero éste también es impreciso:

 

                                   Señor, cerca de Marchena

                                   fue nacido en un lugar

                                   el que vos hará temblar  (51, vv. 1-3)            

            

Aquí tampoco se desvela el lugar exacto de su nacimiento. Sobre Marchena, Amador de los Ríos (1969: 144, n.1) dice que “en 1435 le ponía Juan Poeta entre los viejos trovadores de la corte (Canc. de Martínez de Burgos, Memorias de Alfonso VIII, Apénd. p. CXXXVIII). Del contexto de sus últimas poesías se deduce que vivía en Marchena muy entrado en años”. Sobre el lugar de nacimiento está  por la mayoría de los estudiosos aceptado que Juan Alfonso de Baena era del pueblo que lleva como apellido. Así Azáceta (1966: iv-v) dice que “sin duda alguna nace en Andalucía, con toda probabilidad en Baena, y en el sur de España reside en alguna etapa de su vida”. Era costumbre en aquellos tiempos, hasta que se fijaron los apellidos, el tomar los del pueblo en que se nacía. Esto queda reforzado por la condición de judío converso del autor de Baena, pues como indica Amador de los Ríos (1969: 138) “al recibir las aguas de la regeneración, trocaban los nombres de la ley mosáica”. De lo que no hay duda es de que la palabra “Baena” aparece en el Cancionero de Baena bastantes veces.[6] Ya el Anteprólogo termina: “Johanes Baenensis homo/vocatur in sua domo” (El hombre Juan de Baena/así es llamado en su casa), del mismo modo que en la Tabla de autores, que integra su trabajo de recopilación, él mismo se incluye como “Juan Alfonso de Baena/lo compuso con gran pena”. Sobre los personajes y topónimos que aparecen en la obra de Juan Alfonso estamos de acuerdo con Francisco Cantera Burgos (1967:75): “todavía restan, a nuestro juicio, un buen cúmulo de casos que requieren nuevos esfuerzos”.

Por la cantidad de referencias que existen en la contienda literaria del propio Cancionero parece que Juan Alfonso de Baena fue judío converso, es decir, uno de los muchos judíos que, para no sufrir persecución o expulsión de España, renunciaban a su fe convirtiéndose al cristianismo.[7] El mismo autor, en el Prólogo, afirma: “El cual dicho libro, con la gracia y ayuda y bendición y esfuerzo del muy soberano bien, que es Dios Nuestro Señor, hizo y ordenó y compuso y recopiló el indino[8] Juan Alfonso de Baena”. Hay otras alusiones a su condición de judío, como las referidas a la berenjena como comida judía (50, vv.5-9; cuando Juan García le dice: “la patena y el azucena/os harán administrar” (23 vv.27-28); o Rodrigo de Harana: “a vos que andades sin obediencia/apóstata hecho con mucha blandura” (37, vv12-13). Sin embargo, no existe prueba documental que lo avale con total certeza.

Otro de los aspectos que conocemos es su condición de escribano. Así, el mismo Juan Alfonso, en el anteprólogo, se define como “escribano y servidor del muy alto y muy noble Rey de Castilla, don Juan, nuestro señor”. También lo vemos presentarse al rey como “yo, Juan Alfonso, un vuestro escribano” (6, v.5). Aunque otros, como Ferrán Manuel de Lando, critiquen su condición de escribano diciendo que siempre está “con escribanías y tinta bien prieta/sumando las rentas del año pasante” (374, vv.7-8, ed. Dutton y González), tratando de reducir su trabajo al de un mero escribiente, lo cierto es que Juan Alfonso era, como indica Amador de los Ríos (1969: 140, n. 1), “uno de los escribanos o secretarios especiales”, es decir, “fue secretario del rey” Juan II, por quien fue muy favorecido y estimado en su corte. Según Amador de los Ríos (1969:140), quizás “bajo el patrocinio de Diego Fernández de Córdoba, señor de Baena y mariscal de Castilla, que se apreciaba también de atildado metrificador, eran presentados al rey don Enrique, cuya muerte lamentaba Juan Alfonso, tomando plaza de trovador entre los más renombrados de Castilla”. Se refiere a Juan Alfonso y a su hermano Frascisco, del que sólo incluye una composición (105, ed. Dutton y González) en el Cancionero. Incluiremos en esta antología la elegía a la muerte del rey Enrique III (1), por su valor literario, histórico (es la primera composición fechable del poeta, 25 de diciembre de 1406), y por ser el punto de arranque de una vida dedicada al servicio del rey con su oficio de escribano y secretario, y vida entregada a la poesía, con sus debates, fiestas y  justas poéticas[9] tan del gusto de la sociedad cortesana de la época.

Bastantes estudiosos están de acuerdo en reconocer su mordacidad, su facilidad para la versificación ágil y graciosa; del mismo modo, también reconocen, como señala Francisco Cantera Burgos (1967:83), “su extracción humilde”, que “fue adulón, rastrero, irrespetuoso, coplero soez y desvergonzado, a veces hasta el exceso, henchido de vanidad literaria”. Su lengua queda comparada por el mismo Juan Alfonso con una pica, una barrena (“Pues mi lengua es barrena/que cercena/cuanto halla“ (22, vv.1-3), una ballesta, una navaja   (con esta mi lengua/que taja y cercena” 4, v.45), y una guadaña: (“con mi lengua de guadaña” 2, v. 15). Una lengua que, como puede apreciarse en su trabajo de recopilación, está afectada por el seseo, así podemos ver cómo riman “cabeza” con “riquesa”,  “plaser” con “nacer”, etc.[10] Sin embargo, hay que tener en cuenta que la copia  del Cancionero de Baena que conocemos,  como explicaremos más adelante, no salió de la mano de Juan Alfonso de Baena y, por tanto, el seseo tal vez pueda atribuirse al copista, al amanuense que escribe y que quizás lo hace al dictado.

Los documentos que ha aportado Manuel Nieto Cumplido (1979: 178), como él mismo reconoce, desvelan “interesantes - aun cuando escasas noticias”. Se trata de una carta de pago para Pedro Ortiz, recaudador de las alcabalas[11] del pan y del aceite de Sevilla, por el rey Juan II en Ávila el 31 de agosto de 1420, donde “certifica que Juan Alfonso de Baena, escribano del rey, actuó como tal en la mesa de las alcabalas del año 1408, percibiendo por su gestión 2.000 mrs. a cuenta de los 8.000 que debió cobrar en total”.[12] Aparece, por tanto, Juan Alfonso en un menester de “escrivanías” que nada tiene que ver con la poesía. Por lo que se desprende de alguna de sus composiciones poéticas, puede parecer que en su vida pasó ciertos apuros económicos; sin embargo, no puede afirmarse con rotundidad que así lo fuera, a pesar de peticiones como la siguiente:

                                                           

                                   Mi señor Martín González,

                                   otrosí [13] Sancho Romero,

                                   acorred [14] a tantos males

                                   el que pudiere primero

                                   con la pluma o tintero,

                                   por que el Rey tan sólo una

                                   mula parda o zorruna

                                    me libre por su tesorero. (8, vv. 25-32)

Otro documento fechado en Córdoba el 13 de noviembre de 1416 desvela que Juan Alfonso “es hijo de Pero López y que se halla avecindado en la collación[15] de San Salvador de Córdoba”.[16] El poeta aparece citado en el documento como persona nombrada para recibir los bienes que correspondieron por herencia a un tal Bartolomé, hijo de Juan Martínez. He aquí otra vez al poeta desempeñando una función de trámite burocrático relacionado con las “escrivanías”, si bien éste parece pertenecer al ámbito de su vida personal. Un tercer documento fechado el 17 de diciembre de 1417 viene a confirmar que se encuentra en Córdoba, pues se trata de un documento autógrafo.[17] En él “Juan Alfonso de Baena, escribano del rey, otorga recibir prestados del prior del monasterio de San Jerónimo de Valparaiso, de Córdoba, tres libros de Raimundo Lulio”..., “el uno de Loores de Santa María, e el otro De Prima Entención, e el otro de Oraciones”.[18] El motivo que tiene para retirar estos libros lo declara en este mismo documento de préstamo: “para los trasladar”, es decir, para copiarlos como “escrivano del nuestro señor el rey”. A estos tres documentos aportados, Nieto Cumplido (1982: 39) añade otros cinco más que están “relacionados directamente con la persona de Juan Alfonso de Baena, localizados en el Archivo Municipal de Sevilla y en el de la Catedral de Córdoba”. En el primero de ellos, fechado en Sevilla a 31 de agosto de 1408, se le pagaban 600 maravedís por unas casas que Juan Alfonso tenía arrendadas para que almacenara algunos pertrechos de guerra el infante don Fernando de Antequera. En este año de 1408 queda claro que el poeta vivía en Sevilla, pues además de que en este documento se dice “Mandamiento de Sevilla al mayordomo para que diese a Juan Alfonso de Baena, vecino de esta ciudad”,[19] hemos de recordar el primer documento de los tres anteriores, donde se recoge un cobro de alcabalas en Sevilla este mismo año. El segundo documento está fechado en Córdoba a 12 de agosto de 1422 y es “una escritura por la que el cabildo de la Catedral arrienda a Rodrigo de Baena, carnicero, un olivarejo en el pago del Caño de la Reina, así como otro pedazo de olivar, viña e higueral en el pago del Caño de la Vieja, en linde con olivar de Pedro Fernández de Cárcamo, con los olivares de Juan Alfonso de Baena”.[20] Finalmente, otros tres documentos exhumados por Nieto Cumplido y relacionados con la herencia de sus suegros aportan estas noticias:

           “a) Que la esposa de Juan Alfonso de Baena fue Elvira Fernández de Cárdenas, hija de Lope Ruiz de Cárdenas y de María López de Luna.

            b) Que Juan Alfonso de Baena había fallecido antes del año 1435. Dato fundamental para establecer la fecha de composición del manuscrito.

            d) Que el cuñado de Juan Alfonso de Baena es jurado de la collación de Santa María Magdalena”.[21]

También aporta Nieto Cumplido alguna documentación sobre la descendencia de Juan Alfonso de Baena: “del matrimonio con Elvira Fernández Cárdenas nacieron, al menos, dos hijos, Juan Alfonso de Baena, al que podemos seguir desde el año 1468 hasta 1478, y Diego de Carmona, trapero, vecinos respectivamente de Córdoba y de la villa de Lora (Sevilla)”.[22] Se relaciona a Antón de Montoro, el Ropero de Córdoba, poeta y converso famoso, cuyo padre fue Alonso de Baena, como sobrino de Juan Alfonso de Baena.[23] En las Ordenanzas de la Villa de Baena que editara Valverde y Perales (1907) hemos encontrado la pervivencia del apellido Baena desde 1472 hasta finales del siglo XVI. Aparece un Alfonso de Baena, desde 1489 hasta 1502, como escribano del Cabildo; así como Rodrigo de Baena en 1504, como contador del Conde, entre otros muchos. Un hallazgo curioso, de nuestra propia cosecha, ha sido la aparición de un artista llamado “Alfonso de Bayena” en 1494, a quien Sanpere y Miquel (1906: 66-83) consideran autor del famoso cuadro del Martirio de San Cucufate, cuya autoría aparece rebatida en un artículo de J. Arnaud y F. P. Verrié (1941: 31-51), quienes afirman que el pintor fue el alemán  Aine Bru. Sea como fuere, la existencia de un Alfonso de Bayena (Baena), artista,  en Cataluña está constatada en un documento trascrito por Puiggari (1880: 295).

Las valiosas aportaciones de Manuel Nieto Cumplido arrojan luz sobre la biografía de un poeta cuya importancia seguirá radicando, fundamentalmente, en su labor como compilador de las creaciones de varios poetas españoles de los siglos XIV y XV. Sin su trabajo todo estaría perdido. Es mucho todavía lo que se puede aportar, indagando en fuentes literarias y en archivos, para conseguir una biografía mínimamente consistente de Juan Alfonso de Baena.  


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[1] Manuel Nieto Cumplido, “Aportación histórica al Cancionero de Baena”, Historia, Instituciones, Documentos, 6 (1979), pp. 197-218, y “Juan Alfonso de Baena y su Cancionero: Nueva aportación histórica”, Boletín de la Real Academia de Córdoba, 52 (1982), pp. 35-57.  

[2] Donde.

[3] Cancionero de Gallardo o de San Román, fol. 34. En la edición de Dutton y González (1993: 743) está en el Suplemento  + 586, vv. 163-166.

[4] Sobre lo que dice haber leído Juan Alfonso (vv. 99-290), puede consultarse Jeremy N. H. Lawrence, “Juan Alfonso de Baena's versified reading list: a note on the aspirations and the reality of fifteenth-century Spanish culture”, Journal of Hispanic Philology, 5 (1981), pp. 101-122. En el poema 377 v. 82 (ed. Dutton y González) Fray Diego de Valencia, árbitro en una disputa entre Juan Alfonso y Ferrán Manuel de Lando, califica a Juan Alfonso de sabio cuando dice: “cómo el sabio de Baena insertó desuso.” Significativos son también sobre este asunto los versos que le dedica Rodrigo de Arana a Juan Alfonso: “Ya los tus ojos están bermejudos/gastando candelas en estudiar” (41, vv. 1-2).

[5] Hijo del Mariscal Íñigo Ortiz de Estúñiga.

[6] Según el glosario de la edición Dutton y González, op. ct. en  “203, v. 28; 358, v.29; 377, v.82; 382, v.1; 386, v.2, 453, v.52; 458, v.4; 462, v.4; 462, v.6; +586, v.163; +603, v.5”.

[7] Sobre lo acaecido en España en el Siglo XV con los judíos y conversos es interesante leer el ingente trabajo de Benzion Netanyahu, Los orígenes de la Inquisición.  Barcelona: Crítica, 1999.

[8] Hay quienes entienden que debía poner indigno, siguiendo el tópico de la modestia, y otros que ha de entenderse judino, atendiendo a su condición de judío converso. Sobre este aspecto véase el artículo citado de Francisco Cantera Burgos. Además: Joseph M. Solá-Solé y S. E. Rose, “Judíos y conversos en la poesía cortesana del siglo XV: el estilo polígloto de Fray Diego de Valencia”, Hispanic Review, 44 (1976-77), pp. 371-385; Charles, F. Fraker, “Judaism in the Cancionero de Baena, Studies in the “Cancionero de Baena”, University of North Carolina Studies in the Romance Language and Literatures, nos. 61-62, pp. 9-62; Francisco Márquez Villanueva, “Jewish “Fools” of the Spanish Fifteenth Century”, Hispanic Review, 50 (1982), pp. 385-409; Stanley E. Rose, “Antisemitism in the Cancioneros of the 15th Century: The Acussation of Sexual Indiscretion”, Hispanofila, May (1983), pp. 1-10; José Amador de los Ríos, Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal. Madrid: Turner, 1984.

[9] Eran debates, contiendas entre poetas en las que el arma de cada cual era su ingenio poético. En estas justas había un juez que dictaminaba quién había sido el ganador, llegando a ser dicho juez incluso el rey, como puede verse en la composición 6. De entre todas las que mantuvo Juan Alfonso hemos incluido algunas: con Villasandino (10, 11,12,13,14, 15), con Gonzalo de Cuadros (16,17,18, 19, 20), con Juan García de Vinuesa (21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28), con Rodrigo de Harana y otros (desde la 29 hasta la 49), y con Diego de Estúñiga (50-51).  

[10] Sobre la confusión entre las alveolares y palatales fricativas sordas y sonoras en esta época, puede verse Dámaso Alonso, “Temas y problemas de la fragmentación peninsular” en el suplemento del vol. I de Enciclopedia lingüística hispánica. Madrid: CSIC, 1962 p. 85 y ss.

[11] Las “alcabalas” eran un impuesto establecido en Castilla, en esa época, que gravaba las ventas de cualquier clase de bienes.

[12] Manuel Nieto Cumplido 1979, p. 198. Éste en la misma página, en la nota núm. 10 reconoce que ha tomado el texto de María Asunción Vilaplana, “Un ajuste de cuentas del alcabalero mayor de Sevilla Pedro Ortiz (1420)”, Historia, Instituciones, Documentos, Sevilla, núm. I (1974), pp. 417-501.  

[13] Además, también.

[14] Acudid, socorredme.

[15] Circunscripción parroquial.

[16] Manuel Nieto Cumplido (1979:198). La fuente documental es el Archivo Histórico Provincial de Córdoba, G-2480, núm. 37.  

[17] Es uno de los dos documentos facsímilares que reproducimos en esta edición.

[18] Archivo Histórico Nacional, Secc. Clero, libro núm. 2983.  

[19] Manuel Nieto Cumplido (1982: 43). La fuente que cita es Archivo Municipal de Sevilla, Papeles de Mayordomazgo. COLLANTES DE TERÁN, F., Inventario de los Papeles de Mayordomazgo, caj. R. núm. 416. Perg.

[20] Manuel Nieto Cumplido (1982: 39). La fuente que cita es el Archivo de la Catedral de Córdoba, caj. R, núm. 416. Perg.

[21] Manuel Nieto Cumplido (1982: 40). La fuente de estos documentos es Manuel Nieto Cumplido, L. E. Sánchez García, Inventario de la Sección de Obras Pías del Archivo Catedral de Córdoba, leg. 905, p. 156.

[22] Manuel Nieto Cumplido (1982:.42). La fuente documental para la información sobre la descendencia del poeta es el Archivo de Protocolos de Córdoba, Oficio 14. En el Apéndice de su artículo incluye Nieto Cumplido estos documentos. Nuevas aportaciones sobre la posible descendencia de Juan Alfonso de Baena fueron expuestas en el I Congreso Internacional sobre el Cancionero de Baena (Baena, 16 al 20 de febrero de 1999), que serán publicadas en las actas del mencionado congreso.

[23] Así lo recogen Brian Dutton y Joaquín González (1993) en la Introducción de su edición del Cancionero de Baena. En la nota 8 de la p. XVIII remiten para información sobre este tema a Rafael Ramírez de Arellano, “Antón de Montoro y su testamento”, RABM, 4 (1900), pp. 484-89.  

(¿Baena? 1518 – Granada ¿1596?)

Juan Naveros Sánchez
María Eugenia Santos Flores
 

[Canal Sur: Tesis ]
  Antes de iniciar el estudio de este ilustre baenense, ejemplo viviente de lo que pueden conseguir la voluntad y el esfuerzo humanos, hemos de desbrozar el camino que haga posible extractar su biografía.

 Francisco Valverde y Perales confundió en una sola persona a los coetáneos Juan Rufo Gutiérrez y a Juan Latino[1]. Posiblemente la confusión tuviera su base en el hecho de que ambos escribieron dos poemas épicos con el título de “Austriada”[2].

  Juan Rufo Gutiérrez (Córdoba )1547? - Córdoba 1597)[3] escribió la Austriada más famosa, en castellano y en veinticuatro cantos, de desigual número de octavas reales[4]. Narra los preparativos y la guerra de Granada hasta el canto XVIII, y la batalla de Lepanto del XIX al XXIV. Asimismo, es autor de Las seiscientas apotegmas y otras obras en verso[5].

  Juan Latino ()Baena?, 1518 - Granada, )1596?), compuso la Austriadis carmen, con 1834 hexámetros latinos[6]. Todo el poema está centrado en la batalla de Lepanto y según la forma y estilo que más adelante comentaremos.

 La confusión aludida y, como hemos dicho, provocada tal vez por la coincidencia temática, produce hoy cierto rubor, por tratarse de dos autores radicalmente diferentes, (aventurero, mujeriego, ludópata, pendenciero y de raza blanca, Rufo; esclavo, estudioso, virtuoso, pacífico y de raza negra, Latino).

 Indudablemente, a quien se refería Valverde y Perales como autor baenense, era al segundo, al negro Juan de Sessa, más tarde llamado e inmortalizado por la ciudad de Granada como Juan Latino[7]. En él nos vamos a centrar y tratar de dibujar con trazos más firmes, su difusa semblanza histórica, tan desconocida y mezclada de conjeturas y leyendas[8].


I.- BIOGRAFÍA:

   A pesar de tratarse de un autor reconocido y famoso en su tiempo[9], hasta el punto de que las autoridades granadinas y grandes personalidades que por allí pasaban, se preciaban de su amistad y de merecer sus consejos, se desconoce de su vida más que se sabe. Y este poco que se sabe, suscita grandes interrogantes y no pocas incredulidades que, pacientemente y en las líneas que siguen, vamos a tratar de plantear y resolver si fuera posible.

 Nuevamente hemos de partir de la imposibilidad de demostrar documentalmente nada, cuando se trata de un autor baenense, por la desaparición de los archivos eclesiásticos. Y ante esta situación, las conjeturas y elucubraciones, más o menos fundamentadas, se disparan.

 Juan Latino era esclavo, porque nació de esclavos etíopes al servicio del segundo Duque de Sessa, y, posiblemente,  en Baena.

 Son muchos los autores, críticos y estudiosos que, dejándose llevar de la imprecisa afirmación de Juan Latino sobre su origen etíope, término que, en su acepción griega, conocida por él, significa rostro quemado, afirman que nació en África[10]:

  Haec, Ioannes Latinus Aethiops Christicola, ex Aethiopia usque infans aduectus, excellentissimi, et inuictissimi Gonsalui Ferdinandi a Corduba ducis Suessae Gonsalui Magni Hispaniarum ducis nepotis seruus, ab ipso infantiae lacte simul nutritus, cum ipso a rudibus animis liberalibus artibus instructus, et doctus, et tandem libertate donatus, Garnatae ab illustrissimo, pariter et Reuerendissimo Petro Guerrero Granatensi Archiepiscopo extra omnem aleam doctissimo, Sanctae Ecclesiae Garnatae Cathedram Grammaticae et Latini sermonis accepit moderandam, quam per uiginti annos foeliciter moderatus est, sub Catholico Philippo Hispaniarum Rege translationi regalium corporum scripsit Epitaphia, ad honorem et gloriam omnipotentis Dei, et Sanctissimae uirginis Mariae matris eius. Garnatae anno aetatis sui quinquagessimo octauo.

   (Juan Latino, cristiano etíope, traído desde Etiopía cuando era niño, esclavo del Excelentísimo e Invencible Gonzalo Fernández de Córdoba, duque de Sessa, nieto de Gonzalo el Gran Capitán de las Españas, alimentado por éste, educado e instruido a su lado en las artes liberales y, finalmente, obsequiado con la libertad, recibió en Granada para regirla, del Ilustrísimo y Reverendísimo Pedro Guerrero, Arzobispo de Granada, muy sabio sin duda alguna, la Cátedra de Gramática y de Lengua Latina de la Santa Iglesia de Granada, que rigió felizmente durante veinte años: en el reino del Católico Rey de las Españas escribió estos epitafios con motivo del traslado de los cuerpos reales, para honor y gloria de Dios omnipotente y de su madre la Santísima Virgen María. En Granada, en el año cincuenta y ocho de su vida)[11].

   El término etíope en el siglo XVI no se refería a la actual región de Abisinia, pues no se conocía como tal, sino, genéricamente, al continente africano. Por tanto, quiere decir que nació en África, de padres traídos como esclavos a Sevilla u otro puerto, donde sería posteriormente vendido a algún convento que, tras una breve instrucción, lo revendería al Duque de Sessa, según costumbre al uso en la época.

 No somos muy proclives a esta teoría, a pesar de estar justificada en el mismo Juan Latino, como hemos visto, y por varias razones que vamos a explicar:

 1. El autor más acreditado, Bermúdez Pedraza, compañero de tertulias de Juan Latino, se basaba en el testimonio impreso de éste, especialmente aireado y difundido, para contrarrestar, y posiblemente quedar al margen, del de su enemigo literario y personal más acérrimo, León Roque de Santiago, quien mantenía que Juan Latino nació en Baena de una esclava negra y del Duque de Sessa, Luis Fernández de Córdoba, padre de su amigo y protector Gonzalo Fernández de Córdoba, tercero del mismo título[12]. Esta afirmación, muy extendida por Granada, pretendía desprestigiar al duque y a su familia y, muy probablemente, provocaría alguna reacción airada.

  2. Hay dos testimonios, de relevancia desigual, que afirman el nacimiento en Baena de Juan Latino: el del dramaturgo sevillano Diego Ximénez de Enciso (Sevilla, 1585 - 1633) y el de Francisco Fernández de Córdoba, “Abad  de Rute” (Baena, )1565? - Rute, 1626).

 El primero, sin mencionar nunca la fuente, pone en boca de Juan Latino, a través de su comedia homónima, el siguiente soneto:

         

          Hijo de esclavo soy, nací en Baena,

          Donde las letras aprendí primero;

          Crecí siguiendo el centro verdadero

          Premio que a la virtud el cielo ordena.

          No me ha estorbado mi amorosa pena,

         Que sea de Granada Racionero,

         Orfeo, Marte, Cicerón, Homero,

         En voz, en armas, en Latín, en vena.

         Catedrático fui, Griego excelente,

        Y en fin varón insigne, pues que llego

        A ser deste lugar Colector digno.

        Y como le llamó por eminente

         La antigua Roma a su adriano, el Griego,

         La noble España, me llamó el Latino [13].

     A pesar de la contundencia de la afirmación, ha sido puesta en duda por algunos críticos, por atrevida, imaginativa e indocumentada. Sin embargo, el resto de los pasajes de esta comedia, referidos a su relación con la joven Ana Carleval, su futura esposa, se les reconoce bien informados y bellamente recreados.

 Mucho más valiosa es la escueta noticia que da el Abad de Rute en su rigurosa y bien informada genealogía de la Casa de los Córdoba[14] del cuarto Duque de Sessa y primo segundo de D. Antonio Fernández de Córdoba 14. En ella, el hijo natural de un primo hermano del cuarto Duque de Sessa y primo segundo de D. Antonio Fernández de Córdoba, quinto Duque de Sessa, hablando de la educación del tercer duque, Gonzalo, dice que tuvo por compañero en los estudios a Juan Latino, nacido en su casa de Vaena, aunque de padres guineos y no libres.

 3. La tercera de las razones se basa en el alto grado de improbabilidad de que un niño de tan corta edad [15], pudiera resistir las inhumanas condiciones de hacinamiento y desnutrición, durante tantas jornadas de lenta y penosa navegación, que provocaban una selección natural del “ébano negro”, como le llamaban los portugueses, sus principales  traficantes. Asimismo, la adaptación tan completa a un medio tan distinto, la perfecta formación de su carácter y de su inteligencia, hasta hacer de él no sólo un hombre culto, sino sabio, un perfecto conocedor de las lenguas y literaturas clásicas, en maestro eminente y, sobre todo, un poeta latino extraordinariamente fecundo, (...) no hubiera sido posible en una naturaleza criada en estado salvaje. (...) Sólo viviendo casi desde su nacimiento en un ambiente tal, se explica y aún es de admirar, un resultado tan sorprendente [16].

 Si a todo lo dicho, añadimos que era intérprete del monocordio y un hábil tañedor de vihuela, órgano, laúd y arpa, con partituras; amén de cantante de suave voz [17], tendremos que concluir que debió venir, lactante, de África, hecho bastante improbable, o nacer en Baena, en 1518 [18], y vivir bajo la atenta tutela de una persona poderosa, que le proporcionó la infrecuente y sospechosa oportunidad de una educación esmerada.   

 De todas formas, viniera lactante de África o naciera en Baena, lo que es innegable es que en Baena aprendió sus primeras letras y recibió unas exitosas lecciones de cómo debía comportarse, sobrevivir y medrar, un esclavo negro, en la superclasista, cerrada y rancia sociedad del siglo XVI. Le debió enseñar a no avergonzarse del color de su piel, pero también a no erigirse en abogado racial en ningún tipo de situaciones.

 La vida de Juan de Sessa transcurrió de forma paralela a la del pequeño duque y, de soslayo, fue asimilando las enseñanzas, básicamente gramaticales latinas y griegas, que impartían a su señor, primero en Baena y luego en Granada, adonde se trasladó la familia tras la muerte del segundo duque de Sessa, D. Luis Fernández de Córdoba, en 1530.

 En Granada, Juan de Sessa, junto al joven duque, asistió, tal vez a través de la rendija de la llave, a la cátedra del famoso gramático Pedro de Mota, y con tal aprovechamiento, que así lo reconoció el propio duque: rara avis in terra corbo simillima nigro.

 Mientras tanto, la universidad de Granada acababa de nacer en 1526, cinco meses después de la llegada del emperador a la ciudad y, tras la bula papal [19], empezó a graduar bachilleres el año de 1533.

 El 4 de Febrero de 1546, ante el Arzobispo, el oidor de la Real Chancillería, Conde de Tendilla, y otros muchos caballeros, recibió el ya conocido como Juan Latino, junto a treinta y ocho condiscípulos, el grado de Bachiller. Tenía entonces veintiocho años [20].

  A partir de este momento, la rareza y esclavitud de este intelectual cultivado, perspicaz y gracioso [21], lo convirtió en uno de los personajes más conocidos de la vida pública granadina, a quien gustaban frecuentar las personalidades más importantes.

 Una de las casas que frecuentaba para impartir sus doctas y variadas enseñanzas gramaticales y musicales, era la del administrador del duque, el Licenciado Carleval, cuya hija, famosa en toda la ciudad por su extraordinaria belleza y prometida por su padre a D. Fernando de Valor, futuro Abén Humeya [22], recibía clases.

 De la frecuencia de las visitas y el trato afable, se pasó pronto, con no pocas resistencias, finamente recreadas en la comedia aludida de Ximénez de Enciso, provenientes de prejuicios y rangos, a uno de los idilios más sorprendentes y novelescos de nuestra historia literaria [23].

 Sin duda, la prohibición familiar habría bastado para hacer imposible la relación y mucho más el casamiento, que, no obstante, tendría lugar entre 1547 ó 1548, de no haberse encontrado con algún hecho consumado.

   Llegados a este punto, las conjeturas idealizadas o noveladas, hacen furor, intentando explicar tan insólito acontecimiento. Marín Ocete[24] apunta ingenuamente a un posible embarazo prematrimonial, como causa o elemento que allanó todos los impedimentos, aunque provocara en el padre la enemistad y una enfermedad que lo llevó a la tumba. Ximénez de Enciso recrea algunos momentos de la apasionada relación, como la escena famosa del bolsillo del vestido, que ella mandó coser, para evitar las ardientes acometidas de amante tan singular.

 Aún así, sin el apoyo del Duque, quien además le concedió la libertad, y de su esposa María de Mendoza, madrina de Juana, su primera hija mulata, en el bautizo del 30 de Junio de 1549[25], hubiera sido impensable tan pintoresca unión.

  Ha sido ponderada, no obstante, por algún sector de la crítica esta relación, pues aun con los apoyos señalados, no es muy frecuente en otras sociedades antiguas o modernas, la unión de un esclavo guineo con una bella señorita de la alta sociedad[26].

 El 4 de Abril de 1552, nació su segundo hijo, Bernardino; el 22 de Julio de 1556, Ana; y finalmente, el 5 de Marzo de 1559, Juan. Una magnífica prole mulata que colmó de felicidad un domicilio familiar que estaba situado en la calle de Santa Ana, entre la iglesia del mismo nombre y la placeta del puente de Cabrera, dando al río Darro[27].

 La viabilidad económica de la familia fue posible al heredar su esposa, Ana Carleval, parte de los bienes paternos y por la consecución de la Cátedra de Gramática de la reciente Universidad de Granada.

 En 1556, la cátedra de gramática había quedado vacante por la muerte del eminente Pedro Mota, y por influencia del arzobispo Pedro Guerrero[28], gran amigo y defensor de Juan Latino, le fue concedida el 8 de Agosto de 1556, a pesar de una fuerte oposición[29] y furibundos ataques racistas. Ese mismo año, el 31 de Noviembre, se le otorgó la Licenciatura, por lo que asistió desde entonces y de pleno derecho a los claustros universitarios.

 Fueron tan importantes sus clases de Gramática, que impartía a una variopinta mezcla de alumnos moriscos, acólitos, familiares de dignidades eclesiásticas, letrados..., que el arzobispo dice que sin los gramáticos parecía una casa particular y con el concurso grande paresce Universidad, por estar en ella el maestro Juan Latino [30].

A él se debió la lección inaugural, hoy desaparecida, del curso universitario de 1565, con asistencia de los principales señores de la ciudad y el Cabildo Catedral, puesto que todos se  olgarían de irle a oyr [31], con gran demostración de respeto y admiración, hablar sobre la vida y obra de los poetas más celebrados de la antigüedad.

 Andaba muy agitada la vida en Granada por la inestable situación de los moriscos, que habían sido soliviantados, aún más, por la política coercitiva del presidente de la Real Chancillería, D. Pedro de Deza, incondicional amigo de Juan Latino.

 Los incidentes del Albaicín del 25 de Diciembre de 1568 acabaron por convencer a Felipe II de la conveniencia de acabar definitivamente con el problema de los moriscos, mandando a D. Juan de Austria a Granada con su disciplinada tropa de mercenarios, el 13 de Abril de 1569[32].

 Durante la estancia de D. Juan en Granada, sugirió Deza a Juan Latino la idea de escribir un gran poema que cantara las hazañas del primero en versos latinos. Para recabar información de primera mano, aprovecharía la ocasión de alguna de las muchas visitas que le hacía Juan Latino, junto a otro ilustre negro dominico, Fray Cristóbal de Meneses [33].

 Entre la milicia venía un buen número de militares-poetas, prototipos renacentistas, con los que tuvo la oportunidad de trabar amistad, contrastar ideas literarias y hacer lecturas de poemas. Famosa fue la tertulia de la casa de D. Alonso de Granada y Venegas, adonde Latino acudía junto a Luis Barahona de Soto, Gregorio Silvestre, Diego Hurtado de Mendoza, Hernando de Acuña, Pedro Padilla, etc. Son conocidas algunas anécdotas relacionadas con el color de su piel, como la protagonizada por el poeta portugués y organista de la catedral, Gregorio Silvestre, quien, ante la queja de Latino de ignorarlo en la conversación, le contestó: Perdone, señor maestro, que entendí que era sombra de uno de estos señores [34]. En Granada estaban también, y tal vez los llegaría a conocer, Boscán, Garcilaso  y Juan Rufo Gutiérrez.

 El año de 1576, año de la publicación del libro de poemas De translatione..., tras dos redacciones y aplazamientos, muere el arzobispo Pedro Guerrero.

 El de 1578, fue el de mayor número de acontecimientos tristes. Moría D. Juan de Austria, el príncipe D. Fernando, a cuyo nacimiento había cantado en su primer libro de poemas, y finalmente, el 3 de Diciembre, su protector más incondicional y valioso, D. Gonzalo Fernández de Córdoba, que era enterrado en Granada, por expreso deseo del rey Felipe II.

  Juan Latino le dedicó una sentida y profunda elegía a su protector, incluida en ediciones posteriores de De Translatione..., en la que recordaba lo mucho que le debía por haber sabido superar prejuicios, tratarlo como a un hermano y permitirle, en definitiva, ser un hombre libre y culto. Tanto pueden las letras -le comentaba Juan Latino al nuevo arzobispo, D. Juan Méndez de Salvatierra, también de humilde cuna-, que al faltarnos éstas, ni vos salieredes del campo tras de un arado, ni yo de una caballeriza almohazando caballos [35].

 La hasta entonces inquebrantable salud de Juan Latino empezó a dar síntomas de resquebrajamiento con la grave enfermedad sufrida durante 1586 y por la que dejó de asistir a los claustros universitarios de casi todo el año. Hay constancia de su asistencia, nuevamente, el 12 de Marzo  de 1587, aunque ya muy mermado de visión hasta la ceguera total, que no le impidió proseguir su labor docente, mediante la ayuda o suplencia de su alumno predilecto, Melchor Navarro.

 Ya ciego debió conocer a San Juan de la Cruz, quien por estas fechas andaba por Granada ocupado en la fundación del convento e iglesia de los Mártires [36].

 La fecha, documentación y demás circunstancias de la muerte de una personalidad tan reconocida e importante en su tiempo, en buena lógica, no deberían estar rodeadas del misterio y controversia que la circundan hoy.

En el epitafio de su tumba [37], probablemente escrito por él mismo, se grabó el año 1573 como el de su muerte. Dado que es imposible que muriera este año, puesto que hay constancia documental de actuaciones posteriores, cabe pensar que se tratara de la fecha en que mandó esculpir el epitafio, con motivo de la muerte de su esposa [38]. No obstante, esta fecha ha sido aceptada como correcta por varios autores como Pellicer 38  Cotarelo[39] y Cejador[40].

 Nos resulta imposible fijar con exactitud la fecha de su muerte, pues no aparece su partida de defunción en los libros de enterramientos de la parroquia de Santa Ana, cuyo primer libro empieza en Mayo de 1596 y termina en 1603. Tampoco aparece en el correspondiente libro de la cercana entonces, y desaparecida hoy, parroquia de San Gil, que comprende el período de 1583 a 1597. En el claustro universitario del 20 de Noviembre de 1599, su yerno, el maestro Fuentes, alude a la muerte de su suegro Juan Latino.

 Teniendo en cuenta esta última fecha y la del último claustro al que acudió, 1594, se puede concluir que Juan Latino murió entre 1594 y 1596, siendo enterrado en la cripta del altar mayor de la citada iglesia.

Esta cripta, incomprensiblemente, se encuentra tapiada en la actualidad. Sus diligentes artífices se tomaron la molestia de hacer una nueva lápida y colocarla en el exterior con la inscripción siguiente:         

 

D. O. M.

IOHANNES Latinus - Niger

Anno DNI. MDXCVII

 Franciscus Bermúdez de Pedraza

Rerum gestarum conscriptor

Anno DNI. MDCLV

 Joseph Risueño / Sculptor

Egregius. Anno DNI. MDCCXXXII

PAX VOBIS

  Hemos de añadir finalmente y como colofón a tantas pérdidas documentales, que tampoco se conserva ningún retrato suyo, a pesar de que debió existir, tal vez encargado por Don Juan de Austria, y que varios autores recuerdan haber visto[41].

   
II.- OBRA:
 

La escasa producción poética conservada de Juan Latino se resume en tres volúmenes:

1.      Epigramas[42] (“Ad catholicum pariter... Philippum”, “Deque Sanctissimi Pii Quinti...” y “Austrias Carmen..”.), (1573);

2.      De translatione corporum regalium (1576);

3.      Ad Excellentissimum et Invictissimum D. D. Gonzalum Ferdinandez a Corduba..., (1585).

 Por el testimonio de sus contemporáneos sabemos que escribió obras en verso y prosa castellanos. De todos ellos, sólo se conserva un epigrama latino dedicado “a la ciudad de Granada en alabanza de Sevilla” traducido por el propio autor y que no lleva fecha[43].

  El primero de ellos es sin duda el más importante. Está tasado el 14 de Abril de 1573 y lleva la siguiente inscripción en la portada:

 “AD CATHOLICUM, PARITER ET INVICTISSIMUM PHILIPPUM DEI GRATIA HISPAniarum regem, de foelicissima serenissima Ferdinandi Principis natiuitate, epi grammatum liber.

 DEQUE SANTISSIMI PII Quinti Romanae Eclesiae Pintificis sumi, rebus et afectibus erga Philippum Regem Christianissimum, Liber unus.

 AUSTRIAS CARMEN, DE EXCELLENTISSIMI DOMINI D. IOANNIS ab Austria, Caroli Quintii filii, ac Philippi invictisimi fratis, re bene gesta, in victoria mirabili eiusdem Philippi adversus perfidos Turcas porta. Ad illustris simun pariter et Reverendissimum D. D. Petrum a Deza Praesidem, ac pro Philippo militiae praefecta. Per Magistrum Ioannem Latinum Garnatae  studiose adolescentiae moderatorem. Libri duo.

 CUM REGIAE MAIESTATIS PRIVILEGIO. GARNATAE. Ex officina Hugonis de Mena. Anno 1573" [44].

    Como se deduce de la portada, todas la composiciones se agrupan en tres apartados:

à        Las dedicadas al presunto heredero de la corona, Fernando, hijo de Felipe II y su segunda mujer, Doña María de Portugal, nacido el año de 1571. Con motivo de tan feliz acontecimiento, la ciudad de Granada se engalanó y lo festejó con la mayor pompa y boato. Su poeta más considerado, Juan Latino, colaboró con la decoración urbana, mediante sus epigramas en los que anuncia el acontecimiento, ofrece al rey sus versos y exalta a su patria con un entusiasmo moderado y correcto. Tiene  algunos pasajes dialogados entre un viajero curioso que pregunta por la razón de tanto regocijo y las respuestas de Granada. El tono general es moralizador y de una recia y agradecida conformidad, aire grave, denso y mesurado. Sólo guarda con su precedente latino, Marcial, el metro utilizado y la adulación al César, aquel, y a la realeza española, éste.

à        Las dedicadas al papa Pío V, expresan no sólo la subordinación debida de todo católico, sino su creencia en su condición de jefe de la cristiandad y de todo poder humano[45]. En todos ellos vibran la fe cristiana y la tierna devoción a la Virgen.

 à        Conforma la tercera parte, la composición más extensa, incluida en este volumen: Austriadis Carmen.

   Esta última fue la primera obra poética, con fecha comprobada, que se refiere a la batalla de Lepanto (habida el 7 de Octubre de 1571). La compuso en menos de un año, pues el privilegio de impresión está fechado en Octubre de 1572. Dados la dimensión del poema, acopio de datos, originalidad y calidad, supuso un enorme esfuerzo para su autor.

 Es posible que  conociera  la Canción en alabanza de la Divina Magestad por la victoria del Señor Don Juan de Fernando de Herrera, más conocida como Canción a la Batalla de Lepanto, puesto que se suele fechar en torno a 1571. Pero no hay ningún elemento concomitante entre ambas. Es cierto que a ambos autores los inspira el espíritu patriótico y religioso de la España tridentina, pero eran  sentimientos generales de los españoles de su siglo.

 El poema de Herrera está compuesto en estancias de diez versos endecasílabos, más un heptasílabo y sus comparaciones épicas están inspiradas en la Biblia (Himno al paso del mar Rojo de Moisés, primer libro de los Reyes, las profecías de Isaías y Jeremías, libro de los Jueces y Salmos).

 El poema de Juan Latino se compone de dos partes, de 763 y 1074 hexámetros latinos, respectivamente, y compara los discursos de Don Juan con los de César, Aníbal y Escipión (Parte I, versos 241-250); las referencias se hacen a personajes y lugares mitológicos, a las Parcas, Sirtes, Escila, Caribdis... (Parte II, versos 80-87); también a las Musas, Monte Helicón, Apolo y Marte (II, 217-223); la descripción de la decapitación de Alí Bajá, aludiendo a la que hace Virgilio de Niso y Euríalo (II, 431-441); al mismo Don Juan se compara  con Héctor y Aquiles (I, 37-39).

 Rasgos claros, en fin, de su filiación humanista, de su profundo conocimiento de los clásicos, especialmente Virgilio.    

  Igualmente no tiene nada que ver con la homónima de Juan Rufo, no sólo porque se publicó en 1584, sino porque, como es conocido, es de un asunto más amplio y diferente.

  Como se deduce de lo dicho, la Austriadis carmen no es sólo el poema narrativo de unos hechos tan gloriosos como inútiles, a la luz de las consecuencias y resultados posteriores, sino de la exaltación del héroe vencedor y personaje central, Don Juan de Austria.

 Componen el libro tres partes:

1.      Exordio (I, 1-29): contiene un cúmulo de alabanzas al destinatario inmediato del poema, Don Pedro de Deza, Presidente de la Real Chancillería y Prefecto militar del rey).

2.      Propositio (I, 30-63): con el ruego a Deza de que preste atención a la narración de unos hechos que el tiempo nunca podrá borrar. Para todo ello se encomienda a Cristo y a la Virgen).

3.      Narratio (I, 64-final): preludio del combate y la incertidumbre de su resultado; descripción de hombres y naves; discursos de los generales: Juan de Austria exhorta mediante la fe en Cristo y el fervor patriótico y Alí Bajá apela a la amenaza; presencia divina en el combate por el acto de confesión multitudinario; palabras de ánimo de Luis de Requeséns a Don Juan y desánimo de Alí Bajá con expresión de su temor al gran turco Selino; desarrollo de la batalla, interrumpida con numerosas digresiones en torno a las discusiones de los turcos sobre el reparto del botín; muerte de Alí Bajá y desesperación de sus hijos; enumeración y reparto del botín entre los cristianos. Mientras, el papa Pío V, que por inspiración divina había tenido la visión de la batalla, organiza una clamorosa acogida. Termina el poema con los festejos de la ciudad de Granada por la victoria y por el nacimiento del príncipe Fernando).

   El poema tiene abundantes divagaciones y reflexiones religiosas, desmesuradamente ortodoxas, reflexiones filosóficas que elogian continuamente a Roma como cabeza de la iglesia y esencia de Europa, multitud de recursos retóricos, enumeraciones caóticas, reiteraciones léxicas, irregularidades sintácticas, elementos todos al servicio de la retórica que lo domina todo. Variedad y artificiosidad, muy del gusto del Renacimiento. Por lo demás, la narración está muy cuidada y pormenorizada. Los nombres de los capitanes de uno y otro bando, las insignias, referencias geográficas, cómputo de contendientes... son fidedignas. La figura del héroe, por contra, como es propio de un poema épico, está poetizada e históricamente alterada.                    

  El segundo volumen de Juan Latino, De translatione corporum regalium, lleva en la portada la inscripción siguiente:

Ad catholicum et invictissimum Philippum Dei Gratia Hispaniarum Regem de Augusta, memorabili simul et catholica regalium corporum ex variis tumulis in unum regale templum traslatione, per Illustrissimum Ferdinandum Enriquez de Ribera Tartesiae ducem, seu vulga de Alcala, ab oedem Pilippo regiis actis gerendis praefectum regio more celebrata...[46].

 El privilegio real se concedió por diez años, en Madrid a 29 de Septiembre de 1574, y en nombre del rey firma Antonio de Erasso. La tasación y permiso de venta, firmada por el secretario del Consejo Real, Gonzalo Pumarejo, está fechada en Madrid a 18 de Septiembre de 1576, y es de real y medio.

  Se trata de un minucioso y detallado relato del traslado al panteón del Real Monasterio del Escorial de los cuerpos reales depositados en Granada, por mandato de Felipe II: el de su madre la emperatriz Isabel, su primera mujer María de Portugal y sus dos hermanos Fernando y Juan. Junto al relato se publica el  conjunto de epigramas que decoraron los túmulos.

 Con la minuciosidad acostumbrada en el rey, organizó una solemne comitiva que partió de Granada hacia el Escorial, con dos paradas en Mérida y Yuste, donde recogieron los cuerpos de doña Leonor, hija de Carlos V y hermana del rey, y del emperador, respectivamente. Previamente, esta comitiva había traído a Granada el cuerpo de doña Juana “la loca”, que fue depositado junto al de sus padres, en el panteón de la Capilla Real.

 En esta narración se han desterrado todos los tópicos y frases hechas en aras de la concisión y exactitud. Ni un concepto de más ni de menos, para dar el tono exacto y sereno de la idea de la muerte y expresar los sentimientos que a todos agitaban en aquel  momento.

 Al final de este volumen, como ya dijimos, se inserta la breve autobiografía aludida y que comenzaba así: Haec Ioannes Latinus Aethiops, Christicola...

       La tercera de las publicaciones, Ad Excellentissimum et Invictissimum D. D. Gonzalum Ferdinandez a Corduba..., es una elegía a su amigo y protector.

  Consta de seis hojas en cuarto, en la primera de las cuales y que sirve de portada, dice:

 “En Granada veinte y seis días del mes de enero de mil e quinientos y ochenta y cinco años ante el muy ilustre señor licenciado Antonio Barba Provisor deste Arzobispado se presentó la petición siguiente: Muy Ilustre señor: el maestro Juan Latino digo que yo imprimi un libro intitulado la traslacion de los cuerpos reales y batalla naval, faltole un pliego que contiene la mesma materia y epitaphio de el gran Capitán e intitulado del Duque de Sesa mi señor que está en gloria y porqué no se pudo entonces imprimir por razon de estar vivo el dicho Duque... Magister Latinus”.

  Igualmente figura en este folio la fecha de la licencia firmada por el señor licenciado Antonio Barba, Provisor y Vicario general del Arzobispado, en Granada a 31 de Enero de 1585.

 La dedicatoria completa es la que sigue:

 “Ad Excellentissimum et Invictissimum D. D. Gonzaluum Ferdinandez a Corduba, Suessae Ducem, Catholicae Maiestatis PHILIPPI, á consiliis et status Regni, De Traslatione Regalium corporum per eumdem Catholicum Philippum, relatio per brevis exametris versibus, per Magistrum Ioannem Latinum famulum”.

  Narra las nobles hazañas de su noble señor y amigo Gonzalo, su aprendizaje, sus victorias en Italia y su vuelta a España. La ascendencia del Duque también es objeto de su pluma, especialmente la de Luis Fernández de Córdoba, cuyo recuerdo iba unido a su infancia en el castillo de Baena. En las primeras semanas de 1579, tras la solemne recepción que Granada dispensó al cadáver, era enterrado en el sepulcro que hizo Diego de Siloé por mandato de la viuda del Gran Capitán, duquesa de Terranova, en la iglesia de San Jerónimo.

 Es una elegía personal e íntima, como los sentimientos cálidos y profundos que la inspiran.  

   Los libros de Juan Latino están escritos en un dificilísimo latín humanístico, que los hace inaccesibles a la mayoría de los lectores.

 Fue, en fin, un digno representante del Renacimiento literario en latín a partir del S. XVI, sobre todo con la Austriadis Carmen, su obra de mayor valor literario e interés histórico, que supuso un avance considerable con respecto a obras anteriores. Según Menéndez Pelayo [47], el tributo más singular que la lengua de los doctos pagó al vencedor de Lepanto.

 III.- ANTOLOGÍA:

 Nº 1: Epigrama al papa Pío V:

 

           Eclesae ductor natus tibi, sancte per orbem

          Atque tuis victor nunc pater auspiciis:

          Fernandusque nepos Fernandi, et Marte Philiphi

          Eriget Hispanos Catholicosque Suos:

          Pontificesque tuos Romana in sede locatus

          Orari cernes gentibus ipse piis

          Clavigero coeli vivet tibi sacra potestas,

          Servatura fidem principes arma diu.

          Ut christus patrem coeli, terraeque patentem

          Oravit, Petri staret ubique fides:

          Catholici reges sic vivent: tempore in omni

          Parebunt sciris regia cuncta tuis.   

 Nº 2: A la ciudad de Granada en alabanza de Sevilla:

            Hispalis antiqua urbs penitus celeberrima Boetis

          Cónventus magnus, qui beat Hesperiam.

          Accipit exilla leges, et iuxta sacrata

          Tingitana vetus, gratificata simul.

          Urbibus excellis, opibus; tunc fida relucet

          Nobilitate vigens, fertilitate flaens.

          Illius imperio subdis Granata superba

          Ex iugo Mauri vi liberata sua.

            (Es Sevilla ciudad la más famosa,

          La antigua Audiencia de la Andalucía,

          De quien Tingitana cuidadosa

          Leyes sacras y rectas recibía.

          Es en nobleza y lealtad dichosa,

          En riqueza y grandeza magna y fría;

          A cuyo esfuerzo debes tú, Granada,

          El ser de la morisma rescatada).        

   

Nº 3: Arenga de Don Juan (Austriada: I, vv. 456-466):   

   Audere est opus in Turcas, fert caetera Christus:

(Diximus et repetens iterum per cuncta monebo:)

Spiritus arma habit Sanctus, mortalia uincet,

principium pugnae cum Christo in proelia curro,

per Christum nostris ueniet uictoria laeta.

Quare agite, et primi Martem committite mecum,

uincimus, En Christus pro nobis astat in armis.

Catholicus Christi repetebat nomen amicis

Austriades, nostros uictores saepe uocabat,

magnanimus Turcas perituros nomine tanto

dictabat prudens ductor, uentura canendo.

   (“Hay que ser valientes contra los turcos, Cristo hace lo odemás (lo he dicho ya y repitiéndolo de nuevo lo advertiré de una vez por todas) el Espíritu Santo proporcionará los recursos, superará las mortales empresas, yo, principio de la lucha, voy corriendo con Cristo al combate, por Cristo vendrá la feliz victoria a los nuestros; por esto, ea, entablad batalla los primeros conmigo; vamos a vencer, he aquí que Cristo está en armas a nuestro favor”).

 

Nº 4: Arrodillado, Don Juan dirige la siguiente oración a Cristo (Austriada: I, vv. 632-640):

 Da pater infandas Turcarum perdere naues,

uincamus Turcas uirtute, atque omine uero,

nomine nanque tuo pugnat Hispania sancto:

cui genua et flectunt Orcus, Barathrumque profundum,

terrarumque globus, parent cui sydera caeli.

Hoc uincat miles, quem crux tua uera per altum

deduxit fretum fuso tibi sanguine, Parthos

fundat nostra manus, Turcas Hispania uictrix

arma, uiros, rapiatque duces, referatque triumphum.       

   (Padre, concédenos destruir las nefastas naves de los turcos, que los venzamos con nuestro valor y con presagio cierto, pues España lucha en tu santo nombre, ante el que se inclinan el Orco, el infierno profundo y el orbe de la tierra, a quien obedecen las estrellas del cielo. Con él venza el soldado que, confiando en ti por tu sangre derramada, fue conducido en el ancho mar por tu cruz verdadera; que nuestra armada destruya a los partos, que España vencedora arrebate a los turcos armas, soldados, generales y celebre el triunfo.

 

Nº 5: Muerte del general turco Alí Bajá (Austriada: II, vv. 431-443:

   Iam Bassam truncus summas uolitare per undas,

atque caput magnum praefixum cuspide acuta,

praelongo in pilo, magno clamore uidentum,

terribilis oculos, nequeas aduersa tueri

ora uiri tristi, nigroque fluentia tabo:

semiferi facies terret, pr¹olixaque barba,

turgentis uultus (ut uiuens, fronte minari

uisus, nam Turcis ostendit cautius ipsis

duc quidam, uictor uoluit uectare trophaeum

ductricem nauem, pelago quo terreat hostes:

de more ut faciunt uictores classis ouantes.

Qui gladio pugnans fatis concessit honestis,

nec potuit patriam, Turcamque uidere superbum.

 (Ya el tronco de Alí Bajá flotaba sobre las aguas y su enorme cabeza estaba clavada en la aguda punta de una larga pica con gran alegría de todos los que la contemplaban; era imposible ver los feroces ojos y el rostro enemigo del guerrero manando repugnante y negra sangre corrompida: espanta su semblante monstruoso y abundante barba; parecía amenazar con la frente de su cara, hinchada como en vida; pues él, general, se mostró a los mismos trucos en especial prudente; quiso transportar victorioso como trofeo la nave capitana para aterrar al enemigo en el mar; como suelen hacer los vencedores de una escuadra cuando reciben los honores del triunfo. Combatiendo con su espada, cedió a un hermoso destino y no pudo ver a su patria ni al Soberbio Turco).

 Nº 6: El Espíritu Santo anuncia al Papa la victoria de Lepanto (Austriada: II, vv. 770-775):

  Sancte, quod optaras, uidit longaeua senectus:

ecce tibi ad uotum uenit uictoria laeta:

Austriades uicit, stant tutae in littore puppes,

uoluitur in fluctu Bassan sine nomine corpus,

rectores, capta est classis, geminique nepotes,

machina, tot colubri, catiua et signa Tyranni.

Auditis princeps Ecclesae his uocibus almus

direxit mentem, quo semper cuncta solebat..

 

  (Santo Padre, tu avanzada edad ha visto cumplidos tus deseos: he aquí que, según tu ruego, ha llegado la alegre victoria, el Austriada ha vencido, ancladas están las naves en segura playa, el cuerpo de Alí Bajá sin nombre da vueltas sobre las aguas, los capitanes, la armada, los dos hijos de Alí, las armas, gran cantidad de cañones, los estandartes del Tirano, todo ha sido capturado).

 Nº 7: La noticia llega a Granada (Austriada: II, vv. 1030-1036):

 Res gestas Garnata ducis per compita narrat,

perque domos ciuis gaudens, et templa sacerdos,

uictorem laudant pueri, castaeque puellae,

gaudentes cernas totaque ex urbe canentes

uersibus armatas acies, classesque uiriles,

proelia uicta uiri totum uulganda per orbem

Austriadae ductu...........................

 

   (Granada difunde por sus calles las hazañas del general, con gozo los ciudadanos las refieren en sus casas y los sacerdotes en los templos; los jóvenes y las castas doncellas alaban al vencedor y se les veía cantar alegres por toda la ciudad la formación de las tropas, los navíos cargados de valientes guerreros, los victoriosos combates bajo el mando del Austriada, dignos de divulgarse por todo el mundo).

 

 IV.- BIBLIGRAFÍA:

 

·        ANTONIO, Nicolás: Biblioteca hispana nova. Madrid: Apud Joachimum de Ibarra Typographum Regum. 1788.

·        ARCO Y MOLINERO, Angel: “Juan Latino” en Boletín arqueológico de Tarragona. Marzo-Junio de 1901.

·        -------:  “Apuntes de poetas granadinos de los siglos XVI y XVII  I.-Juan Latino. En Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1907.

·        BERMÚDEZ PEDRAZA, Francisco: Antigüedad y Excelencias de Granada. Madrid, 1608.

·        CÁCERES Y ESPINOSA, Pedro: Obras del famoso poeta Gregorio Silvestre Rodríguez Mesa. Lisboa, Manuel de Lyra, 1592.

·        CEJADOR Y FRAUCA, Julio: Historia de la lengua y literatura castellana. Revista de Archivos, Madrid, 1915 (Vol. 3).

·        FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, Francisco: Historia de la casa de los Córdobas. Biblioteca Nacional. (Revista de la Real Academia de Córdoba).

·        GATES, Henry Louis: Juan Latino: el primer poeta negro. Primera edición inglesa de la poesía de Juan Latino.  

·        -----:  Apreciación global de fuentes y trabajos sobre Juan Latino, el humanista etíope. Prensa Universitaria de Indiana. Bloomington.  

·        GONZÁLEZ GARBÍN, Antonio:  “Glorias de la Universidad Granadina: El negro Juan Latino”, en el Almanaque de la Institución Libre de la Enseñanza, 1878. Reproducido en la Revista de Andalucía, Año VI, Tomo 15, pág. 5; y en número 1 del Boletín del Centro Artístico de Granada. 56 (Octubre de 1886).

·        GUTIÉRREZ, Miguel:  “Juan Latino” en Los lunes de El Imparcial, 23 de Septiembre de 1896.

·        HERDECK, Donald E.: Autores africanos: un compañero de la escritura africana negra. Vol. I (1300-1973). Washington, Orpheus negro, 1973. 196.

·        HURTADO, Juan, y GONZÁLEZ PALENCIA, Ángel: Historia de la literatura española. Madrid, Revista de Arquitectura, Bibliotecas y Museos, 1925. (Vol. I. pág. 297).

·        JAHN, Janheinz:  “Juan Latino” en Quién es quién en la literatura africana. Tübingen, Horst Erdmann Verlag, 1972.

·        LAFUENTE ALCÁNTARA, Miguel: Historia de Granada. 1843.

·        LÓPEZ DE TORO, José: Los poetas de Lepanto. Madrid, Instituto Histórico del Puerto deportivo. 1950.

·        MARFIL, Annette: “Juan Latino: El forcejeo de negros, judíos y moros en la Edad de Oro en España”, en Hispania, 62 (1979) Pág. 613-18.

·        MARÍN OCETE, Antonio: El negro Juan Latino, en Revusta de Estudios Históricos de Granada y su Reino. 1925.

·        MASÓ, Calixto: Juan Latino: Gloria de España y de su raza. Chicago, Illinois Nororiental. 1973.

·        MATILLA, Niguel: “Algunas observaciones en torno a la vida y obra del humanista Juan Latino”, en Durius, 4 (1976) (237-242).

·        MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino: Estudios sobre el teatro de Lope de Vega, Vol. 6. Obras completas, Vol. 15. Madrid, 1927.

·        ----------------: Horacio en España. Madrid, 1885.

·        MONTELLAS Y NADAL, Francisco: Historia del origen y fundación de la Universidad de Granada. Granada, 1870

·        PELLICER, Juan Antonio: Edición de Don Quijote de la Mancha. Madrid, 1979.
·        PEÑALVER Y LÓPEZ, Nicolás: “El negro Juan Latino”, en la revista La Alhambra, 1843.

·        RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco: Luis Barahona de Soto. Madrid, 1903.

·        SALAZAR, Antonio: Espejo General de Gramática. Rouen, 1615.

·        SÁNCHEZ MARÍN, José A.: Edición y traducción de La Austriada de Juan Latino. Granada, Instituto de Historia del Derecho, 1981.

·        SPRATLIN, Valurez: “Juan Latino: estudio del sobrio ébano humano” en Diss de Phd. Universidad de Middlebury.

·        TALADOR, F. X.: “Jean Latinus”, en Biographie universelle des hommes qui se sonn fait un nom. París, Pelegaud, 1860.

 
----------------------------------------------------------------------------------------

 [1] Historia de la villa de Baena. Edit. Excma. Diputación de Córdoba. Córdoba, 1982. (Pág. 378). Libro muy conocido en Baena y provincia de Córdoba y que, dada su amplia difusión, ha añadido confusión al ya escaso conocimiento de la persona de Juan Latino.

[2] Por esta razón, podía haber mezclado también al portugués Jerónimo Cortereal (¿-1593), que escribió otra Austriada, centrada en la batalla de Lepanto.

[3] Los escasos datos biográficos han sido recopilados por: RAMÍREZ DE ARELLANO, Rafael: Juan Rufo, jurado de Córdoba. Estudio biográfico y crítico. Madrid, 1912. Agustín GONZÁLEZ DE AMEZÚA, en el prólogo de su edición de Las  seiscientas apotegmas. SBE, Madrid, 1923.

[4] Fue publicada en Madrid en 1584 y de ella se conocieron dos ediciones más, Toledo 1585 y Alcalá 1586. La edición moderna es de Cayetano ROSELL: Poemas épicos. Biblioteca de Autores Españoles. T. II, Madrid, 1948.

[5] Edición, prólogo y notas de Alberto Blecua. Madrid, Espasa-Calpe, 1972.  

[6] Granada, 1573. Taller de Hugo Mena. En 1981 se hizo una edición traducida, introducida y anotada por José A. Sánchez Marín. Editada por el Instituto de Historia del Derecho. Universidad de Granada, 1981.

[7] Desde el 5 de Marzo de 1934 y por propuesta de D. Arcadio Rodríguez Camacho, Baena inmortalizó su nombre, como uno de sus hijos ilustres, dedicándole la antigua calle de los Frailes. (Vid. Artículo de D. Antonio Cubillo Pérez en el periódico local “Cancionero de Baena” de Mayo de 1999.  (pág. 20).

[8] Sirva de ejemplo del interés que suscita Juan Latino, la reciente aparición de una novela de José Vicente PASCUAL, que lleva por título Juan Latino. Edit. Comares. Granada, 1998. O el estudio monográfico de MASÓ, Calixto C.: Juan Latino: Gloria de España y de su raza. Chicago. Northeartern Illinois University, 1973.

 En el ámbito de la Aschomburg Center for Research in Black Culture Detroit, EE.UU., a cargo de Arthur A. Schomburg, el artículo “The Negro Digs Up His Past”; Jacob Lawrence, “The Curator”; También los estudios de Linda Collins, “Juan Latino, a 16th century writer in Spain”, U.K.  Finalmente y como una muestra más del interés que Juan Latino suscita en el mundo, el artículo de Henry Louis Gates y María Wolff, “Una apreciación global de Fuentes en la Vida y obra de Juan Latino, el Humanista etíope”, de la Prensa Universitaria de Indiana, Bloomington. EE.UU. Asimismo, se invetiga sobre Juan Latino en el ámbito de la literatura negra africana, americana e hispánica en “The Andrew W. Mellon Fondation” y “Moorland Spingarn Research Center” de Chicago.

[9] Conocida es la cita de Miguel de Cervantes en el poema previo de “cabo roto”, de Don Quijote de la Mancha, “Urganda la desconocida”, donde dice:

                          Pues el cielo no le plu-

                         Que salieses tan ladi-

                         Como el negro Juan Lati-,

                         Hablar latines rehu-.

                         .....................   

 Igualmente conocida es la cita de Lope de Vega en su comedia  La dama boba. (Vid. Edición de ZAMORA VICENTE, Alonso: Peribáñez y el Comendador de Ocaña y La dama boba. Edición “Clásicos Castellanos”. Madrid,  (Pág. 225). En la escena veintiuna del segundo acto, tiene lugar un diálogo entre Octavio y sus dos hijas casaderas, Finea y Nise y dice éste:

                                                              No era tan blanco en Granada

 Juan Latino, que la hija
 De un Veinticuatro enseñaba;

 Y siendo negro y esclavo,

 Porque fue su madre esclava

 Del claro Duque de Sessa,

 Honor de España y de Italia,

 Se vino a casar con ella;

 Que Gramática estudiaba,

 Y la enseñó a conjugar

 En llegando al amo, amas;

Que así llama el matrimonio
El latín.

 

El poeta granadino, Rodríguez de Ardilla, le dedica en 1645 el siguiente poema:

                                                             Negra la pez para el vino

 Y en las naves para brea...

 Negra es el águila fuerte

 De todas las aves reina;

   Tres negros ha de tener
 Toda extremada belleza:

 Negros ojos y pestañas,

 Negras y un arco las cejas

                                                               Moreno fue Juan Latino

                    Gloria del duque de Sesa,

               Maestro de tantos buenos,

              Honra de tantas escuelas.

 

Igualmente, el poeta granadino Juan de Arjona, muerto en 1603, le dedicó este otro poema:        

                                                    Nuevo Apolo granadino

                                                   pluma heroica, soberana,

    Alma de Estacio latino
    Que con su voz soberana

    Haces su canto divino.

 

[10] BERMÚDEZ PEDRAZA, en su obra Antigüedad y Excelencias de Granada (Madrid, 1608, por Luis Sánchez, impresor de su Majestad), dice que era “natural de Berbería; el cual fue traído siendo niño, cautivo con su madre a España”.

 Ambrosio de Salazar, en su Espejo General de Gramática (Rouen, 1615, pág. 482), comenta “del negro que trajeron de Etiopía de edad de doce años”. Este testimonio es poco fiable, no sólo porque está inserto en un texto que pretendía servir de prácticas a los estudiantes de español, sino por el error de afirmar que llegó de Africa a los doce años, cuando llegaba de Baena en 1530, habiendo nacido en 1518.  

 Antonio MARÍN OCETE, en su ensayo biográfico y crítico, El negro Juan Latino (Granada, 1924. Revista de Estudios Históricos de Granada y su reino, XII, 2), se basa en la supuesta autoridad de Bermúdez Pedraza para afirmar lo mismo que él y desautorizar los testimonios contrarios de Ximénez Enciso y Francisco Fernández de Córdoba. Y olvida que el testimonio de Bermúdez Pedraza, aun estando muy cercano en el tiempo, es muy parcial, pues enfatiza especialmente los aspectos más frívolos y novelescos de su vida. </

Tomó el hábito trinitario en Sevilla en 1572. Se graduó de teología en Baeza. Fue predicador de Felipe II y Felipe III. Sabía griego y hebreo y hacía versos latinos y castellanos. Dejó a su muerte 42 manuscritos explicando 1.600 lugares de las Sagradas Escrituras.

Dio la aprobación a la Primara Parte del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, en 1599.

[Edición modernizada del Guzmán de Alfarache ]

Es de las primeras veces que aparece la palabra "pícaro" en la literatura española. De hecho Mateo Alemán no había puesto esta palaba en el título, y tras este texto de la "Aprobración" parece ser que se vio obligado a ello.

En El Libro de Descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, de Francisco Pacheco, aparece el retrato de Fray Diego de Ávila y además una reseña biográfica  que demuestra su nacimiento en Baena.


Al morir Fray Diego de Ávila en 1611 el padre maestro Fray Pedro de Valderrama, prior del convento de San Agustín de Sevilla, predicó en el "insigne Monasterio de la Santísima Trinidad" un Sermón en las honras y exequias de la muerte de Fray Diego de Ávila.


Francisco Valverde y Perales, Historia de la Villa de Baena, Córdoba, Diputación Provincial, 1982, p. 445.


 

Nació en Baena el 27 de mayo de 1574, se bautizó en San Bartolomé, y dejó escrita la Vida de Doña Ana de Córdoba*, MS. Que se conserva en la Real Academia de la Historia.

* Doña Ana Fernández de Córdoba, cuyos padres fueron Don Diego Fernández de Córdoba y Doña Felipa Enríquez casó, según carta dotal que pasó en Granada el 4 de julio de 1545, con Don Rodrigo Venegas de Córdoba y Mesía, noveno Señor de la villa y estado de Luque, Caballero de la Orden de Santiago, Caballero Veinticuatro de Córdoba, hijo segundo de Don Egas Venegas de Córdoba, VII del nombre, séptimo Señor de la villa de Luque, y de Doña Beatriz Ponce de León y Mesía, su mujer, hija mayor del décimo Señor de la Guardia y de Santofimia o Santa Eufemia. Falleció Doña Ana Fernández de Córdoba con sólo 23 años, habiendo hecho su testamento el primero de julio de 1570 ante Melchor de Alcocer, Escribano público de Granada, y fue enterrada en el Monasterio de Guadalupe de Baena, fundación de sus padres. Sucedió su hijo Don Egas Salvador Venegas de Córdoba, que continúa esta línea, primer Conde de Luque.


Francisco Valverde y Perales, Historia de la Villa de Baena, Córdoba, Diputación Provincial, 1982, p. 445.

(Baena, 1579-Astorga, 1633)

 

 

Pintor Peñalosa


  “El día 7 de noviembre de 1579 nació en Baena este pintor distinguido, y fue bautizado en la Parroquia de San Bartolomé, como hijo legitimo de Francisco Peñalosa y de Ana Fernández.

Aventajado discípulo de aquel famoso pintor, escultor, anticuario y poeta que se llamó Pablo de Céspedes, se distinguió Peñalosa imitando a su gran maestro en el colorido y el dibujo, ejecutando obras que le alcanzaron envidiable nombre, y entre ellas se citan una Santa Bárbara que existe en la Catedral de Córdoba, puesta en un altar frontero al de San Felipe y Santiago; un San Diego de Alcalá que pintó para la portería del extinguido Convento de la Arrizafa, y varios cuadros que estuvieron en el claustro del demolido Convento de San  Francisco de Paula, con otros trabajos notables que se conservaban en varias iglesias de Córdoba.

En buena edad todavía, pues sólo contaba cincuenta y siete años, falleció en dicha ciudad en el de 1636”
 

 

           Hasta aquí la información que da Francisco Valverde y Perales en su Historia de la Villa de Baena, Córdoba, Diputación Provincial, 1982, p. 384.

            Rafael Ruiz Arjona ha completado, y en algunos casos corregido, estos datos de una forma documentada y valiosa. La fecha y el lugar de fallecimiento del pintor baenense serían 1633 y Astorga. De la misma forma hay que indicar que no firmaba con el apellido materno de Fernández, sino con el de Sandoval. La explicación que da Ruiz Arjona es la de que pudo usar el apellido de uno de sus abuelos, “Francisco Bravo de la Rosa y Sandoval, Regidor perpetuo de Martos, natural de Baena y vecino de aquella ciudad jiennense, asimismo Teniente de Alguacil Mayor y Familiar del Santo Oficio de Lucena” (Revista Tambor, junio 2000, p. 10). En su testamento Juan de Peñalosa cita “a su hermano Gaspar de Peñalosa y Sandoval, capitán de su Majestad” (Tambor, p. 11).

            Además de pintor fue tracista de retablos y poeta. “Peñalosa convivió en una época de esplendor cultural fuente en la que bebió, se apunta que de su relación de amistad con Luis de Góngora se vio influenciado en su culta poesía  como del propio Céspedes, pero asimismo hay que tener en cuenta que hubo también otro precursor del culteranismo que fue Luis Carrillo y Sotomayor, paisano de Peñalosa del que debió leer sus libros impresos en 1613 en la imprenta de Juan de la Cuesta en Madrid” (Tambor, p. 9).

             La obra que Peñalosa deja en Córdoba (según Ruiz Arjona en Tambor, p. 11) y que empieza a firmar después de la muerte de su maestro Céspedes (1608) es la siguiente:
 

San Diego de Alcalá (Convento extinguido de Arrizafa).
Varios cuadros en el demolido convento de San Francisco de Paula.
Varios trabajos que se conservan en las iglesias de Córdoba.
San Francisco Penitente. Pintado en Córdoba en 1609, primero que se le conoce datado, fecha y firma, para el convento de las Franciscanas descalzas de Salamanca.
Trabajos para los Mínimos del Convento de la Victoria (desaparecidos).
Cristo Crucificado (atribuido) en el prebisterio de la Parroquia de San Andrés en Córdoba, datado entre 1608-1610.
Asunción de la Virgen (Museo Provincial de Bellas Artes de Córdoba), de 1610, procedente del Hospital de Expósitos.
Última Cena (firmado y fechado en 1613, propiedad de la marquesa del Mérito, procedente del Convento de los Santos Mártires de Córdoba, encontrándose ahora en el refectorio del Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, ya muy deteriorado).
Santo Tomás de Aquino ante el Crucifijo (adquirido para el Museo Provincial de Bellas Artes de Córdoba, y perteneció al Convento de los Santos Mártires).
La Muerte de San Pedro Mártir (para el mismo Museo y procedencia).
Imposición de la Casulla a San Ildefonso (en la Parroquia de San Andrés de Córdoba).
 

En 1616 (¿1617?) fue llamado por el obispo Alfonso Messías de Tovar a Astorga, donde realizó la obra más representativa y de mayor madurez, así como el mayor número de cuadros, bajo el mecenazgo del obispado. La Catedral de Astorga recoge cuadros como “El juicio final” (2,48 x 1,87 m.), “Ex voto del Milagro” (4 x 3 m.), además del trazado de los retablos de la Virgen de Ntra. Sra. de la Majestad, de la Purísima,  y el de Santa Teresa, con pinturas en ellos.

    
          Retablo de Santa Teresa                                       Visión de la Santa
      Retablo de Santa Teresa                                        Visión de la Santa

            El pintor escribió en 1626 el libro Relación de las fiestas que celebraron en la ciudad de Astorga, el Obispo y su Cabildo, Marqués y su ciudad, en el voto y solemnidad de la Purísima Concepción de Nuestra Señora. De este manuscrito ha realizado la trascripción y la edición D. Bernardo Velado Graña, director del Museo Catedralicio en 2000.

            También, como decíamos más arriba, era poeta. Se tiene constancia de su participación en certamen celebrado en la iglesia del convento de monjas de Santa Ana de Córdoba en 1614, de su participación en la justa literaria celebrada en la parroquia de San Andrés el 15 de enero de 1617 (recogemos un soneto abajo), así como en las fiestas que él recoge en el libro citado en Astorga en 1626. Ruiz Arjona incluye algunas poesías de estas intervenciones de Peñalosa en la Revista Tambor, nº 79, junio de 2000, publicada por la Sociedad Cultural “Amigos del Arte” de Baena.

 

                                                     Cisnes, que entre erizadas si lucientes

ondas, con dulce acento numeroso,

suspendéis de su curso presuroso

el crespo orgullo, y trémulas corrientes.

 

        De la fama otro aliento, los presentes,

al cóncava metal dad sonoroso,

respondiendo al intento generoso,

que ofrece premio a vuestras, sacras frentes.

 

        Celebrad el instante en la gloria

concepción más purísima, que en ella.

De culpa del Verbo reservó a María.

 

        A quien debe la esfera luminosa

su claro ornato, Cintia su luz bella,

sus rayos Febo, su resplandor el día.


 

 

(Baena, ca. 1585-Puerto de Santa María, 1610)

PRIMERAEDICION


 

Nació en Baena el año 1585 (aunque no existe una documentación fidedigna sobre esta fecha). Su padre, Fernando Carrillo de Valenzuela, natural de Córdoba, fue presidente del Consejo de Hacienda y de Indias en el reinado de Felipe III; su madre, Francisca Valenzuela y Faxardo, pertenecía a uno de los linajes más antiguos de la nobleza baenense. Sus abuelos paternos fueron Luis Muñiz de Godoy, natural de Córdoba, y Elvira de Valenzuela, natural de Baena; sus abuelos maternos el capitán Pedro de Valenzuela, natural de Baena, e Isabel Faxardo, natural de Málaga.
Carrillo era Caballero de la Orden de Santiago, al igual que su padre y hermanos y el expediente que recoge esta pertenencia avala el origen baenense aportado por los testigos (OM-CABALLEROS_SANTIAGO,EXP.1639, en el Archivo Histórico Nacional).
Fue estudiante en Salamanca y encauzó su vida haciendo carrera miliatar. Según un memorial dirigido por su propia madre a Felipe IV, "fue a serbir a las galeras de España, desde hedad de diez y siete años, de entretenido en las dichas galeras, de capitán de la patrona de España y de Quatralvo". Combatió contra los moriscos en la sierra de Laguar y los Alfaques.

La crítica le atribuye el mérito de ser el iniciador del cultismo o culteranismo. Se cree que Góngora, cordobés también, al leer sus poesías, se interesó por su cultismo y se convirtió en su máximo exponente.
Dámaso Alonso, editor de sus obras en 1936, afirma en su prólogo: " si la muerte no hubiera arrebatado su delicada finísima mocedad, hubiera sido uno de los mayores de nuestra lengua". 

Aunque su obra es poca si la comparamos a otros poetas de su tiempo, escribió con alto grado de calidad sus cincuenta sonetos, la Fábula de Acis y Galatea, dos églogas, quince canciones (y dos estancias sueltas), ocho romances, un epitafio, tres letras, nueve poemas en redondillas, uno en liras y otro en décimas. En prosa escribió su Libro de la erudición poética y tres cartas también llenas de erudicón. Además, tradujo los primeros 396 versos de Remedia Amoris de Ovidio y De brevitate vitae de Séneca.  

En sus poemas cita a tres damas: Celia, Lisi y Laura.
La primera edición de sus obras la preparó su hermano Alonso y se publicó en Madrid, por Juan de la Cuesta en 1611. La dedicó a Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, conde de Niebla, a quien su hermano Luis dirigió su Fábula de Alcis y Galatea. En los preliminares aparece una elegía a la muerte del poeta escrita por Antonio de Monroy, una canción de Quevedo y otra de su hermano Alonso, más tres composiciones en latín: una elegía de Tribaldos de Toledo y dos epitafios en prosa, el primero de Alonso y el segundo de Quevedo.

La segunda edición apareció en Madrid en 1613, impresa por Luis Sánchez, y mantiene los mismos preliminares más dos sonetos anónimos (aunque parece que uno es de Quevedo), un soneto del "Doctor Romero al retrato y escudo de armas de don Luis Carrillo" y otro del licenciado Tomás de Carleval al libro. El editor anónimo indica expresamente las diferencias de esta edición con respecto a la primera.
 

SONETO VI

 A LA LIGEREZA Y PÉRDIDA DEL TIEMPO

¡Con qué ligeros pasos vas corriendo!
¡Oh, cómo te me ausentas, tiempo vano!
¡Ay de mi bien y de mi ser tirano,
cómo tu altivo brazo voy sintiendo!

Detenerte pensé, pasaste huyendo;
seguíte, y ausentástete liviano;
gastéte a tí en buscarte, ¡oh inhumano!:
mientras más te busqué, te fui perdiendo.

Ya conozco tu furia; ya humillado,
de tu guadaña pueblo los despojos,
¡oh amargo desengaño no admitido!

Ciego viví, y al fin, desengañado,
hecho Argos de mi mal, con tristes ojos
huir te veo, y veo te he perdido.                                                       


SONETO XX

PIDIÉNDOLE PIEDAD DE SUS MALES AL AMOR

Amor, déjame, Amor; queden perdidos
tantos días en ti, por ti gastados;
queden, queden suspiros empleados,
bienes, Amor, por tuyos, ya queridos.

Mis ojos ya los dejo consumidos
y en sus lágrimas propias anegados;
mis sentidos, ¡oh Amor!, de ti usurpados,
queden por tus injurias más sentidos.

Deja que sólo el pecho, cual rendido,
desnudo salga de tu esquivo fuego;
perdido quede, Amor, ya lo perdido.

¡Muévate (no podrá), cruel, mi ruego!
Más yo sé que te hubiera enternecido
si me vieras, Amor, mas eres ciego.  


SONETO IV

A LOS DESPOJOS DEL RAYO

Viste de ejemplo el tronco y de fiereza
este que ves Centímano arrogante;
aun muerto, dura en el feroz semblante
el ánimo que opuso a tanta alteza.

Parias en humildad da a la grandeza
del siempre vencedor Altitonante,
y así el árbol, humilde, el arrogante
rostro humilla, humillando su cabeza.

Señales mira en él del rayo ardiente
de Júpiter; respeta los despojos,
¡oh tú!, que admiras triste esta memoria.

Frescas aún viven en la altiva frente:
toma en ella consejo, abre los ojos
y vete, que harto debes a su historia                                                           
 

SONETO IX

A SANSÓN
 
Vese: duda Sansón, y duda el lazo
lo que él; duda Sansón, duda y procura
hurtarse fuerte en vano a la atadura;
ella tiembla temor, y fuerza el brazo.

Aquel valiente, aquel que de un abrazo
puso puertas a un monte y su espesura,
flaca para él un tiempo ligadura
es a su libertad fuerte embarazo.

Llega el fiero jüez, condena a muerte
los ojos, y él risueño y sosegado
dijo, más que su fuerte brazo fuerte:

"Si tres veces de Dálida burlado
sus engaños no vi, ¡oh, juez!, advierte
que ya de ellos estaba despojado".


SONETO L

A LA MUDANZA DEL TIEMPO

Aún no exceder su madre el cuello exento
miré de aqueste chopo levantado;
sin brazos le vi y sombra, aún no buscado
por ella el caminante o por aliento.

En su niñez le vi; ya el blando viento
resuena entre sus galas abrazado;
galán está, mas dellas despojado;
a Enero ha de sufrir rigor violento.

Más veces lo veré, si el alma dura
al desusado ardor que ciñe el pecho,
pues su muerte su exceso le asegura.

Esto veré: mas en mi ardor deshecho,
ausente de mi pecho tu hermosura,
no: tal milagro en mí tu rostro ha hecho.

  
SONETO I

HABLANDO UN AUSENTE

Lloras, oh solitario, y solamente
tu llanto te acompaña, que, lloroso,
el eco usurpa deste valle umbroso
y triste oficio desta dulce fuente

 ¡Ay cómo en escucharte alivio siente
mi pecho, en sus diluvios caudaloso!
A no ser natural tu son quejoso,
mereciera una ausencia tu corriente.

 Lloremos juntos, pues, y dure tanto
que al brío desta fuente presurosa
le dilate sus términos el llanto.

 Mas vencerá mi ausencia querellosa,
pues de una ausente ingrata el dulce encanto
es causa a más efectos poderosa.



LAS PRIMERAS EDICIONES:

 

1611

Autor:                             Carrillo y Sotomayor, Luis (1585-1611)

Otros responsables:        Carrillo Lasso, Alonso (1582-1647), ed. lit. y com Cuesta, Juan de la, imp.

Título uniforme:              Obras 1

Título:                                Obras de don Luys Carrillo y Sotomayor...

Publicación:                       En Madrid : por Iuan de la Cuesta, 1611

Descripción:                       [24], 272 h. ; 4º

Notas:              Editado por Alonso Carrillo, (prelim.)
Hay diferentes estados de esta ed. con error de fol. en última h.: 264 en vez de 272
Colofón
Sign.: [calderón]-3[calderón]8, A-Z8, 2A-2L8
.........................................................................................................................................

1613

Autor:                             Carrillo y Sotomayor, Luis (1585-1611)

Otros responsables:       Carrillo Lasso, Alonso (1582-1647), ed. lit Perret, Pedro, grab Sánchez, Luis, imp.

Título uniforme:              Obras 2

Título:                              Obras de don Luys Carrillo y Sotomayor...

Edición:                           [Segunda impression]

Publicación:                     En Madrid : por Luyz Sanchez (1613)

Descripción:                    [25], 239 h., [1] en bl. ; 4º

Notas:                             Editado por Alonso Carrillo, (prelim.)
Datos de edición constan en 3*3
La fecha consta en Colofón
Sign.: [ ]1, *-3*8, A-Z8, 2A-2G8
Port. grab. calc.: "P. Perret fe: 1613"

EDICIONES MODERNAS

Luis Carrillo y Sotomayor, Poesías completas, ed. Dámaso Alonso, Madrid, Signo, 1936.

Luis Carrillo y Sotomayor, Poesías completas, ed. Angelina Costa, Madrid, Cátedra, 1984.

Luis Carrillo y Sotomayor, Obras, ed. Rosa Navarro, Madrid,  Castalia,  1990.

Luis Carrillo y Sotomayor, Libro de la erudición poética, ed. Angelina Costa, Sevilla, Alfar, 1987.

( 1608 - ¿ 1660 ? )

 

EL POETA Y BAENA:

 

La milagrosa imagen de N. S. de Guadalupe que está en Santo Domingo de Baena

Soneto a la milagrosa imagen de N. S. de Guadalupe

Soneto a Ntro. Padre Jesús Nazareno

Respondiendo a un religioso, que hablaba muy de veras, en que por la industria de un catalán, subiría el agua en Baena.  

Fiestas del Excmo. Duque de Sesa por la salud de su majestad

 
POESIAS:

La milagrosa imagen de N. S. de Guadalupe que está en Santo Domingo de Baena

    
De Dios la mejor criatura,

al deciros alabanzas,

todo ingenio se va a pique

que, en tanto mar, es nonada.

 

     Si las cosas grandes dicen

que es valentía intentarlas,

en elogios de María

harto hace quien amaga.

 

      Dadme, músicos del cielo,

en esta ocasión, las harpas,

si para cantar sus glorias

harpas de querubíes bastan.

 

      Sierras que a la vista estáis,

de esta Señora, al nombrarla,

hacedla tal reverencia

que os arrastren esas faldas.

 

      Y tú, Marbella apacible,

que a los árboles regalas,

sube, sube, y en sus pies

besa otras mejores plantas.

 

      A tu antigua madre deja

por ver una madre rara,

y pues la llevas ahora

camina con pasos de agua.

 

      ¡Salve, Divina Mujer,

gloria y honra de mi patria!

¡Salve otra vez, oh refugio,

de fatigas bien lloradas!

 

      Mi patria, sólo infeliz,

en la situación mala,

si en el dueño lustre y propios

ninguna de mejor traza.

 

      Vos, de todas las Marías,

sola la llena de gracia,

doncella con muchos hijos

por el nombre de abogada.

 

      El corazón sus afectos

todos juntos os consagra,

vuestras orejas divinas

admitan voces humanas.

 

      De Guadalupe os llamáis

porque este nombre de guada,

río se interpreta y sois

el claro río de Ana.

 

      La casa honráis religiosa

de aquel grande Patriarca,

en cuya frente una estrella

siglos de excelencias raya.

 

      Aquel de guardar Domingo

que en las celestes moradas,

hijo bienaventurado

con Padre feliz se halla.

 

      Renuevo siempre glorioso

de augusta raíz guzmana,

que por la parte materna

fue grano de ilustre haza.

 

      Que al hecho de su ascendiente,

escrito en hoja de daga,

atrás se dejó porque

ser tanto es mayor hazaña.

 

      Contemporáneo divino

del Francisco, cuyas llagas

le hacen parecer más bueno:

que Dios da heridas que sanan.

 

      Seráfico Padre mío,

que por de manos rasgadas,

y por su humildad, mi afecto

el Cristo de Asís le llama.

 

 

      Vuestra Concepción, ¡oh Virgen!,

contemplo tan aseada

que le está dando un jabón

a la original desgracia.

 

      Al que  caro le costó,

en la primera arrogancia,

meter a barato el cielo

con sus altiveces vanas.

 

      Al ángel que se perdió,

por amigo de barajas,

antes que tuvieseis pies

confundisteis a patadas.

 

      Lámparas sin luz, os miro

y parece cosa extraña

que oscuras lámparas tenga

la que nunca tuvo mancha.

 

      Sea antorcha que os alumbre,

esta rutilante hacha,

que en las aguas de occidente,

tres mundos de luz apaga.

 

      En el tiempo que a esta tierra

rebelde el moro infestaba,

y en sangrientas correrías,

caballos rompía y lanzas.

 

      Cuando era correlaen

del Emperador monarca

que a los Carvajales dio

sentencia tan despeñada.

 

      Los que en Martos yacen pueblo,

de nobleza tan anciana,

que en Simancas su memoria

peina innumerables canas.

 

      Aquí propicia os halló,

del remedio con las ansias,

un cruzado con la insignia

púrpura de Calatrava.

 

      A Guadalupe de lejos

dirigía sus jornadas,

y por vos halló muy cerca

lo que de lejos ansiaba.

 

      Al volver de un parasismo

dijo con voz alentada:

“De ventura soy, ya he visto

mil efectos de una causa.

 

       Una suprema deidad

he visto, cuyas palabras

sin parar en los oídos,

llegaron a las entrañas.

 

      En sus brazos poderosos,

Madre e Hijo se alegraban,

que luego que el sol apunta,

dizen que se ríe el alba.”

 

      “Pues hechas mercedes tienes

—me dijo la Virgen Sacra—,

vuélvete, que todo es uno,

yo, y la Reina que buscabas.”

 

      Que fuisteis aparecida

bien es cosa averiguada,

porque en el mundo no hubiera

pincel que tan bien copiara.

 

      En un lienzo de pared

toda mi atención os halla,

haciendo cielo la tierra

de unas venturosas tapias.

 

      Lo que yo sabré decir

es que vuestra hermosa cara,

Señora, está muy gustosa

con estar emparedada.

 

A vuestra capilla quiero

esta vez llamarle capa

de milagros guarnecida

de piedades targeada.

 

      Fábrica dizen que fue

—venerables antiguallas—

de un hidalgo que sirvió

de un gran Córdoba en la casa.

 

      Y Córdoba tan ilustre

en sangre y virtud preclara

que pudo llamar abuelo

al tercer Conde de Cabra.

 

      Mora se nombraba y fue

obra vuestra, Virgen santa,

que el que se llamaba mora

obrase acción tan Cristiana.

      Famoso varón, tu nombre

suene edades siempre largas,

en el latón vocinglero

de la trompa de la Fama.

 

      Los astros del firmamento,

formen de tu bulto estampas,

que el que a la virtud se inclina,

bien merece gloria tanta.

 

      Por dar guerra a sangre y fuego

a la precita canalla,

de cuerpos resucitados

aquí se tocan las cajas.

 

      Los cojos que a vos se acogen,

(su fe y devoción no faltan),

se vuelven como unos potros,

las mulas dejando atadas.

 

      Yo sé de muchas heridas

con vuestro aceite curadas,

Virgen, que a sangre caliente

hacéis milagros que pasman.

 

      Medio ciego estoy, Señora,

y fuera mi dicha brava

si en mis ojos vuestro aceite

un medio milagro obrara. 

 

      Todos vuestros atributos

soberanamente os cuadran,

pero el de fuente es famoso

porque os viene como plata.

 

      Fuente cristalina sois

que misericordias mana,

sin que se oculten ningunas

porque dais muy a la clara.

 

      Fino espejo sin lesión,

¡oh si todos os usaran

para componerse en vos

de acciones y no de galas!

 

      Al siempre verde ciprés,

pero no a su fruta avara,

claro está que os parecéis

en lo ser esperanza.

 

      Torre de David insigne,

no soberbia sino alta,

que de las muchas que os siguen

tenéis, por almenas, almas.

 

      Fecunda Vid que llevó,

con pretextos de intacta,

el racimo que exprimió

aquella viga cruzada.

 

      Oliva de paz florida,

mejor que aquella que al Arca

donde Dios guardó a los suyos

trajo la paloma mansa.

 

      Urna de oro peregrina

que se sale estando sana,

pues sobre los hijos de Eva,

en favores se derrama.

 

      De piadosa abierto el pecho

tenéis a cuantos os llaman,

amena ciudad os nombran

porque en todo sois Granada.

 

      Rosa sin espinas donde

tan del cielo es la fragancia,

que siendo olor de señores

puede ser tu mozo el ámbar.

 

      Vara, y de justicia, sois,

¡oh si el mundo te tocara,

para estar bien gobernado,

las medidas de tal vara!

 

      Bien que nunca en mal estado

pozo sois de donde sacan

agua para las dolencias,

que siendo vuestra es rosada.

 

      Nave en quien el Verbo entró

por las treinta y seis semanas

para aportar hecho hombre,

entre brutos y entre pajas.

 

      Candidísima azucena,

os miro, quando no blanca;

palma humilde, si eminente

árbol de cortadas ramas.

 

      Candelero en quien hicieron

virtudes tan soberanas,

que son sombras con las vuestras

aun las más despabiladas.

 

      El atributo de piedra

se me hace duro, mas vaya;

diamante por el valor

fuisteis y por la constancia.          

 

      Morena pero hermosa

estáis, Virgen venerada,

mas no es mucho esté morena,

la que es del Señor esclava.

 

      Yo me precio de ser vuestro,

y dize mi confianza,

no ayas miedo que te venda:

fiel la Iglesia la aclama.

 

      Al cielo de vuestras glorias

se sube por una escala

de palo santo que tiene

con mucha cuenta las gradas.

 

      El rosario vuestro, digo,

con quien el fiel dispara,

contra el enemigo eterno

tres veces cincuenta balas.

 

      Con devoción afectuosa

os busquen de estas comarcas,

pues sois la mejor esposa,

seáis la mejor velada.

 

      No con números obscuros

hinchada musa os canta,

que siempre tuve a los claros

por verlos de mejor casta.

 

      Sólido el lenguaje sea

accidente con sustancia,

y las huecas oraciones

se pueden ir a ser cañas.

 

      Ya he dicho, y he dicho poco.

Perdonad, diva serrana,

de un pastor de aquellas cuestas

la llaneza con que os habla.


 
Miguel Colodrero de Villalobos, Diuinos versos o Carmenes sagrados..., Zaragoza, Herederos de Pedro Lanaja, y Lamarca, 1656, fols. 43r, 43v, 44r, 44v.
 

Soneto a la milagrosa imágen de  N. S. de Guadalupe

DON DIEGO SANCHEZ PORTOCARRERO, Caballero de la Orden de Santiago, Administrador de Millones de las Villas de Cabra y Baena, y sus partidos,  por su Majestad, Regidor perpetuo del señorío de Molina, Capitán y Caudillo de su gente de guerra antigua.

A LA MILAGROSA IMAGEN DE Nª Señora de Guadalupe de Baena, y a su Capilla, edificada por Benito de Mora, por un milagro a que dio motivo el arrepentimiento de una impaciencia suya en  la fábrica,  y mudanza de la imágen.

SONETO

Que al primer Guadalupe este que adoro

sino en pompa en prodigios ha igualado

ya que vivientes lenguas no han bastado
las paredes lo dicen con decoro.

Entre antorchas de plata y luces de oro
se suspenda mi plectro mal templado,
por mi delito, si, desconcertado,
por tu milagro, ¡oh Virgen, si canoro!

 
Ya de un apóstol nos valió la duda
más que el creer de muchos, pues con ella
tocó la fe el milagro más divino.

 
¡Oh cuánto, Mora, tu impaciencia ayuda
la devoción de aquella imagen bella
pues a tantos milagros dio camino!

Miguel Colodrero  de Villalobos, Diunos versos o Cármenes sagrados,  Zaragoza, Herederos de Pedro 

 

Soneto a Ntro. P. Jesús Nazareno

Al Sitio, y Convento de S. Francisco del Monte.

SONETO

          

Éste, que vive enfrente de aquel risco

que de alto la vista desvanece,
San FRANCISCO del Cielo más parece,
que parece del Monte San FRANCISCO.
Aquí recoge en el claustral aprisco
sujetos tan sujetos doce, o trece,
que un muerto andando cada cual le ofrece,
y parado, así propio, es obelisco.

Salve divina Soledad, a donde
vive el alto JESÚS tan empeñado,
como lo dice el sitio, y la pobreza.

A lo que en ti se calla Dios responde,
dichoso el que del mundo retirado
huye de su malicia, a tu maleza.

Miguel Colodrero  de Villalobos, Diunos versos o Cármenes sagrados,  Zaragoza, Herederos de Pedro Lanaja y Lamarca, 1656, f. 19r. Biblioteca Nacional, R/6905.
 

Respondiendo a un religioso, que hablaba muy de veras, en que por la industria de un catalán, subiría el agua en Baena.

 

Que subirá el catalán

al agua, dice vuesencia,

concedo la consecuencia,
como se haga azacan.

Siempre abazo la verán

  los que mas en ello sudan,

   (que hay cosas que no se mudan)

     ni puede ser que lo entienda,

    quien quiere que un agua ascienda

        que aun a de caer no le ayudan.

 

        Ahorrarse tanto estruendo

        podrá el lugar, me parece

       que puesto que se encarece
el agua se va subiendo,

den nuestra fuente yo entiendo

que no quiere dar tal salto,

Maese Pablo, al vulgo falto,

no con máquinas asombres:

que es más de bestias, que de hombres

poner el agua en lo alto.

 

      En este cerro que mides

nos estás dando mamola,

con módulos de Biñola,

y con las líneas de Euclides.

Dente ahora lo que pides,

y deja de echar mastrazos

en tan ásperos ribazos

sin facultad, eminentes,

donde nunca habrá mas fuentes

que las que tienen los brazos.

 

      Mas llegando a discurrir

la dificultad no está,

en que  el agua subirá,

sino en que deje el subir.

¡Oh, quien la viera bullir

juguetona, y cristalina

sobre la misma Almedina,

donde la contemplo nube,

que si con el aire sube

en el aire se arruina.

 

      El oprobio ya olvidado

 que nos enciende cual fragua,

como es de que sube la agua

con ella se ha refrescado.

Uno que bien lo ha mirado

lo porfía; y con apuesta,

que es peor hurgarle a ésta,

do tanto bebiente aborda,

porque el agua es algo gorda

y se cansará en la cuesta.

 

      Del agua que ha de volar

las pajas han repartido

por bestias nos ha tenido

quien paja nos quiere dar.

Creeme a mí, sin jurar,

bebida que al valle esmaltas;

no subas a torres altas,

que si a la placeta vas

con tu pila jugarás,

y no te faltarán faltas.

 

      Si halláramos un Juanelo

que hacia el pósito guiara

la que al sudor de la cara

semilla, concedió el cielo.

Fuera de mucho consuelo

y de crecidos favores

para todos pecadores;

y fuera gran fiesta ver

al señor trigo correr

por bestiales atanores.

 

Fiestas del Excmo. Duque de Sesa por la salud de su majestad

 

Escamoso, mudo signo,

a quien le debe influencias,

palustre, si undosa plata

orbicularmente opresa.

 

   La majestad de los días,

deidad calurosa, aquella

que muere para nacer,

vistaba en  luces treinta.


   Cuando el gran Duque, aquél digo

augusta pompa de Sesa,

si Demóstenes cristiano,

Cicerón en la elocuencia.


   Descendiente generoso,

del que con santa inclemencia

tiñó el acero cruzado

de infieles en las venas.


   Aquél muchas veces grande,

cuando capitán las mismas

valiente alumno de Marte,

racional rayo en la guerra.


   Para probar su virtud,

es infalible dilema

ver, que olvidando la corte,

de sus estados se acuerda.


   En la mejor de sus villas

alentó gustoso fiestas,

tales fueron, que no fueron

indignas de su grandeza.


   Sirvióle en tamaña acción

mucha, toda la nobleza

que tiene para probar fe

en posición la evidencia.


   Para cantarlas, la fama

empuñe cítara eterna;

ten la región invisible

sonoro escándalo sea.


   Que yo para darles nombre,

siento (ya sé que es soberbia)

felicitada mi pluma,

de científica Camena.


   La nueva lleve a PHILIPO

monarca tanto, que impera

a más provincias que el sol,

desde el signo doncel tuesta.


   El abuelo postre a sus plantas;

dígale que se celebran,

alborotos tan festivos,

por ser su salud tan buena.


   Y por mercedes le pida

no más de atención, merezca

instrumento imaginario

ser lisonja de su oreja.


   Después de haber asistido

 (con piadosa reverencia)

en un seráfico alarde

de Scipiones de la Iglesia.


   Los que vieron en Japón

(de su martirio por señas)

con calenturas el aire,

y con ciciones la tierra.


   Por mejoras de su Rey

invoco la de la sierra,

deidad, que a centro increado

fue intacta circunferencia.


   La que vive sobre un monte,

en cuya cumbre tropiezan

los potros, que rige el sol,

(que de mucho si es toda piedras?)


   Después de erigirle gracias

a otra soberana Reina,

que pisando serafines

vive al pie de rubias cuestas.


   Asistida de un vecino

siempre huyendo, y siempre cerca,

que no quisiera ser río,

por no pasar tan apriesa.


   Salió el Duque mi señor,

día del vario planeta,

iluminando vasallos

valientes, de luz, emblema.


   En la máscara salió

sobre un castaño, que huella

tan airoso, que a su sombra

parece que galantea.


   Fogoso el bruto bizarro

en la correctora rienda

la mano del dueño siente,

y ufano se gallardea.


   Famoso Conde de Luque

iba a la parte siniestra,

ostentando en el pellejo

autoridad cordobesa.


   Sobre un corpulento rucio,

cuello poco, mucha greña,

pendiente extremo extremado

de bien partida cadera.

 

    Dos relámpagos visivos

le arqueaban las cejas,

trueno animado al correr,

al parar, en centro piedra.

  

     Que mucho pues, si nació

en gamenosas dehesas,

de naturaleza airosa

(si los céfiros engendran).

 

     Eligieron los señores

(en verde campo seda)

cabos, donde culta mano

sembró plata en lentejuelas.

 

   En los sombreros el aire

de plumas batió una selva:

a quien prendieron preciosos

diamantes por gala inquieta.

 

   Galán salió por los cabos

cada cual, la diferencia

iba confusa en los dos,

porque igualmente campean.

 

   A uno y a otro, sucedían

ordenanzas gentilezas,

de galanes a cuadrillas,

de lacayos a hileras.

 

   Parecía tanta gala,

(oro brillando en las telas)

firmamento de acá abajo,

sino del aire floresta.

 

   Después de paseo grave;

de Palacio en la plazuela

entraron, corriendo todos,

advirtiendo las espuelas.

 

   Con igualdad discurrían

por la arenosa carrera,

sin haber pareja en todas,

que no fuese muy pareja.

 

   Revolviéndose a compás,

repitieron ligerezas,

para el Convento famoso,

en cuanto la Luna argenta.

 

   Este, que incluye (a pesar

de la región siempre fea)

jerarquía señoril,

o comunidad angélica.

 

   Acabada tal fatiga

fuego hallaban en la arena,

coléricas gallardías

de animales Valenzuelas.

 

   Negóse el Duque a la plaza,

púsose el sol, saber resta,

a cuál el silencia sombras

debió de las dos ausencias.

 

   El día llegó jovial,

en quien notó su Excelencia,

logrados muchos deseos,

su pretensión satisfecha.

 

   Apenas le mereció

la plaza, cuando contenta

alternó dulce alegrías,

voz de canora madera.

 

   Paseos dando a las damas

advirtió, que sus bellezas

eran, si del cielo rosas,

de las ventanas estrellas.

 

   Sitial ocupó decente,

donde tremoló banderas

Boreas veneró coronas,

y Majestad miró presa.

 

   Salió en figura de toro

un rayo, y la plebe anhela

reparos, todo en vano,

que no hay a rayos defensa.

 

   Sobre un cuadrúpedo viento,

airoso joven le cerca;

de cuyo acero la muerte,

pienso que aprendió violencias.

 

   Envistiole el bruto horrible,

y él con la persona entera,

rompiendo el fresno, homicida

cerviz salvaje atraviesa.

 

   El corazón ofendido,

parte a parte, vena a vena,

purpúreo veneno escupe,

por bocas sanguinolentas.

 

   Hosco furor, coronado

de cuernos, y de guedejas,

que bebió a famoso río,

bética plata risueña.

 

   No cabiendo en el toril

a golpes pidió franqueza,

y al salir, rigor plumoso

voló a infundirle megueras.

 

   Deseoso de matar

tumultos de gente ausenta,

y no viendo a quien seguir,

fuego brama, y toro humea.

 

   Que al hallar el monstruo oscuro,

donde ejecutar ofensas;

no dudo que por el cielo

alguno al infierno fuera.

 

   Los caballos renovando

narcisos cuatro, presentan

denuedo arriscado al circo,

y al fiero animal voltean.

 

   No así de acero arqueado

sale volante saeta,

como parte a destruir,

a donde vio resistencias.

 

  Éste le taladra el pecho,

el cuello aquél le penetra:

y al fin uno de la vida

le acabó de abrir las puertas.

 

   Raudal de líquida grana

el armamento añoso ostenta,

agoniza con sí mismo,

y cadáver bermejea.

 

   Barroso tigere, terror

de la montaña morena;

en quien debió de pacer

mucha venenosa yerba.

 

   A la vista se ofreció,

y agilizando braveza,

alcanzar quiso personas

de no enana palenquera.

 

   Rabiando por ofender

a peligros se despeña,

y como el morir en ellos,

nunca dejó de ser fuerza.

 

   Murió pues con más heridas,

que un abril flores engendra,

que un mayo dispone espigas,

que un junio granos deseca.

 

   Dieron principio a la entrada,

y librando lanzas gruesas,

pensamientos son que corren

sino jinetes que vuelan.

 

   Por ser tan propio a las cañas

echar lances, lances echan,

tales, que de cuantos miran

no hay voluntad, que no pescan.

 

   Unicornios andaluces,

en tanto afán se recrean.

Cuando heridos sus hijares,

rosicler vital gotean.

 

   El juego finalizando,

escaramuzas comienzan,

bueno todo, quiera Dios,

que escrito también parezca.

 

   Todo se le debe al Duque,

más lustros viva, que cuenta

único pájaro inflantes

lirios una primavera.

 

   Y con tal dicha los viva,

sobre afortunada rueda,

que, el vicioso infame, ofenderle

(la envidia digo) no pueda.


 

Miguel Colodrero de Villalobos, Varias rimas, Córdoba, Salvador de Cea Tesa, 1629, ff. 80-90.

 


 

BIBLIOGRAFÍA:

Autor/es:             Colodrero de Villalobos, Miguel

Título:                 Golosinas del ingenio / M. de Colodrero Villalobos

Publicación:        [Zaragoza, 1642 : s.n.], 1960 ([Tip. Moderna])

                            XIII, 126 p., 2 h. ; 18 cm

Colección:           Duqve y Marqvés. Opúsculos literarios rarísimos ; v. XVII

...............................................................................................................................

Autor:             Colodrero de Villalobos, Miguel (1608)

Otros responsables: ·  Matevad, Sebastián, imp. ·  Matevad, Jaume, imp.

Título:              El Alpheo, y otros assuntos, en verso, exemplares algunos / por                          don Miguel de Colodrero Villalobos...

Publicación:     En Barcelona : en casa Sebastian, y Jayme Mateuad..., 1639

Descripción:    [8], 130 [i.e. 132] h. ; 8º

Notas:            ·  Colofón

·  Sign.: [calderón]8, A-Q8, R4

·  Error de fol., se repiten h. 95 y 96
.....................................................................................................................................

Autor:              Colodrero de Villalobos, Miguel (1608)

Otros responsables: ·  Cea Tesa, Salvador de, imp.

Título:              Varias rimas de don Miguel Colodrero de Villalobos...

Publicación:     En Cordova : por Salvador de Cea Tesa, 1629

Descripción:    [16], 176 p. ; 4º

Notas:            ·  Colofón con marca de impresor

·  Sign.: [calderón]8, A-K8, L-M4

..........................................................................................................................

Autor:              Colodrero de Villalobos, Miguel (1608)

Otros responsables: ·  Lanaja y Lamarca, Pedro, Herederos de, imp.

Título:          Diuinos versos o Carmenes sagrados... / D. Miguel de Colodrero    Villalobos los escribia...

Publicación:     En Zaragoça : por los herederos de Pedro Lanaja, y Lamarca , 1656

Descripción:    [4], 68 h. ; 4º

Notas:            ·  Sign.: [ ]4, A-H8, I4

 


UN SEGUIDOR DE GÓNGORA, ORIUNDO DE BAENA[1]: MIGUEL COLODRERO DE VILLALOBOS (1608-)1660?).

 

ANTONIO CRUZ CASADO
IES “Marqués de Comares”. Lucena


            El anatema de Menéndez Pelayo sobre la poesía gongorina, y en especial sobre la de Miguel Colodrero, ha propiciado que apenas se hayan llevado a cabo estudios sobre este poeta baenense, de la misma manera que se carece de una edición actual. La inquina contra el barroco por parte del influyente sabio santanderino no tuvo en ningún momento la necesaria rectificación, no cantó la palinodia como hizo en otras ocasiones, por ejemplo, con respecto al romanticismo alemán[2]. De esta forma considera un poema que nos parece tan fundamental como Las Soledades en los siguientes durísimos términos: "Góngora se había atrevido a escribir un poema entero, sin asunto, sin poesía interior, sin afectos, sin ideas, una apariencia o sombra de poema, enteramente privado de alma. Sólo con extravagancias de dicción intentaba suplir la ausencia de todo, hasta de sus antiguas condiciones de paisajista. Nunca se han visto juntos en una obra tanto absurdo y tanta insignificancia. Cuando llega a entendérsela, después de leídos sus voluminosos comentadores, indígnale a uno más que la hinchazón, más que el latinismo, más que las inversiones y giros pedantescos, más que las alusiones recónditas, más que los pecados contra la propiedad y limpieza de la lengua, lo vacío, lo desierto de toda inspiración, el aflictivo nihilismo poético que se encubre bajo esas pomposas apariencias, los carbones del tesoro guardado por tantas llaves. )Qué poesía es esa que, tras de no dejarse entender, ni halaga los sentidos, ni llega al alma, ni mueve el corazón, ni espolea el pensamiento, abriéndole horizontes infinitos? Llega uno a avergonzarse del entendimiento humano cuando repara que en tal obra gastó míseramente la madurez de su ingenio un poeta, si no de los mayores (como hoy liberalmente se le concede), a lo menos de los más bizarros, floridos y encantadores en las poesías ligeras de su mocedad"[3]. Termina diciendo que las Soledades es una obra baladí y execrable.

            Y sin embargo, Góngora, que acaba de traducirse hace poco tiempo al japonés[4] (datos bibliográficos e indicar que tal obra bien merecería que nuestra academia nombrase correspondiente a su autora), tiene la consideración entre la crítica actual de ser "uno de los grandes poetas del mundo, no sólo de España", como decía Cervantes en feliz frase aplicada en su momento al lucentino Barahona de Soto (Quijote, I, 6). Para Menéndez Pelayo los seguidores del genial poeta cordobés tienen incluso peor consideración, como es de esperar, y al respecto dice del poeta de Baena: "Colodrero de Villalobos era un culterano furibundo, y en sus obras nada hay de tolerable, salvo algunos epigramas"[5].

Claro que Menéndez Pelayo no es más que la última fase de una línea de tendencia clasicista, horaciana, que tiene precedentes abundantes en toda la crítica anterior, incluso en el mismo momento en que se está produciendo la obra gongorina. En este sentido hay que recordar también la opinión contraria de otro crítico decimonónico, Bartolomé José Gallardo, que afirma, refiriéndose igualmente a Colodrero: "Como joven y paisano, y convivo de Góngora, fue de los más fanáticos sectarios de este heresiarca de la poesía. Su lenguaje es gongórico; sintaxis enhetrada[6]; voces exquisitas y nuevas, de su propio cuño"[7].

Conocemos hasta cuatro obras editadas del poeta baenense[8], aunque en la última de ellas parece indicar que ha editado cinco: "Ésta que de mis obras impresas es a dos visos la quinta", señala[9] en la dedicatoria al Conde de Cabra. Sus libros conocidos son los siguientes: Varias rimas, impreso en Córdoba, por Salvador de Cea Tesa, en 1629; El Alfeo y otros asuntos en verso, ejemplares algunos, impreso en Barcelona, por Sebastián y Jaime Metaud, en 1639; Golosinas del ingenio, editado en Zaragoza, por Pedro Lanaja, en 1642, y Divinos versos o cármenes sagrados, que vio la luz igualmente en Zaragoza, por los herederos de Pedro Lanaja, en 1656. Frente a estos datos reales, ignoramos prácticamente todo lo demás[10]; la fecha de su nacimiento se sitúa en Baena, en 24 de mayo de 1608 fue bautizado en la Parroquia de San Bartolomé, según la mayoría de los críticos que le han concedido alguna atención[11], y en el año 1611, según algún otro[12], y la fecha de su muerte, hacia 1660, o después, se apunta solamente como probable[13].

            Por razones de tiempo, nos dedicaremos sólo a examinar de manera sucinta su primera obra, la que aparece en Córdoba, sólo dos años después de la muerte de Góngora, cuyo estilo sigue, aunque en los libros restantes encontramos diversas composiciones de interés para esta ciudad de Baena y para algunos otros pueblos de esta comarca. Entre ellas se pueden mencionar el soneto "A un amigo habiendo muerto un ciervo en un sitio que llaman la boca Horquera" (f. 26 v), "A la muerte del señor don Gonzalo Fernández de Córdoba" (f. 30 v.),  "Habla con el lector en un suceso que tuvo el poeta viniendo de Granada" (f. 88 r.),  (todas las anteriores del Alfeo), "En el túmulo a la Excelentísima Señora Dña. Isabel Fernández de Córdoba y Figueroa, Condesa de Cabra" (f. 16 v.), "Al excelentísimo Señor Conde de Cabra, en muerte de la Excelentísima Señora Doña Isabel de Córdoba y Figueroa, Condesa de Cabra, su mujer" (f. 17 r.), "Llegando el autor al apacible sitio de las huertas y río de Cabra" (f. 23 r.), "A la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, que está en Santo Domingo de Baena" (f. 42 v.), "Respondiendo a un religioso que hablaba muy de veras en que por la industria de un catalán subiría el agua en Baena" (f. 53 v.),  "A Arias, famoso representante que murió en la Villa de Cabra" (f. 63 v.),  (de Divinos versos), etc. En curiosa coincidencia con nuestra actual aproximación se presentará en unas jornadas, que se celebrarán la próxima semana en la Universidad Complutense de Madrid, una comunicación sobre un poema mitológico burlesco de El Alfeo, titulado "Mentira pura de Baco y Erigone"[14]. Parece que las sombras del olvido van perdiendo con ello alguna densidad en torno a este poeta.

            Las Rimas juveniles de Colodrero están dedicadas al "Excelentísimo Señor don Luis Fernández de Córdoba, Cardona y Aragón, Duque de Sessa, Soma y Baena, Marqués de Poza, Conde de Cabra, Vizconde de Iznájar, Señor de Rute"... el cual, entre otros títulos es también "Señor de Doña Mencía y Albendín"; como puede comprobarse, muchos de ellos se refieren a lugares de esta zona. No podía haber elegido el poeta mejor mecenas que el poderoso Duque de Sessa, desterrado por entonces en Baena, concretamente, desde septiembre de 1627 a noviembre de 1628, por cierta aventura amorosa con una dama casada a la que también pretendía otro noble[15]. La protección de tan poderoso señor explica que un alto número de cortesanos y de poetas elogien la obra, de lo que comenta Gallardo: "Con dificultad habrá poesías peores que hayan salido al público con más elogios en verso"[16].

            Poco más de veinte años antes, Miguel de Cervantes no tenía ningún amigo lo suficientemente relevante para dedicarle los elogios de rigor al comienzo de D. Quijote, de lo que parece alegrarse mucho Lope de Vega, que comenta en una carta por entonces: "De poetas, no digo: buen siglo es éste. Muchos están en cierne para el año que viene, pero ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio que alabe a Don Qujote"[17]. En consecuencia su libro salió sin estas preceptivas y estereotipadas alabanzas previas, sin acompañamiento amistoso, al contrario que le ocurre a Colodrero. Basta pensar en el castizo refrán: "El que a buen árbol se arrima..."; no existía por entonces en estas tierras una sombra mejor que la del Duque de Sessa. La juventud del autor, que en el momento de la edición del libro no sobrepasaba apenas los veinte años, las palabras de aliento al mismo, así como su relación con Baena y su poderoso señor, son elementos que se reiteran en estos escritos preliminares. La fogosa inexperiencia del poeta, su orgullo, un tanto inmotivado todavía, se advierten en el prólogo al lector, en el que señala: "soberbia tengo para decirte que hay en ellas [en sus obras] partes que te han de agradar". Claro que si a alguno le pareciesen malas, no se le da de ello un ardite, como decían los clásicos, "de todos se me da -escribe- las coplas de mis romances, por no decir las de don Gaiferos". Si el lector traduce esto al lenguaje actual, sin duda puede salirle algún exabrupto.

La relevancia de los autores que respaldan al escritor es enorme en estos años iniciales del siglo XVII; nada menos que el gran Lope de Vega, que firma el parecer y añade un buen soneto en el que se refiere a  "tu tierna y verde edad, tu luz primera / así tu patria y tu nobleza honora", "cuando amanece de tu ingenio el día", añade; el madrileño Juan Pérez de Montalbán, el prestigiodo predicador José de Valdivielso, entonces capellán del serenísimo Infante Cardenal, que escribe "que a la cultura de la edad primera / apuesta luces y compite rosas"; el granadino Pedro Soto de Rojas o el cultísimo ruteño Juan de Aguilar[18], humanista en Antequera, que le dedica unos versos latinos. Entre los restantes poetas y cortesanos (hay unos veinte en total), otros alaban a su ciudad, por ser la cuna del prometedor lírico. Así Jerónimo Pérez de Valenzuela apunta que el Sol, es decir, el dios Apolo, "ya a Delfos tiene en Baena", en alusión a la capacidad de vaticinio que se les suponía a los vates, asociados con frecuencia con el célebre santuario griego, y Felipe Bernardo del Castillo, que es el capellán de doña Juana de Rojas y Córdoba, escribe: "Bien gozará Baena eterna fama / por ser tu patria ilustre y venturosa".

De todos ellos, el más famoso, y el que parece haber arrastrado a los demás, es Lope de Vega, que comenta en el inicio mismo, en un parecer, que el libro "no tiene cosa que repugne a la fe, ni ofenda las costumbres. El estilo es florido, el lenguaje advertido, los pensamientos honestos y todo finalmente digno de que V. A. aliente sus principios con la honra de la licencia que pide". También el gran Lope era por estos años deudor del Duque de Sessa, en una labor delicada que estaba a caballo entre las funciones propias de un secretario de amores y un alcahuete del noble. De todo ello dan fe las numerosas cartas que escribe Lope de Vega al noble baenense, al que llevaba unos veinte años de edad. Don Luis Fernández de Córdoba había nacido en Baena en 1582 y moriría en 1642, con unos sesenta años, avejentado por los excesos y por los amoríos, que algunos críticos, al parecer con poco fundamento, consideran tanto de carácter heterosexual como homosexual[19]. Sessa es, con todo, una de las figuras más representativas de la corte de Felipe III y de Felipe IV, aunque sufre diversos destierros, como el ya señalado antes, pero participa en los sucesos más relevantes de la corte española, como el recibimiento y fiestas al príncipe de Gales[20], que venía a España con la intención de casarse con la hermana de Felipe IV, la princesa María de Austria, en 1623.

Pero además la amistad de Lope y don Luis afectaba también a sus hijos, a sus amantes; así don Antonio de Córdoba, hijo del noble y conde de Cabra, apadrina en 1617 a la niña Antonia Clara, hija de Marta de Nevares y Lope de Vega, aunque se registra como hija de Marta y de Roque Hernández, el anterior marido de la hermosa Marcia Leonarda. Como se sabe, Lope se había ordenado sacerdote algunos años antes, en 1614. La confianza y trato campechano entre el noble y el escritor llega a que, en ocasiones, el duque cene en casa de Lope, una comida sencilla preparada por las propias mujeres de la casa [21]. En este ambiente no hay que extrañar que el escritor le pida aceite para hacer la comida y para alumbrar, como se indica en alguna carta de 1628: "Tengo salud -escribe el Fénix- y la tienen las criadas de V. E., ahijadas y madre [se refiere a sus hijas Feliciana y Antonia Clara, y a Marta de Nevares]. Escribieron con Aguilar, que se ofreció traerles aceite del Andalucía para la Cuaresma y, así, una dellas, viendo que no viene, ha vuelto la letra de don Luis de Góngora que dice:

 (Ay, que muero de celos

de aquel andaluz!

Háganme, si muriere,

la mortaja azul[22],

desta suerte:

 

(Ay, que al Duque le pido

aceite andaluz!

Pues que no me le envía,

cenaré sin luz.

 Mire V. E., si Antoñica puede ya desafiar las musas"[23]. El escritor solía adjudicar a mujeres de su familia algunas de sus composiciones, como hace en este caso.

He aquí, pues, que descubrimos que el gran Lope de Vega es uno de los primeros admiradores y degustadores del aceite andaluz, seguramente del que se producía ya por entonces en Baena, de notorio renombre.

Por lo que respecta al libro que nos ocupa, en él no se advierte ordenación temática no métrica demasiado fija, aunque tanto los temas como, en menor medida, los metros sean bastante variados. Junto a reflexiones morales aparecen referencias mitológicas, poemas a las rosas, habitualmente como símbolo de la fugacidad de la vida, en lo que Colodrero adquiere singular maestría o especial insistencia; entre estos poemas, circunscritos al presente libro, están los titulados "Rosa ultrajada", "Al deshojar de un rosa en una fuente", "Haciendo ejemplar de su amor a un arroyo a la vista de unas rosas", "Ofreciendo unas flores", etc.

De especial interés para nosotros es el soneto "A don Luis de Góngora, en alabanza de su Polifemo y Soledades"[24], que quizás pudo conocer Góngora porque, según se desprende del último terceto, el poeta cordobés está aún vivo cuando se compone el texto, aunque había fallecido sólo dos antes de la edición que nos ocupa. El texto señala: "Y en mereciendo luces pisar bellas / holocausten, venérenle su nombre, / hasta el fin de los siglos sea eterno", lo que viene a decir que cuando muera ("en mereciendo luces pisar bellas", referencia a estar en el cielo, más allá de las estrellas, o luces bellas, como si las estuviera pisando), entonces su nombre será inmortal.

Con respecto a la Fábula de Polifemo y Galatea señala que "de Galatea, dulces crueldades, / cantadas mira en superior desvelo", en tanto que las Soledades le merecen un cuarteto completo:

 Estas aquellas suspensión del suelo

cultas heroicamente Soledades,

donde en altas profundas variedades

siente imitada su armonía el cielo.

 

Ambas composiciones gongorinas guían en cierto sentido otras dos de Colodrero; la influencia de las Soledades se advierte en la extensa "Silva"[25] pastoril y paisajística, y el Polifemo presta algunos tonos y metros a la "Fábula de Teseo y Ariadna"[26]. No faltan tampoco ejemplos de la poesía áulica o cortesana, igualmente cultivada por Góngora, en composiciones como el soneto dedicado "Al Señor Don Antonio Fernández de Córdoba, Conde de Cabra, viniendo a su estado" (p. 43), que es el hijo del Duque de Sessa, en tanto el mecenas es objeto de su atención en dos poemas: "Fiestas del Excelentísimo Señor Duque de Sessa, por la salud de Su Majestad" (p. 80), en las que se refiere a unas fiestas de toros y cañas celebradas precisamente en Baena, en los primeros meses de 1628, cuando aún dura el destierro del Duque[27], también citadas por Lope en una de sus cartas (marzo de 1628), y otra "Al Excelentísimo Señor Duque de Sessa" (p. 91), altamente elogiosa y que bien pudo motivar la protección del noble con respecto al poeta.

Con relación a otros poemas de esta colección, como la "Fábula de Hipomenes y Atalanta" (p. 93), se puede señalar que recuerda lejanamente alguno de los romances de Píramo y Tisbe, de don Luis, aunque el sentido paródico y satírico no está muy marcado (sí lo está, en cambio, en la "Mentira pura de Baco y Erigone", incluido en El Alfeo), de la misma manera que la mediana serie de romances de Colodrero, unos 22 poemas, casi todos amorosos y pastoriles, nos evocan algunos recursos gongorinos[28], aunque con tonos muy desvaídos y mediocres. Finalmente, hay alguna composición religiosa, aunque el tema está poco cultivado, al contrario que ocurre en los libros siguientes, como la titulada "Al sentimiento de San José, viendo preñada a la Virgen Nuestra Señora" (p. 169), que trata un tema que tuvo reparos en alguna situación histórica[29] y que aquí parece disculpable por la juventud e inexperiencia de su autor.

En conjunto, estamos ante una colección variada, en la que se advierten algunos rasgos prometedores, que luego se cumplirán en colecciones más maduras, como los Divinos versos, de 1656, a la que pertenece este delicado y desengañado soneto, con el que queremos terminar esta aproximación inicial:

 Desengaño de la brevedad de nuestra vida, concluyendo con que un hombre es árbol e converso.

 No ha nada que era mozo y ya soy viejo,

parece que anteayer iba a la escuela;

(válgame Dios!, y lo que el tiempo vuela,

sin duda que alas tiene de vencejo.


 Esta mañana me miré a un espejo,

que heredé de los bienes de mi abuela,

y de la que a los días pica espuela

surcada vi la tierra al sobrecejo.


 Contra mí no hay instante que no obre,

y en mis sienes de canas mil cubiertas

plata blanquea, lo que ya fue cobre.


 (Qué breves nuestras vidas son! (Qué inciertas!

Mas )cómo ha de durar un árbol pobre,

que tiene las raíces descubiertas?[30]

 

En fin, se puede señalar que este poeta vive en una época de gigantes, el Siglo de Oro, y tuvo que codearse con líricos de la talla de Góngora, Lope o Quevedo[31], junto con otros igualmente muy valiosos y significativos; en cualquier otro momento histórico Colodrero, hubiera sido considerado, tal como nos parece en estos momentos, un poeta estimable, digno de atención y de estudio.

 

Lucena, 12 de  noviembre de 1999

 



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[1] El texto de este artículo procede de una comunicación, con el mismo título, que se expuso en las Jornadas de la Real Academia de Córdoba en Baena, que tuvieron lugar los días 13 y 14 de noviembre de 1999.

     Carmelita descalzo, nació en Baena y profesó en Córdoba en 21 de noviembre de 1631. Era hijo de Antonio Gómez Perales y de Dominga María de Castro. Escribió: Consultatione varia. Ms., tres tomos en folio. Historia traslationis conventos de Remedís. Ms., un tomo en folio. Ambas obras estaban a fines del siglo XVIII en el Convento del Ángel de Sevilla.

 

Francisco Valverde y Perales, Historia de la Villa de Baena, Córdoba, Diputación Provincial, 1982, p. 445.

 

Sin descripción de este personaje.
Joaquín del Pino

 

BIOGRAFÍA:

Origen del apellido:

     En 1236 las tropas de Fernando III conquistan Córdoba. Los caballeros que participaron en la empresa recibieron territorios para su defensa. Entre ellos se cuenta un antepasado de nuestro personaje; Gabriel Núñez del Pino se establece en Baena y funda un mayorazgo. Su hijo Fernán Núñez se convertirá en poblador y primer señor de Fernán Núñez.

     El señorío pasará a Alonso Fernández de Córdoba y a Fernando Alfonso de Montemayor quien lo entrega como dote a su hija Inés Alfonso de Montemayor al casar con Diego Gutiérrez de los Ríos, caballero 24 de córdoba donde fundará un castillo en 1385 para preservar a la población, fundada por privilegio de Juan I en 1382, de los saqueos; Felipe IV concedería a los sucesores el título de condes de Fernán Núñez (1639); Fernando VII les dará el de duques (1815). El VI conde, Carlos José Gutiérrez de los Ríos, construirá el palacio ducal de fines del s. XVIII con sus jardines.

Ascendientes

Bisabuelo: Joaquín del Pino, tesorero de presas y jornadas de S.M.

Abuelos: José del Pino Criales, regidor perpetuo de Orán y María Romero y Velázquez.

Padres: Francisco del Pino Romero y María Sánchez de Rojas y Negrete, perteneciente a la nobleza montañesa.

Datos biográficos

     Nació en Baena, Córdoba, España, el 20 de enero de 1729, bautizándose el 22 en la iglesia de Sta. Mª la Mayor. Santiago de Santiago es el autor de la figura erigida en la plaza de España de Baena en honor a este personaje.

     Inició sus servicios a Su Majestad como cadete en el regimiento fijo de Orán desde 1747. Además, durante este lapso de tiempo estudió también matemáticas en la Academia Real y Militar establecida en aquella región.

     En 1753 obtiene el diploma de Ingeniero Delineador y pasa a la península desarrollando funciones técnicas y profesionales.

     En 1770 fue destinado a Montevideo para hacerse cargo de las fortificaciones del Río de la Plata. Carlos III le nombra comandante ingeniero y director de las mismas en 1771.

     Desempeñó esas labores hasta que en 1776 se le nombró Gobernador Militar y Político de Montevideo. Entre las normas de gobierno que dictó está su bando de 19.IX.1785 prohibiendo el uso del cuero de ternera, ternero o vaca para hacer botas, las cuales habrán de hacerse con el de las yeguas y sus crías hembras solamente; responde esta orden a los perjuicios que ocasionaba al Estado y hacendados la destrucción del ganado vacuno y que el uso de estos cueros estaba muy extendido entre los campesinos.

     En 1789 fue ascendido a coronel y nombrado presidente de la Real Audiencia de Charcas —actual territorio de la República de Bolivia—, desde donde fue transferido a la gobernación de Chile en 1797.

     El 6 de diciembre de 1797 es nombrado gobernador de Chile y presidente de la audiencia. En 1799 es nombrado Capitán General de Chile y obtiene el empleo de Mariscal de Campo.

     La mayor preocupación de Del Pino fue el orden público. En este sentido dictó un Bando de Buen Gobierno en 1799. En él se disponían una serie de medidas tendentes a regular la convivencia social y se dictaban normas básicas de urbanismo. En éste se prohíbe la fiesta de San Lunes, se regulan las actividades de las pulperías como establecimiento de comercio de licores exclusivamente, fijando su horario mercantil y prohibiendo que sirvan de habitación durante la noche. Así mismo prohíbe en ellos todo tipo de juegos y apuestas a la vez que señala las medidas a tomar en caso de disputas o reyertas en esos locales Se prohibía la blasfemia, se imponía toque de queda, se prohibía cargar armas blancas o de fuego, etcétera. Además se ordenó que “ninguna persona use traje que no corresponda a su estado, sexo y calidad y porque son tan graves como comunes, los inconvenientes que se siguen de los disfraces, máscaras y embozos”. El bando regulaba la tenencia de animales y disponía que nadie arrojase basuras e inmundicias de cualquier tipo a las calles, acequias y al río Mapocho, fijando para cada una de las transgresiones las penas respectivas.

     Así mismo conoció los problemas reales de la minería, con la decadencia de la Mita y la incipiente tendencia a una primera industrialización

     Durante su mandato analiza la documentación referente a la Villa de San Carlos y después de recibir nuevos antecedentes favorables a la instauración de esta villa, envía un oficio al intendente y gobernador de Concepción en el cual decreta oficialmente la fundación de la Villa de San Carlos de Itihue el 3 de julio de 1800. Esta villa se emplazaría en las tierras de Llahuimávida en 1801. El 4 de abril de 1801 Joaquín del Pino dejó el gobierno de Chile y partió hacia Buenos Aires.

     En 1800 es designado Virrey del Río de la Plata, ocupando el cargo el 20 de mayo de 1801; el inicio de la guerra entre España y Portugal le volcó de lleno en la organización de las milicias y en tomar cuantas medidas pudieran evitar una invasión o ataque a su jurisdicción. En el interín, el gobernador de Río Grande hizo atacar las guardias españolas de la frontera, apoderándose sucesivamente, desde julio a noviembre, de Batoví a Santa Tecla y de los siete pueblos de Misiones de la izquierda del Uruguay, atacando también al Capitán Bernardo Suárez, que con 115 hombres se hallaba en la sierra de Yaguarón, posesionándose de Cerro Largo. Algún tiempo antes, reunido Artigas en este último punto con la División del Coronel don Nicolás de la Quintana, acompañó a dicho jefe en su excursión hasta el río Santa María para impedir que los lusitanos penetrasen al territorio español; pero a principios de noviembre, justo cuando se aprestaba a lanzarse sobre ellos cerca de la Laguna, hubo de retroceder en protección de las fuerzas destacadas en Melo, amenazadas seriamente en esos momentos por otras más poderosas que las que guarnecían esa villa.

     Sus medidas de gobierno se suceden buscando la mejora de la sociedad, la cultura y la economía: como ing eniero dotó a Buenos Aires de más de 20 fuentes públicas de agua, además de las de Santa Ana, San Isidro, Santo Domingo y la de las Agustinas; crea en el Protomedicato las cátedras de Anatomía y Medicina (fue su titular el Dr. Cosme Argerich); ordena el abastecimiento alimenticio de la población, estableciendo un mercado único. Permite al Consulado de Buenos Aires costear una cátedra de náutica (aunque debe cerrarla por orden superior). Prohíbe el comercio de negros y de cueros en buques extranjeros. Incrementa la construcción de barcos en Corrientes y Asunción. Controla la entrada de extranjeros sospechosos de alentar las ideas independentistas.

     En 1801 apareció el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Histográfico del Río de la Plata, primer periódico impreso en el virreinato en el que podían leerse artículos de Manuel Belgrano. Pero duró poco tiempo ya que el 15 de octubre de 1802, a petición del Comisario inquisitorial Cayetano José M. de Róo, que lo acusaba de injurias contra España, el periódico se cerró el día 17.

     Animó y protegió la publicación del Semanario de Agricultura y Comercio de don Hipólito Vieytes y de don Pedro Cerviño.

     Aprobó en 1803 el proyecto para levantar una construcción que dividía en dos la Plaza Mayor. El edificio tenia un arco central y numerosas arcadas a ambos lados, y allí se instalaron 20 locales que constituyeron la primera galería comercial del país. Es la actual plaza de mayo de Buenos Aires.

     El 9 de abril de l804 la gravedad del ilustre enfermo hizo que el flamante obispo Benito de Lué y Riega llevara los santos óleos bajo palio -y en compañía de toda la clerecía, Cabildo eclesiástico y el secular junto con la Real Audiencia en pleno, cuerpo que ese mismo día decretó asumir el mando- hasta la cama del moribundo. Murió en 1, el día 11 de abril fallece en Buenos Aires. Fue enterrado el 13 por la mañana en el panteón de la Santa Iglesia Catedral (actualmente en la cripta de ese templo mayor)

     Este gobernante se caracterizó por su amor a la justicia, desinterés, buen juicio, prudencia y afabilidad como lo expresa el Cabildo de la Plata en carta al Rey de España. Su principal preocupación fue el adelanto de las obras públicas y la convivencia ciudadana. Se dedicó a los trabajos del Canal del Maipo y fundó la villa de San Carlos de Ñuble. Su mandato fue tranquilo, debiendo sólo enfrentar una epidemia de viruela, que en aquella época resultaba mortal. Durante el gobierno de su reemplazante, Luis Muñoz de Guzmán, arribó al Reino la vacuna contra ella. Como en aquella época España estaba en guerra contra Gran Bretaña, el Gobernador Joaquín del Pino organizó la recolección de dineros para auxiliar a la Corona.

Matrimonios y descendencia

     Mª Ignacia Ramery y Echarry será su primera mujer, siendo sus hijos : Francisco(1769), casado con Juana Shelly Mac Carthy O'Ryan, Dionisia, Juan, Mariano, José Mª, Ramón y Josefa.

     Rafaela de Vera Mújica, de Sta. Fé, conocida como la virreina, será la madre de Francisco Pío, casado con Juana Romero Francia, Ángela, Miguel, Rafaela, Carmen, Mariano, Joaquín, casado con Julia Quiñones de León, Wenceslao, casado con Mª Fernández Villamil, y Juana, casada con Bernardino Rivadavia, primer presidente de la República Argentina.

     Fernando, hijo de Wenceslao, casa con Mª Vigo Grau y Girvos y ambos son padres de Rafael, que casa con su prima hermana María del Pino Quiñones de León; Fernando, el hijo de estos, casa con María Moreno Gutiérrez de Terán, siendo padres de Rafael, casado con Ana Calvo Sotelo Bustelo, y de Jorge, casado con Mª Lourdes O'Shea Suárez.

     Joaquín del Pino Romero y Julia Quiñones de León son padres de Julia, Mª Teresa, Ángela, María -casada con su primo Rafael del Pino Vigo- y Joaquín; éste último casa con Dolores Arce y son padres de Joaquín, José, María, Dolores -casada con Alfredo Kindelán Duany- y Juliana -casada con José Mª López de Letona y Chacón.

Otras noticias

     En el Archivo General de la Nación de Argentina, la colección Andrés Lama conserva la correspondencia de este virrey.

     José Mª Martínez Vivot (Un epistolario virreinal: cartas familiares de Don Joaquín del Pino y Roxas, VIII Virrey del Rio de la Plata. Fundación Rafael del Pino; En busca de una virreina Ed. Planeta) nos acerca a la vida de Joaquín del Pino.

     Don Joaquín del Pino y Rozas. Virrey en las Indias, Fundación Rafael del Pino, Madrid, 2002.                                 

Autora: Ana María García-Junco del Pino

http://gajupi.iespana.es/gajupi/delpino.htm

ENLACES:

San Carlos de Chile, fundado por D. Joaquín del Pino

Fundación Rafael del Pino


CRONOLOGÍA

1708                          Pérdida  de la plaza de Orán

                                 D. Francisco del Pino y su esposa se establecen en            Baena.

1729/20/01                 Nace Joaquín del Pino en Baena, hijo de Francisco del Pino Romero y de María Sánchez   de Rozas Negrete.

1729/22/02                 Bautizado en Santa María la Mayor, por D. Enrique Felix de la Chica.

1732/05/07                 Reconquista de Orán.

                                 Vuelta de la familia del Pino a Orán.

1747/11/05                  Entra a servir de cadete en el Regimiento fijo de Orán.

1749/01/03                  Empieza a estudiar Matemáticas en la Academia.

1751                           Termina sus estudios en la Academia.

1752/02/03                  Pasa al cuerpo de Ingenieros como ingeniero delineador y grado de Ayudante. Destinado a Cataluña.

1752                           Visita y reconocimiento del Ampurdán. Trazado del mapa para la fortificación de la plaza de San Fernando. Mapa del terreno entre Barcelona y Lérida, para la construcción de la nueva carretera.

1753/21/03                  Destinado a Barcelona como encargado de las nuevas obras de fortificación del castillo de Montjuich en calidad de ingeniero extraordinario.

1760/22/07                  Ascendido a Capitán. Pasa a ingeniero ordinario.

1762                           Se suspenden las obras de Montjuich por orden del rey.

                                  Destinado a Guipúzcoa. Durante 10 meses es comisionado para la construcción y reparación de las baterías de la costa de Castilla en la guerra con Portugal.

1763                           Matrimonio con Dª Mª Ignacia Rameri, natural de San Sebastián.

1763/24/12                  Informe favorable del Ingeniero Director D. Pedro Ruiz Olano.

1769/11/08                  Es nombrado Comandante de los Ingenieros españoles que colaboran con los franceses en el levantamiento de los mapas militares de Aldudes, entre Navarra y Francia, hasta el 24/03/71.

1770/24/10                  Ascenso a Teniente Coronel.

1770/08/11                  Se ha arruinado un baluarte de la ciudadela de Montevideo. El gobernador interino Vértiz solicita un ingeniero para la dirección de la obra. D. Joaquín del Pino es propuesto para la empresa.

1771/30/07                  Carlos III le nombra Director de las fortificaciones del Río de la Plata, a propuesta del   teniente general D. Juan Martín Zermeño.

1771/15/10                  Embarca para Montevideo.

1773/10/02/                 Nombrado Gobernador interino de Montevideo.

1774                           Rechazo de un ataque portugués.

                                  Nombrado Comandante de los Ingenieros de Montevideo. Orden de reforzar las defensas de Montevideo y Maldonado.

1776/04/03                  Nombramiento de Gobernador en propiedad y Comandante de Montevideo.

1776/01/04                  Los portugueses atacan y se apoderan de Río Grande.

1776/06/08                  Creación del Virreinato del Río de la Plata.

1776-1777                   Expedición de D. Pedro Ceballos.

1777                           Fundación de la Villa del Rosario.

1777/05/07                  Ceballos entra en la Colonia del Sacramento y comienza su demolición.

1777/27/08                  Ceballos recibe orden de suspender las hostilidades.

1777/01/10                  Tratado de San Ildefonso.

1777/27/10                  Asciende a Coronel.

1778/24/03                  Tratado de amistad y comercio con Portugal (El Pardo).

1778                           Fundación de los distritos de Piedras, Víboras y el Espinillo.

                                  Real Reglamento para la libertad de Comercio entre España e Indias, por el que Carlos III concede la libertad de comercio. Montevideo se beneficia, en competencia con Buenos Aires.

                                  Se crea la Capitanía General de Chile.

1780/17/06                  Muerte de su esposa Dª Mª Ignacia Rameri.

1781                           Fundación de Guadalupe, Pando y S. Juan Bautista o Santa Lucía.

1782                           Implantación de Intendencias en Río de la Plata.

                                  Fundación de San José y Minas.

1783/01/03                  Matrimonio con Dª Rafaela de Vera Música y Pintado, natural de Santa Fe de la Vera Cruz.

1784                           Implantación de las Intendencias en Chile.

                                  Demarcación de la nueva frontera con Brasil.

1784/08/06                  El virrey Loreto colocó bajo las órdenes militares del gobierno de Montevideo a los puertos de Maldonado, Santa Teresa y Santa Tecla.

1785                           Es nombrado Subdelegado de Correos.

1786                           Maldonado es erigida en ciudad.

1788/04/09                  Ampliación de los límites del gobierno de Montevideo.

1789/14/01                  Asciende a Brigadier de los Reales Ejércitos.

1789/21/03                  Es nombrado Gobernador, Capitán General e Intendente de la Provincia de Charcas y Presidente de la Real Audiencia de La Plata.

1790/16/01                  Pino deja el gobierno de Montevideo y marcha a su nuevo destino.

1790                           D. Antonio Olaguer y Feliu, gobernador de Montevideo.

1790/31/05                  Toma posesión de la presidencia de Charcas.

1790 (?)                      Sus tres hijos militares se reúnen con él La Plata.

1795/22/07                  Fin de la guerra con Francia. Paz de Basilea.

1795/04/09                  Asciende a Mariscal de Campo.

1797                           Cesa en el gobierno de Charcas.

                                  Es nombrado nuevo Gobernador e Intendente de Charcas D. Ramón García de León y Pizarro.

1797/19/10                  D. Joaquín del Pino es nombrado Gobernador y Capitán General del Reino de Chile y Presidente de su Real Audiencia.

1798/15/03                  El Rey declara independiente el mando del reino de Chile del de Perú.

1799/31/01                  Hace su entrada en Santiago de Chile, tomando posesión de sus cargos.

1799/14/09                  Encargado de las funciones de inspector de Artillería.

1800/04                      Visita a Valparaíso y lugares intermedios.

1800/10/06                  Propone a S.M. la implantación de la Artillería Volante en el Reino de Chile.

1800/20/06                  Nombrado Gobernador, Virrey y Capitán General del Río de la Plata.

1800/03/07                  Fundación de San Carlos de Itihue.

1800/14/07                 Nombrado presidente de la Audiencia de Buenos Aires.

1801/04/04                 Deja el gobierno de Chile para tomar posesión de sus nuevos cargos.

1801/21/05                 Toma posesión del gobierno de Buenos Aires.

1801                           El Virrey del Pino encarga al marqués de Sobremonte rechazar el ataque portugués.

                                  Paz con Portugal.

1802/01/09                  Se publica el primer número del “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”.

1804/0104                   Enfermedad del virrey.

1804/11/04                  Ante la gravedad del virrey, la Audiencia asume el gobierno político y militar en toda su plenitud.

                                  Por la tarde muere Joaquín del Pino en Buenos Aires.

1804/12/04                  Se procede a abrir el pliego de providencia. El sucesor designado era D. Juan Antonio Montes, que había muerto ya, y en segundo lugar el marqués de Sobremonte, Subinspector de las tropas.

1804/28/04                  Sobremonte se hace cargo del gobierno interinamente.

1804/06/10                  Nombramiento definitivo del marqués de Sobremonte como virrey.

 
Extraído de:

Manuel Horcas Gálvez, Joaquín del Pino. Un gobernador español en América, Baena, M. I. Ayuntamiento de Baena, 2001.

 

 

 

     Nació el 19 de diciembre de 1766, en la localidad de Baena, Córdoba. Fue bautizado en la Parroquia de San Bartolomé el 21 de diciembre del mismo año. Tomó el hábito de fraile dominico el día 30 de agosto de 1783 y profesó un año después.

     Asignado a las Misiones que la Provincia del Rosario tiene en Extremo Oriente, parte de Cádiz en septiembre de 1785 rumbo a Puerto Rico de Cuba, México y Filipinas a donde desembarca el 9 de julio de 1786.

     El 30 de este mismo mes y año se une a los cursos de la Universidad de Santo Tomás de Manila, en la que concluirá sus estudios, al mismo tiempo que imparte clases de Humanidades.

     A finales del año 1789 se ordena presbítero y es destinado a las Misiones de Tonkín (hoy al norte del Viet Nam) donde consigue llegar el 28 de octubre de 1790.

     El 9 de enero  de 1802 es consagrado obispo.

     Es detenido y preso el 9 de junio de 1838. Después de varios interrogatorios fue sentenciado a muerte. El rey aprobó la sentencia el 19 de junio y el 25 de ese mismo mes, a la una de la tarde, fue decapitado.

     Es declarado Beato por León XIII el 27 de mayo de 1900 y canonizado por Juan Pablo II el 19 de junio de 1988.


    Fr. Fernando Aporta, O.P., Santo Domingo Henares. Epistolario, Sevilla, San Esteban, 1998, Colección Monumenta Histórica Iberoamericana de la Orden de los Predicadores, vol. XVII, pp. 478-479.

SANTORAL: 25 junio.

Memorias de las misiones católicas en el Tonkin, ..., por el P. Fr. Manuel Amado, Madrid, Imprenta y fundición de Don José Aguado, 1846.

Biografía

    Literato español, hijo de un convencional francés. Nació en Baena (Córdoba) en 1797 y murió en Leganés (Madrid) en 1889. En 1834 fue nombrado profesor de francés del colegio de la Asunción de Córdoba y en 1846 pasó a la Universidad Central como profesor de literatura griega y latina, cargo que desempeñó hasta poco antes de su muerte. Por  su cátedra pasaron todos los que alcanzaron después celebridad en la literatura y en la política, desde Cánovas y Castelar hasta Menéndez y Pelayo y Canalejas.

    El 28 de septiembre de 1848 José Amador de los Ríos leyó ante su paisano Alfredo A. Camús su memoria de licenciatura, que versó sobre el tema "Juicio crítico de D. Leandro Fernández de Moratín como autor cómico comparado con el célebre Mollliere". El Tribunal lo formaban además Lázaro Bordón, Isaac Núñez de Arenas y Saturnino Lozano.

    Fue hombre de portentosa erudición y además poseía método propio de enseñanza, en el que mostrando el espíritu clásico más puro, no desdeñaba tampoco dar a sus lecciones el comentario real y picaresco a veces. No obstante sus reconocidos méritos, no perteneció a ninguna sociedad científica ni literaria, ni poseyó otra distinción que la gran cruz de Isabel la Católica.

    Conservó hasta el fin de su vida la lucidez de su inteligencia y dejó varias obras, de las cuales algunas no se han publicado, pudiendo citar entre ellas: Curso elemental de retórica y poética, la traducción del Tratado de antigüedades romanas de Osaneaux; Manual de historia Universal, Análisis razonado de las obras de Cicerón, Séneca, Quintiliano y Horacio, y Comentarios a las Lectiones graecae de Bierdon.

Léase: Francisco García Jurado, Alfredo Adolfo Camús (1797-1889): Humanismo en el Madrid del siglo XIX, Madrid, Ediciones Clásicas, S.A., 2002.

Bibliografía

* Historia de la literatura griega hasta la época de Alejandro / Carlos Otfrido Müller ; anotada y continuada por Emilio Heitz ; traducida... por Ricardo de Hinojosa ; con un prólogo del Sr. Alfredo Adolfo Camús Madrid : Establ. Tip. de Ricardo Fé, 1889.

* Curso elemental de Retórica y Poética / por Alfredo Adolfo Camús
Madrid : [s.n.], 1847 (Imp. de la Publicidad, a cargo de M. Rivadeneyra).

* Discurso inaugural pronunciado para la solemne apertura del curso de 1843 a 1844 en la Universidad literaria de esta corte el día 1o de noviembre último / por Alfredo Adolfo Camús Madrid : [s.n.], 1843 (Aguado).

* Curso elemental de retórica y poética : retórica de Hugo Blair [y] poética de Sánchez : textos aprobados por el real Consejo de Instrucción pública, ordenados, corregidos y adicionados con un tratado de versificación castellana y latina / por Alfredo Adolfo Camús Madrid : Librería de León Pablo Villaverde, 1854 (Imprenta de Julián Peña).

* Manual de filosofía racional / por Alfredo Adolfo Camús... [et al.]
Madrid : [s.n.], 1845 (Imprenta y librería de Boix).

* Compendio elemental de historia universal / por Alfredo Adolfo Camús
Madrid : Boix editor, 1842-1843.

*  Principios de retórica y poética / escritos por Francisco Sánchez ; ilustrados con notas y seguidos de un Tratado de arte métrica por Alfredo Adolfo Camús
Madrid : [s.n.], 1845 (Imprenta, librería y fundición de M. Rivadeneyra y Comp.)


BIOGRAFÍA

Hijo del escultor D. José de los Ríos y de Dña. María del Carmen Serrano, nació en Baena por el año 1816 y se bautizó en Santa María. Obtuvo el grado de doctor, fue Catedrático del Seminario de Nobles de Madrid, luego del Instituto Provincial de Málaga, así como Catedrático de Retórica y Poética en el Instituto de Segunda Enseñanza de Granada (Real Colegio de Granada), "regente de segunda clase en literatura general". Fue militar en su juventud; hacia versos con soltura muy singular.
Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, donde obtuvo el grado de Doctor en Filosofía, sección Literatura. Su tesis doctoral fue: "Antiguo teatro español: Moreto, Rojas, Alarcón. Sus principales obras".

Contrajo matrimonio con Dña. Josefa de Alcaraz (10/09/1839 - 4/08/1888) en Granada el 9 de abril de 1854. Tuvieron una hija: Josefa de los Ríos y de Alcaraz, que nació el 6 de agosto de 1870, falleciendo el 1 de septiembre de 1871 a causa de difteria. Su padre sólo la conoció durante seis meses.
Diego Manuel de los Ríos, hermano mayor de D. José Amador de los Ríos y de Demetrio de los Ríos, falleció en Granada a los 56 años de edad.
 
Obra

Didáctica: Instituciones de retórica y poética / por Diego Manuel de los Ríos
Madrid, Librería de G. Hernando, 1877. [Hay diversas ediciones desde 1863). Hay un ejemplar en el Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena.

Fuentes:
Francisco Valverde y Perales, Historia de la Villa de Baena, Córdoba, Diputación Provincial, 1982, p. 446.
Datos nuevos aportados por gentileza de D. Federico Cristófol de Alcaraz
 
 Poética: Poesía inédita, fechada en Málaga el 22 de octubre de 1846.

 

POESÍA INÉDITA

 

     El M. I. Ayuntamiento de Baena adquirió en 2002 cuatro hojas sueltas a un particular que contienen una poesía inédita de José Amador de los Ríos dedicada a la Virgen, y curiosamente la última página contiene un poema de Diego Manuel de los Ríos, hermano del polígrafo baenense. Ambas poesías están fechadas en Málaga.



A la Señorita

Dña. C.M.

 

Octava

 

                                     Lleno de admiración siempre conténgolo

                                    Ese numen creador, que tus pinceles,

                                    Dando a las bellas singular ejemplo,

                                    Hacen resplandecer cual los de Apeles.

                                    Aspira a visitar el sacro templo

                                    De la Deidad te adornan laureles,

                                    Y entre rosas, jazmines, sensitivas,

                                    Corona te daré de siempre-vivas.

 

Málaga a 22 de Obre de 1846



Amador del saber

Infancia en Baena: el primer aprendizaje

(1816-1827)



José Amador de los Ríos nació el 1 de enero de 1816 en una casa de la calle “La tela”. Allí dispusieron el hogar sus padres José de los Ríos y María del Carmen Serrano, que tendrían dos hijos más: Demetrio y Diego Manuel.

Los famosos versos de Juan Alfonso de Baena,“Yo leí dentro de Baena / do aprendí fazer borrones” los podía haber suscrito cuatro siglos más tarde este ilustre baenense, que pasó su infancia aprendiendo las primeras letras, según nos cuenta el historiador baenense Francisco Valverde y Perales, “de la mano del sacerdote D. Domingo Valenzuela”.

 

Córdoba: primera escala del itinerario formativo

(1827-1832)

 

Amador 02

A los nueve años, por avatares de índole político de su padre se trasladó con su familia a Córdoba, donde continuó su formación en el Seminario de San Pelagio. Aprendió latín y filosofía con la guía de los hermanos Monroy y Antonio Rosales, respectivamente. Los tres eran de los docentes cordobeses más prestigiosos del momento.

Madrid: primer contacto con la villa y corte

(1832-1837)

 

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Con catorce años se nutrió en Madrid de una formación sólida en el Colegio Imperial de San Isidro, gracias a la protección que Fernando VII ofreció a su padre, a quien empleó como escultor en sitios reales. Su amor por el saber inició, con una voraz energía de adolescente, su dedicación a diferentes ámbitos a los que se dedicaría en su vida. Se inclinó por la pintura, quizás motivado por la vena artística de su padre y se matriculó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde conoció a la familia Madrazo. Se dedicó a la escritura de la poesía, al estudio de la historia, de los idiomas (francés e italiano).

Quedó cautivado por las lecciones de Alberto Lista (1836-37) sobre teatro  en el Ateneo madrileño y engendró al idea de crear una historia de la literatura española.

Sevilla: el árbol ya está maduro para sus frutos

(1837-1844)

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 La protección que recibiera su padre de Fernando VII declina paulatinamente desde que muere el monarca (1833) y se ven obligados a instalarse en Sevilla.

Con diecinueve años la adolescencia se acaba. La inquietud, la madurez, la formación y una capacidad intelectual y de trabajo, que parece ilimitada, conforman la vida de uno de los eruditos más importantes de la época.

De estas cualidades es buen ejemplo su padre, quien en Sevilla, con 47 años, inicia la carrera de Ayudante de Caminos, que concluiría y le llevaría por diferentes destinos por la península.

La Biblioteca Colombina se convierte en el oasis generador de la actividad incesante y polifacética de José Amador de los Ríos: copia cuadros de Murillo, investiga y estudia códices históricos, literarios, arqueológicos; las tertulias y la actividad literaria lo convierten en el centro de atención y en un prolífico y fructífero creador. Publica su primer libro de poemas Colección de poesías escogidas con Juan José Bueno en 1839.

La gran aceptación de su trabajo se refleja en su nombramiento como Académico honorario de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras en 1839.

En 1840 se casó con María Juana Fernández de Villalta, con quien tendría cuatro hijos y una hija.

La intelectualidad baenense se hace eco de la trascendencia de su paisano fuera de su tierra y lo nombran socio de la Sociedad de Amigos del País en 1842.

La Real Sociedad patriótica de Córdoba y su reino lo acogen como socio en 1844.

En 1844 publicó la obra Sevilla pintoresca, que recoge los monumentos más importantes de la ciudad.

El reconocimiento de su mérito intelectual y creador predispuso su desplazamiento y acogida en Madrid.

  

Madrid: actividad y  plenitud creadora

(1844-1876)

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A los veintiséis años, con el apoyo de personalidades como Pedro José Pidal (Ministro de  Gobernación) y de su insigne amigo y protector el Duque Rivas, empezará una impresionante carrera de cargos públicos  importantes con el desempeño de Secretario de la Comisión Central de Monumentos, que irá acompañada de la publicación de la mayoría de sus más de sus más de 46 extensos volúmenes.

   

1844

Representación teatral de su obra Empeños de amor y honra, que junto a otras conforman una faceta, la de autor teatral, poco conocida de José Amador de los Ríos.

Publica Sevilla pintoresca.

1845

Publica Toledo pintoresco.


Como Oficial Primero de la Dirección del Plan de Estudios realizó una ingente labor en la creación de institutos de segunda enseñanza por todas las provincias españolas.

 

1848

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Publica Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España, que tiene una excelente acogida en España y en el extranjero, siendo traducida la obra a varios idiomas.

Académico de número de la Real Academia de la Historia.

Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid.

Catedrático de Literatura Española. Entre sus alumnos tuvo a Canovas del Castillo, Castelar, Canalejas, Menéndez Pelayo y Leopoldo Alas (“Clarín”).

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Sus relaciones con la intelectualidad y el reconocimiento de ésta traspasan fronteras: el Duque de Rivas, Juan Valera, Alberto Lista, Alejandro Dumas, Herculano, Merimée...

1850


Doctor en Literatura.. En el tribunal estuvo Alfredo Adolfo Camus y Carder, hijo de un convencional francés y nacido en Baena, que desde 1846 fue profesor de griego y latín en la Universidad Central. 

1851


La Real Academia de la Historia le encarga la edición de la obra  Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar Océano de Gonzalo Fernández de Oviedo (Siglo XVI), que concluiría en 1856. 

1852


Edición de Obras de Don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, con biografía, notas y comentarios.. La obra, que consta de cuatro volúmenes se terminó de publicar en 1855. 

1853


Es nombrado Catedrático de Literatura extranjera por el Ministerio de Gracia y Justicia.  

 

1856


Es nombrado Censor de Teatros, cargo que ocupará gratuitamente durante cinco años. 

 

1857


Es nombrado Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Este cargo le permite viajar por el extranjero para conocer universidades y bibliotecas.

Su relación con la Reina Isabel II es bastante fluida desde estos años, como puede apreciarse por la correspondencia de José Amador de los Ríos para solicitar audiencias.

 

1859


Entra a formar parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su discurso de entrada fue “De la arquitectura mudéjar”. Fue la primera vez que se acuñó este término para clasificar un tipo de arte que ya apuntaba en su Toledo pintoresca (1845). 

 

1860


Inicia la monumental obra Historia de la Villa y Corte de Madrid.. Para completar los cuatro volúmenes tuvo que ayudarse de Juan de Dios de la Rada y Delgado y Cayetano Rosell, dado que el último volumen se terminó en 1864 y sus publicaciones eran tantas como sus ocupaciones, como puede verse en los años siguientes y que él mismo confiesa.

 

1861


Publica el tomo primero de una de sus obras más importantes y celebradas: La Historia crítica de la literatura española. La obra completa consta de siete volúmenes. El último se terminó en 1865, cuando su autor tiene 47 años y vio cumplido uno de sus más preciados objetivos de trabajo. Fue un trabajo costeado a expensas de la Reina Isabel II, a quien, como se puede leer en las cartas. iba ofreciendo tomo por tomo en diferentes audiencias.

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El importante descubrimiento de las coronas visigodas de Guarrazar hizo que el Gobierno y las Cortes encomendaran a la Real Academia de la Historia la creación de una comisión de la que formó parte José Amador de los Ríos, que presentó el trabajo El arte latino-bizantino en España y las coronas visigodas de Guarrazar: Ensayo histórico crítico.  

 

1862


Continua el reconocimiento de su increíble capacidad intelectual y de trabajo. Es nombrado Académico correspondiente extranjero de la Societè des Antiquaires de Normandie.

El Ministerio de Fomento lo nombra Catedrático de Estética.

 

1863


Es elegido Diputado por Almería. El acta del escrutinio de 13 de octubre refleja que consiguió mayoría absoluta (243 votos de 361 emitidos). Fue miembro del partido Unión Liberal. Pero su paso activo por la política apenas duró un año.

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1867


Es nombrado Vicerrector de la Universidad Central de Madrid. 

 

1868


El 5 de febrero es nombrado Director del Museo Arqueológico Nacional. Durante su cargo se consiguió realizar una ampliación considerable de piezas, gracias a las donaciones de particulares. Su hijo Rodrigo ocuparía también este mismo cargo.

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La revolución de septiembre (“La Gloriosa”) hace que el 4 de diciembre José Amador de los Ríos sea declarado excedente en la Universidad y que dimita del cargo del Museo Arqueológico Nacional.

Durante los dos años en los que está “excedente”  en la universidad escribe otra obra capital y convertida en un clásico: Historia social, política y religiosa de los judíos en España y Portugal, que saldría publicada en 1875-76 en tres volúmenes.

 

1870


Es restituido a su cátedra en la Universidad por mediación de Juan Valera, nombrado Director de Instituciones Públicas.

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1874


Es nombrado Inspector General de Instrucción Pública.

 

1876


Este mismo año sufre la pérdida de dos de sus cinco hijos. Alfonso,  Primer Teniente de Infantería murió el 30 de enero a causa de una granada en Santa Bárbara de Oteiza. Gonzalo, médico y Caballerizo Real, murió en junio asistiendo a los enfermos en Cuba.

Los frutos de su actividad incesante se reflejan en reconocimientos como el de socio fundador de la Sociedad Geográfica de Madrid, pero su salud está tan quebrantada que, por recomendación médica, debe salir de la vorágine de actividades que tiene en Madrid y va a Córdoba, a Málaga y posteriormente a Sevilla.

 

1878


Muere la mañana del 17 de febrero en compañía de familiares y amigos. Es enterrado en la capilla de la Universidad.

 

HIJOS:


·       Isabel Matilde: Exquisita formación, como puede comprobarse por la preocupación de su padre. Se casó con Francisco Fernández y González, erudito y Rector de la Universidad Central de Madrid.   

·       Alfonso (Véase arriba año 1876)

·       Gonzalo (Véase arriba año 1876)

·       Ramiro: Fue arquitecto célebre que ocupó cargos en su profesión importantes y participó en diferentes exposiciones universales.

·       Rodrigo: Escritor, historiador, orientalista, abogado, académico, Director del Museo Arqueológico, profesor de la Facultad de Derecho y de la Academia de Jurisprudencia. Siguió, en cierto modo, los pasos de su padre, tanto en ingenio como en la trayectoria de investigaciones y publicaciones. Murió en 1918. Su hijo Alfonso colaboró estrechamente con el Ayuntamiento de Baena en el homenaje que se realizó en esta población en el centenario de la muerte de José Amador de los Ríos.  

    Del mismo modo, el M. I. Ayuntamiento de Baena, con la inestimable ayuda de los descendientes de la familia de José Amador de los Ríos, especialmente de D. Pablo Ramírez Jerez, se realizó una exposición en Baena, con motivo del II Congreso Internacional Cancionero de Baena, celebrado en esta localidad del 16 al 20 de abril de 2002.

 

El saber de Amador.

Poeta   

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( José Amador de los Ríos, con bigotes, a los pies de la estatua)

Sus primeros poemas, publicados con Juan José Bueno, cuando tiene 21 años, están impregnados del estilo romántico de la época y gozaron del beneplácito de Alberto Lista y el Duque de Rivas. Además de los que recoge esta primera publicación de 1839 colaboró en numerosas publicaciones periódicas. La publicación de 1880 recoge algunas de las publicadas en 1839, de las publicadas en periódicos y revistas y otras nuevas. 


El prólogo de su amigo Juan Valera es apologético. En este tomo se incluyen poesías varias, diez romances, ocho epístolas, cuatro odas, treinta y dos sonetos, la traducción de tres salmos y de una alabanza del texto hebreo de la Biblia.  

El volumen de poesías recopilado por su hijo Rodrigo incluye algunas poesías publicadas en las dos publicaciones anteriores, pero también bastantes inéditas, lo que le da el doble valor de los desconocido y lo interesante. Recoge: poesías varias, romances, sonetos, tres obras dramáticas y una addenda de sonetos. 

Colección de poesías escogidas de D. Juan José Bueno y D. José Amador de los Ríos. Sevilla: Imp. De El Sevillano, 1839. 

Poesías. Prólogo de D. Juan Valera. Madrid: Eduardo Martínez, 1880.  

Poesías inéditas . Recopiladas por su hijo Rodrigo Amador de los Ríos. Madrid, 1880. Tomo manuscrito de 624 páginas que contiene poesías, romances y tres obras dramáticas.  

 

Pintor


Ya en Madrid (1832-1837), entre los catorce y los 19 años, recibió clases de dibujo de los escultores José Giner y José Piquer. Tenía una capacidad innata para las artes plásticas, especialmente para la pintura. Se  matriculó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo a maestros tan ilustres como José Madrazo. Él mismo retrató a su suegro D. Joaquín Fernández y Villalta en un cuadro que se conserva en la Academia.

En Sevilla (1837-1844) continuó con su afición a la pintura. Se sabe que realizó diferentes cuadros imitando a Murillo. Se reunía en la Biblioteca Colombina con pintores y literatos sevillanos que iban a verlo pintar y a charlar con él. Al parecer, incluso ayudó a la economía familiar con la venta de cuadros.

Esta es una faceta poco conocida de José Amador de los Ríos. Entre los cuadros que tiene está un San Hermenegildo, que se encuentra en el Museo del Prado.

A juzgar por su capacidad creadora y de trabajo deben existir bastantes en manos de particulares.

 

Autor dramático


Además del conocimiento del teatro, como lo demuestra su interés en  el curso sobre literatura dramática española de Alberto Lista en el Liceo de Madrid (1836-37), se dedicó a la creación dramática con obras que parece que tuvieron desigual acogida.

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En 1842 el periódico monárquico La esperanza anunciaba que se estrenaba la comedia Empeños de amor y honra, del joven poeta don José Amador de los Ríos. En 1844 se anuncia la representación de esta obra en Sevilla.

El estilo que rezuman la mayoría de ellas es el de los clásicos Calderón y Lope de Vega. 

En su biblioteca personal tenía los libretos manuscritos de bastantes obras de teatro ( históricas, sainetes, comedia...) tanto de autores de la época como suyas.

·       Empeños de amor y honra, comedia en tres actos y en verso. 

·       Don Juan de Luna, drama histórico en un acto y en verso. 

·       Felipe el Atrevido, drama histórico en tres actos y en verso. 

·       Algunas más se encuentran en la biblioteca personal de José Amador de los Ríos, que se encuentra microfilmada en el Centro de Documentación.

 


Su conocimiento de idiomas (francés, italiano, hebreo...), unido a su inquietud intelectual y a sus viajes por el extranjero, en el desempeño de los cargos que ostentó, facilitaron más que la tarea de traducir y publicar lo traducido la de la asimilación de lo que se producía fuera de España.

 
·       Historia de la Literatura española, traducción y ampliación de la Histoire de la Litterature du Midi de Simonde de Sismondi. Sevilla, 1841-2. 

·       Estudio sobre las constituciones de los pueblos libres de Simonde de Sismondi. Sevilla, 1843. 

·       Influencia del siglo XVIII en la legislación del siglo XIX de Juan L. Eugenio Lerminier.

  

Editor



La Real Academia de la Historia le encargó la edición de la obra de Gonzalo Fernández de Oviedo, con la que se inició la “Colección de historias de Indias”. Realizó un trabajo único e irrepetible, sacando en cuatro volúmenes los veinte de Fernández de Oviedo, del que realizó un biografía amplia y concienzuda.

La biografía y la edición de las obras del Marqués de Santillana, como ocurrirá con otros trabajos suyos tienen el valor de ser únicos, y muy bien cotejados de  los códices originales.   

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Obras de Don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana. Ahora por primera vez compiladas de los códices originales, e ilustradas con la vida del autor, notas y comentarios por D. José Amador de los Ríos. Madrid: Imp. De José Rodríguez, 1852.    

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Historia general y natural  de las Indias, islas y tierra firme del mar Océano por el Capitán Gonzalo Fernández de Oviedo (Siglo XVI).  Cuatro volúmenes. Madrid: Imprenta de la Real Academia de la Historia, 1851.

 

Articulista de prensa


·       Escribió en muchos periódicos y revistas de la época. Destacamos algunos: Floresta Andaluza, El Cisne, El Liceo, La Alborada, El Siglo Pintoresco, El Laberinto, El Semanario Pintoresco Español, Museo de las Familias, La Ilustración de Madrid, La Universal, La Española y Americana, La América, El Arte en España, La Academia, etc. 

 

Ensayista y orador


Como académico de diferentes academias y miembro de sociedades culturales y de importantes comisiones de estudio, José Amador de los Ríos produjo una gran cantidad de discursos, algunos de los cuales están publicados y la mayoría permanecen sin rescatar para la luz pública. Entre los más conocidos destacamos estas tres:

.   Alzamiento y defensa de Sevilla. Sevilla: Francisco Álvarez y Cía, 1843. Encargo de la Junta de Gobierno de Sevilla. Relación de hechos de la Sevilla sitiado por los seguidores de Espartero.

.   De la arquitectura mudéjar, discurso de entrada en la Real Academia de Bellas Artes de San  Fernando, 1859.

.   Discurso en elogio del Excmo. Sr. D. Ángel Saavedra,   leído en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando      1866.

.   Oda de D. José Amador de los Ríos a las victorias de África. Composición leída a SS. Majestades los Reyes en  presencia de SS. AA. RR. los Serenísimos Infantes Duques de Montpensier. Febrero de 1860.

 

Diputado

Su paso por la política activa estuvo vinculado al partido Unión Liberal, suma de disidentes moderados y progresistas, creado por O’Donell.

         
Fue elegido diputado por Almería precisamente el último año del llamado “quinquenio de la Unión Liberal”, periodo de relativa tranquilidad social y ciertos logros en la gestión política y administrativa.  Sólo estuvo un año. Era éste, al igual que José Amador de los Ríos, un partido monárquico.

  

Investigador de  Arqueología y monumentos


Su labor en los estudios de los monumentos españoles fue muy importante para avanzar no sólo en el conocimiento y descripción del patrimonio español, sino que su agudeza intelectual aportó nuevas perspectivas en el estudio y la contextualización del arte y los monumentos españoles.

 
Su primeras piedras son  Sevilla pintoresca y Toledo pintoresco, que supusieron un reconocimiento tanto de los intelectuales de la época como del gobierno del valor de sus trabajos.

                      
Los encargos de las academias y de la administración serían pronto algo normal dentro de la intensa y extensa actividad de José Amador de los Ríos. Y la muestra con que culminaría este reconocimiento tendrá lugar con su nombramiento como Director del Museo Arqueológico Nacional.

Su hijo Rodrigo continuaría esta labor y publicaría Burgos (1888) y Huelva (1891), al margen de numerosos trabajos más sobre arqueología.  También, como su padre, sería Director del Museo Arqueológico Nacional. Del mismo modo, los trabajos de arqueológicos y de restauración de su hermano Demetrio de los Ríos fueron y siguen siendo importantes.


·       Sevilla pintoresca o descripción de sus monumentos más célebres. Sevilla: Francisco Álvarez y Cía, 1844.

 ·      Toledo pintoresca o descripción de sus monumentos más célebres. Madrid: Ignacio Boix, 1845.  

·       Historia de la Villa y Corte de Madrid. Con la colaboración de Juan de Dios de la Rada y Delgado y de Cayetano Rosell. Madrid: J. Ferrá de Mena, 1860-64. Cuatro volúmenes.



·       El arte latino-bizantino en España y las coronas visigodas de   Guarrazar: Ensayo histórico Crítico. Madrid: Imprenta Nacional, 1861.

·       Diversos trabajos en la ingente obra Museo español de antigüedades y en Monumentos arquitectónicos de España.

             
 

Investigador de Historia y Literatura


 
Dentro de toda su extensa y variada producción destacan dos obras, que son dos trabajos ya clásicos, muy importantes y de obligada consulta sobre los temas que tratan: la historia de la literatura española y la de los judíos de España y Portugal.

Los dos son estudios únicos y colosales que se crean de la consulta y recogida de datos de las fuentes documentales originales, que se encuentran en archivos y bibliotecas tanto nacionales como extranjeras, con una escrupulosa fidelidad a las fuentes consultadas. 

La Historia crítica de la literatura española fue la primera que se realizó y tuvo una acogida nacional e internacional de primera magnitud. Transcurren 28 años de trabajo desde que autor (con 19 años) la inicia, visitando archivos y bibliotecas de España y del extranjero, hasta que le entrega el séptimo tomo a Isabel II (con 47años). A pesar de lo cual, sólo se recoge la literatura hasta el siglo XVI.

Un trabajo ingente y parecido en cuanto a la laboriosidad, minuciosidad y rigor es el de la Historia social, política y religiosa de los judíos en España y Portugal. El primer avance de tan monumental e importante obra la hace en 1848 con sus Estudios históricos, que son traducidos inmediatamente al francés, pero completada con la Historia social, política y religiosa de los judíos en España y Portugal, que sigue siendo de uso frecuente y obligado en ese tema. 

·       Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España. Madrid: Imp. de M. Díaz, 1848. 

·       La Historia crítica de la literatura españolaMadrid: Imp. de José Rodríguez, 1861-65. Siete volúmenes. 

·       Historia social, política y religiosa de los judíos en España y Portugal. Madrid: Imp. T. Fortanet, 1875-76. Tres volúmenes.

 

Cargos  públicos


Diplomas


Su capacidad intelectual y de trabajo hicieron de él una persona idónea para desempeñar cargos públicos relacionados con la docencia, las ciencias humanas y la cultura. 

·       1844: Secretario de la Comisión General de Monumentos.

·       1845: Oficial Primero de la Dirección de la Instrucción Pública.

·       1848: Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras

·       1856: Censor de Teatros

·       1857: Decano de la Facultad de Filosofía y Letras

·       1863: Diputado por Almería en las Cortes

·       1867: Vicerrector de la Universidad Central de Madrid

·       1868: Director del Museo Arqueológico Nacional y Rector de la Universidad Central de Madrid.

·       1874: Inspector General de Instrucción Pública. 

·       Secretario de la Reina Isabel II (no conocemos la fecha de este nombramiento pero así aparece en una carta del administrador del Real Colegio de Santa Isabel, donde José Amador pide plaza para su hija Isabel. También lo recoge en Francisco B. Pavón López en el Diario de Córdoba, los días 27 y 28 de febrero de 1878, en una necrológica, donde afirma que era “Secretario de S.M. con ejercicio de decretos”. 

·       Preceptor de Alfonso XII. La Reina Isabel II lo llamó a su palacio de París para hacerlo preceptor del futuro Rey. José Amador de los Ríos y Serrano pidió a su Majestad que le concediera convertir su segundo nombre en apellido.

 

Académico


Diplomas
 

·       1839: Real Academia Sevillana de Buenas Letras

·       1843: Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

·       1848: Real Academia de la Historia

·       1859: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

·       1862: Societè des Antiquaires de Normandie

·       Otras: Instituto Africano, Academia Real de las Ciencias, Letras y Artes de Luca, Academia Real de Ciencias de Lisboa...

 

Distinciones



·       Gran Cruz de Isabel la Católica

·       Rosa Blanca de Brasil

·       Hábito de San Juan de Jerusalén

Homenajes



·       Homenaje en Baena en el centenario de su nacimiento 30 de abril de 1918). Esta celebración, que  recoge en le periódico El defensor de Córdoba de 30 de abril de 1918, está reflejado en las actas del M.I. Ayuntamiento de Baena.

Asistieron representaciones del mundo religioso, académico, de la cultura y de la política, con adhesiones recibidas de numerosas provincias. Se levantaron numerosos arcos: casa de Amador de los Ríos, Ayuntamiento y Calzada. Hubo recepción y verbena en la Carrera y concierto por la banda militar. Se celebraron Juegos Florales en el Teatro Principal, “lleno de claveles y flores, obsequio de todas las clases sociales”.  

·       Homenaje en la Excma. Diputación Provincial de Córdoba en el centenario de su muerte el 18 de junio de 1978, dedicándole la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba un monográfico, el número 99 (julio-diciembre, 1978).

 

Recuerdos de Baena

(Poesía dedicada a Baena)

 

Sobre una altura escarpada,

cuyo sólo aspecto admira,

por los años respetada,

una población alzada

cual roca del mar, se mira.

Jardín de eterna verdura,

rico en fragancia y colores,

cerca en torno a aquella altura,

que ramillete figura

teñido de hermosas flores.

Villa fuerte y fronteriza,

fue espanto y terror del moro;

y su vega fertiliza

un río, que se desliza

por entre arenas de oro.

Denegridos torreones

cual marcial corona ostenta:

como otros tantos pregones,

con que a las generaciones

sus timbres de gloria cuenta.

Y allá en la cima, aún en pie,

de su castillo famoso,

que obra del árabe fue,

trocado en jardín el foso,

la fortaleza se ve.

Sus armas ennoblecidas,

triunfantes en cien batallas,

mantienen, allí esculpidas,

cinco cabezas, rendidas

delante de sus murallas.

Y cuentan las tradiciones,

que guardó cautivo, allí

en aquellos torreones,

como prez de sus varones,

al rey moro Boabdelí.

De veinte pueblos señora,

alza su almenada frente;

y al resplandecer la aurora,

recibe allá triunfadora

los homenajes de Oriente.

Envuelta en niebla sutil

y celajes de arrebol,

ve a sus plantas bellas mil,

venciendo al florido abril

y eclipsando al mismo sol.

Las hermosas circasianas

no son a su lado bellas,

ni pueden las georgianas

levantar la frente ufanas

donde la levantan ellas.

Que es tanta su bizarría

y tan gentil su apostura,

que, dando luces al día,

el encanto y la alegría

difunden con su hermosura.

Sus negros ojos abrasan

y su mirar envenena;

y por doquiera que pasan,

los corazones traspasan

las hermosas de Baena.

Sus labios de grana son

como encendido capullo;

y es su acento, una canción,

que conmueve el corazón

con su armonioso murmullo.

Y van siempre recatadas;

porque saben que alucina

el candor de las tapadas:

que no hay glorias más preciadas

que las que el alma adivina.

Pero a través de su velo

un rostro dejan mirar,

que los ángeles del cielo,

si descendieran al suelo,

tuvieran por qué envidiar.

No ostentan en el tocado

ni perfumes ni falsía;

pero tienen vinculado

el gracejo celebrado

de la sal de Andalucía.

No han menester más riqueza

para cautivar de amor,

que su gracia y gentileza:

pues vale más su belleza

que el falso adorno exterior.


 

D. José Amador de los Ríos, Poesías. [Prólogo de Juan Valera], Madrid, Imprenta y librería de Eduardo Martínez, 1880, p. 62-63.

 

Poesía Inédita

 

El M. I. Ayuntamiento de Baena adquirió en 2002 cuatro hojas sueltas a un particular que contienen una poesía inédita de José Amador de los Ríos dedicada a la Virgen, y curiosamente la última página contiene un poema de Diego Manuel de los Ríos, hermano del polígrafo baenense. Ambas poesías están fechadas en Málaga.

Virgen del rubio cabello

Y del ademán gentil,

Tú que brillas entre mil

Con el nacarado cuello;

He aquí mi trémula pluma

Su timidez vencer suma,

La timidez que la abruma

Y el album tuyo manchar:

El album tuyo que guarda

Bajo su pasta luciente

Tanta canción elocuente

Tanta pintura gallarda;

Y acaso una página oculta

Alguna prenda sepulta,

Que pueda mi mano inculta

Inocente profanar.

……………………………

 

Mis versos sin armonía,

¡Ay!, mis versos sin color,

En él serán mustia flor

Que abrasó la escarcha fría;

Nube en el cielo estrellado,

Arenal en verde prado,

Falso diamante engastado

En opulento joyel.

 ..........................................

  

¿Y a tu poderoso ruego

Quién no se humilla obediente?

¿Quién en sus venas no siente

De la inspiración el fuego?

En mi pecho también arde,

Pero la lengua cobarde

No sabe en pomposo alarde

Comunicarlo al papel.

……………………………..

 

Humilde, humilde es la ofrenda,

Que temblando te presento,

No cual muestra de talento,

Sino de amistad en prenda.

También junto a los altares,

Entre alhajas singulares,

Cuelga en los altos pilares

El pobre su corto don.

Y en ellos de fe ardorosa

Es testimonio perenne,

Que siglos mil se mantiene

Como el mármol do reposa.

Así del tiempo enemigo

Robar al fiero castigo

Del album tuyo al abrigo,

Podré mi débil canción.

…………………………..

 

Acógela tú, Señora,

Con esa bondad divina,

Que tantas almas domina,

Que tanto galán implora:

Y cuando sobre mi frente

De los años la corriente

Imprima su huella ardiente,

¡Ay, acuérdate de mí!

Y un suspiro de inquietud

Consagra al amigo triste,

Que risueño conociste

En lozana juventud:

Un suspiro que te duela

Al mirar en la vitela,

Acaso en nocturna vela

Los borrones que escribí


Málaga 31 de Enero de 1838
A. de los Ríos
 

 

Bibliografía

 

  • Discurso pronunciado por Don José Amador de los Ríos en la solemne investidura del grado de doctor en letras. Madrid: [s.n.], 1850 (Imp. a cargo de Celestino G. Alvarez).
    Estudios históricos, políticos y literarios sobre los Judíos de España / por José Amador de los Ríos. Madrid: [s.n.], 1848 (Imp. de M. Díaz y Comp.).
  • Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos de España, por d. José Amador de los Ríos. Buenos Aires: Ediciones argentinas Solar, 1942.
  • Oración pronunciada en la solemne apertura del curso académico de 1850 a 1851 de la Universidad de Madrid / por José Amador de los Ríos. Madrid: [s.n.], 1850 (Imp. de J.M. Ducazcal).
  • Sevilla pintoresca o Descripción de sus más célebres monumentos artísticos... : teniendo presentes los apuntes de Juan Colom y Colom... / por José Amador de los Ríos... ; ornada con... vistas de los principales edificios, dibujadas por Joaquín Domínguez Bécquer y Antonio Brabo.
  • Sevilla: Francisco Álvarez y C.A., 1844.
  • Sevilla pintoresca o Descripción de sus más célebres monumentos artísticos. Barcelona: El Albir, 1979.
  • Toledo pintoresco o Descripción de sus más célebres monumentos / por José Amador de los Ríos y Serrano. Madrid: [s.n.], 1845 (Imp. Ignacio Boix).
  • Toledo pintoresco o Descripción de sus más célebres monumentos. Barcelona: El Albir, 1976.
  • Toledo pintoresco o Descripción de sus más célebres monumentos. Toledo: Zocodover, 1989.
  • Alzamiento y defensa de Sevilla / escrito por José Amador de los Ríos; y publicado por la Junta de Gobierno de la Provincia. Sevilla: [s.n.], 1843 (Imp. de Alvarez y Compañía).
  • Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano / por Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés; publícala la Real Academia de la Historia; cotejada con el códice original, enriquecida con las enmiendas y adiciones del autor ... por José Amador de los Ríos.Madrid: [s.n.], 1851-1855 (Imprenta de la Real Academia de la Historia).
  • La Casa-Lonja de Valencia del Cid / por José Amador de los Ríos. Madrid: [s.n.], 1900 (Imprenta y Fundición de los Hijos de J.A. García).
  • Flores del Guadalquivir: poesías y leyendas / de Antonio Alcalde y Valladares; precedidos de una carta-prólogo de José Amador de los Ríos. Madrid: [s.n.], 1872 (Estab. tip. de A. Rodríguez).
  • Inscripciones árabes de Sevilla / por Rodrigo Amador de los Ríos; precedidas de una carta-prólogo del Señor José Amador de los Ríos. Madrid: [Librería de M. Murillo], 1875 (Imprenta de T. Fortanet).
  • El arte latino-bizantino en España y las coronas visigodas de Guarrazar: Ensayo histórico crítico / por José Amador de los Ríos y Serrano. Madrid: Imprenta Nacional, 1861.
  • Discurso en elogio del Excmo. señor Duque de Rivas director que fue de la Real Academia de Nobles
  • Artes de San Fernando: leído en junta pública el 20 de mayo de 1866 / por José Amador de los Ríos.
  • Madrid : Real Academia de Nobles artes de San Fernando, 1866 (Imprenta de Manuel Tello).
  • Discursos leídos ante la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando en la recepción pública de don José Amador de los Ríos. Madrid: [s.n.], 1859 (Imprenta de José Rodríguez).
  • Etudes historiques politiques et litteraires sur les juifs d'Espagne / par José Amador de los Ríos;  traduites pour la première fois en français par J. G. Magnabal. París: [s.n.], 1861 (Imp. Paul Dupont).
  • Historia de la Villa y Corte de Madrid / por José Amador de los Ríos y Juan de Dios de la Rada y Delgado. Madrid: [s.n.], 1860-1864 (Estab. tip. de J. Ferrá de Mena).
  • Historia de la Villa y Corte de Madrid./ Por José Amador de los Ríos. Madrid: M. López de la Haya, 1861.
  • Historia de la Villa y Corte de Madrid/ por José Amador de los Ríos, Juan de Dios de la Rada y Delgado y Cayetano Rosell. 4 vols. Madrid: 1867.
  • Historia de la Villa y Corte de Madrid. Reproducción facsímil de la edición de Madrid: Establ. Tip. De M. López de la Hoya, 1861-1864. Madrid: Ábaco, 1978.
  • Historia de la Villa y Corte de Madrid. Reproducción facsímil de la edición de 1861-1864. Madrid: Fernando Plaza del Amo, 1990.
  • Historia de la Villa y Corte de Madrid. Bilbao: Amigos del Libro Vaco, 1987.
  • La Historia crítica de la literatura española / José Amador de los Ríos y Serrano. Madrid : [s.n.], 1861-1865 (Imp. de José Rodríguez).
  • Historia crítica de la Literatura Española, ed. Georg Olms Verlag. Hildesheim, 1970.
  • Historia crítica de la Literatura Española. 7 vols. Madrid: Gredos, 1969.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal . Madrid, 1871-76.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal / por José Amador de los Ríos. 3 vols.  Madrid : José Gil Dorregaray, 1875-1876 (Imprenta de T. Fortanet).
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal / por José Amador de los Ríos. 2 vols.  Madrid: Imprenta de T. Fortane, 1875.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal . Buenos Aires: Editorial Bajel, 1943.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal. Madrid: Aguilar, 1960.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal. Madrid: Aguilar, 1973. [Reimpresión].
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal.  3 vols. Madrid: Turner, 1984.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal. 2 vols. Madrid: Orbis, 1986.
  • Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal.  3 vols. Reproducción facsímil de la edición de Fortanet de 1975-76. Valencia: Librerías “París- Valencia, 1994.          
  • El estilo mudéjar en  arquitectura. Discurso de José Amador de los Ríos leído en la Junta pública de 19 de junio de 1859, discurso del Excmo. Sr. D. Pedro de Madrazo en contestación al anterior.  Reproducción facsímil de la edición de la Imprenta de Manuel Tello en 1872. Valencia: Librerías “París-Valencia”, 1996.
  • El estilo mudéjar en  arquitectura. Edición, introducción y notas de Pierre Guenoun. París: Centre de Recherches de l’institude de Etudes Hispaniques, 1965.
  • Las dudas del tío Rebollo: Seis conferencias. A cargo de Maneul Casado. Carta-prólogo del Excmo. Señor Don José Amador de los Ríos. Madrid: Imp. De T. Fortanet.
  • Efectos de la concordia entre la Iglesia y el Estado en la  época de la España goda.  Discurso de D. Carlos Ramón Fort y  contestación de Don José Amador de los Ríos] Discursos leídos en sesión pública celebrada por la Real Academia de la Historia el 28 Junio de 1857, para dar posesión de plaza de número a Don Carlos Ramón Fort.  Madrid [s.n.] 1857 Imp. José C. De la Peña.
  • Memoria historico-crítica sobre las treguas celebradas en 1439 entre los Reyes de Castilla y de Granada: leída en... la Real Academia de la Historia / por José Amador de los Ríos. Madrid: Real Academia de la Historia, 1879.
  • Las treguas celebradas en 1439 entre los reyes de Castilla y Granada. Edición facsímil de la de 1879. Valencia: Librerías “París- Valencia, 1998.
  • Noticia histórica de la solemne regia apertura de la Universidad Central en el curso académico de 1855 a 1856 / escrita por José Amador de los Ríos y Serrano. Madrid : Imprenta Nacional, 1856.
  • Poesía popular de España: romances tradicionales de Asturias/ por José Amador de los Ríos y Serrano. Madrid: [s.n.], 1861 (Imp. Manuel Galiano).
  • Poesías de Don José Amador de los Ríos / precedidas de un prólogo de Don Juan Valera. Madrid: Imp. y Librería de Eduardo Martínez, 1880.
  • Iglesias de San Salvador de Val-de-Dios y Parroquial de Sal Salvador de Priesca, en el Concejo de Villaviciosa (Asturias) / por José Amador de los Ríos. Madrid: [s.n.], 1877 (Imp. de T. Fortanet y Calcografía Nacional).
  • Tríptico-Relicario del Monasterio Cisterciense de Piedra en Aragon / por José Amador de los Ríos; publícase a expensas del Estado bajo la inspección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid: [s.n.], 1877 (Imp. de T. Fortanet y Calcografía Nacional).
  • Monumentos latino-bizantinos de Córdoba / por José Amador de los Ríos y Rodrigo Amador de los Ríos y Villalta. Madrid: [s.n.], 1879 (Imp. de Fortanet y Calcografía Nacional).
  • La Cámara Santa de la catedral de Oviedo y sus más antiguos monumentos artistico-industriales / por José Amador de los Ríos; publícase á expensas del Estado, bajo la inspección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid: José Gil Dorregaray, 1877 (Imprenta de T. Fortanet y Calcografía Nacional).
  • La Casa-Lonja de Valencia del Cid / por José Amador de los Ríos; publícase á a expensas del Estado, bajo la inspección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid: José Gil Dorregaray, 1876 (Imprenta de T. Fortanet y Calcografía Nacional).
  • La Danza de la Muerte. [Textos del Escorial (s. XV) y de Sevilla (Juan Varela de Salamanca, 1520)]. Transcripciones de Francisco de Icaza y José Amador de los Ríos; grabados de Holbein. Madrid: J. Esteban, 1981.
  • El monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo / por José Amador de los Ríos y Manuel de Assas y Ereño; publícase á expensas del Estado bajo la inspección de La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid: José Gil Dorregaray, 1877 (Imp. de T. Fortanet y Calcografía Nacional).
  • Un viaje al Escorial. Escrita por D. José Martín y Santiago; y precedida de un juicio crítico del templo y monasterio debido al Excmo. Sr.  D. José Amador de los Ríos, 1901.
  • Mosaicos gentílicos, mosaico de Galatea en Elche / por José Amador de los Ríos; publícase á expensas del Estado bajo la inspección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid: José Gil Dorregaray, 1877 (Imp. de T. Fortanet y Calcografía Nacional).
  • Monumentos latino-bizantinos de Mérida / por José Amador de los Ríos; publícase a expensas d

Biografía


      “Demetrio de los Ríos y Serrano, arquitecto, arqueólogo y poeta cordobés ( Baena 1827 – León 1892 ), afincado en Sevilla, que en 1869, durante el periodo de la Junta Revolucionaria, salvó de la piqueta veinticinco iglesias, casi todas mudéjares, entre otras : Santa Catalina, San Marcos y Omnium Sanctorum. Evitó también la demolición de la Torre del Oro y de la parte plateresca del Ayuntamiento de Sevilla, siendo además fundador del Museo arqueológico de esta ciudad.”


      Esta cita de la actual Asociación Demetrio de los Ríos para la defensa del patrimonio histórico y artístico de Andalucía demuestra la huella del trabajo profesional de Demetrio de los Ríos y su vigencia.

      La importancia de su trabajo se centra no sólo en su famosa actuación en la restauración de la Catedral de León, que su puso un antes en este tema, sino también en otras muchas actuaciones importantes como en las ruinas de Itálica. 

      El historiador baenense Francisco Valverde y Perales recoge de él en su obra Historia de la Villa de Baena lo siguiente:

          

     “Este notable arquitecto y escritor distinguido nació en Baena el día 26 de junio de 1827, y fue bautizado en la Parroquia de Santa María la Mayor como hijo legítimo de D. José de los Ríos y Dª María del Carmen Serrano. Contaba pocos meses de edad cuando por las razones que ya hemos expuesto al narrar la biografía de su padre, fue llevado a Córdoba y después a Madrid y Sevilla, en cuyas últimas ciudades pasó su juventud y cursó con aprovechamiento todos los estudios hasta llegar a obtener el título de arquitecto en 20 de abril de 1852, cuando no contaba veinticinco años de edad.

     A los dos meses ganaba en pública oposición una cátedra de la Academia sevillana de Bellas Letras, y poco después alcanzó, en público concurso también, la plaza de arquitecto municipal de Sevilla, desempeñando algún tiempo la provincial y ganando por oposición la cátedra de Topografía en la Escuela de Bellas Artes de la misma ciudad.

     Durante su larga permanencia en Sevilla dio repetidas y constantes pruebas de su laboriosidad y talento: construyó las hermosas fachadas de las Casas Consistoriales, obra que basta por sí sola a dar renombre a su autor, aunque no la llegó a ver terminada en toda la rica ornamentación plateresca del proyecto, sin que por eso sea menor la alta estima y la gloria que mereció el autor de él: suyos fueron también los proyectos de las portadas de N. y S. de aquella Catedral, premiados en concurso público, aunque no llegaron a ejecutarse, y lo mismo puede decirse respecto al de la fuente monumental, coronada por la estatua ecuestre de San Fernando, cuya primera piedra colocó Alfonso XII en la plaza que lleva el nombre de aquel santo rey.

      Nombrado Vicepresidente de la Comisión provincial de Monumentos, sostuvo una verdadera lucha por conservar veinticinco iglesias, casi todas mudéjares, la torre del Oro y el arco plateresco del Ayuntamiento, cuyo derribo y destrucción estaban ya decretados en 1869. Clasificó sabiamente el Museo Arqueológico provincial enriqueciéndole con gran número de preciosos restos que desenterró en las ruinas de Itálica, a cuyos trabajos dio gran impulso, en tanto escribía una obra grandiosa sobre dichos descubrimientos, ilustrada por él con muchísimas láminas al cromo. Débele Sevilla también el gallardo pedestal que sustenta la estatua de Murillo delante del Museo, así como un libro que escribió entonces con el título de Monumentos árabes y mudéjares de Sevilla, en que hace la historia y la descripción de ellos con singular competencia, adornando el texto con ilustraciones de su lápiz.
     

     Por si no bastaban esos trabajos para cimentar su fama de eminente arquitecto, fue llamado a desempeñar un puesto de gran importancia, en el que había de cosechar con abundantes triunfos y satisfacciones, las amarguras que, como obligada hijuela, siguen al genio a todas partes, haciéndole sentir aguijones de la envidia.

      Llevaba a cabo la restauración de la magnífica Catedral de León en 1880 el arquitecto D. Juan de Madrazo, cuando le sorprendió la muerte, y para sustituirle en aquel difícil empeño, fue nombrado D. Demetrio de los Ríos, que había figurado en la terna que se formó en 1869, para la dirección de aquellas obras.

     Tomó a su cargo nuestro arquitecto tan difícil tarea, cuando hallábase la catedral en imponente estado de desolación y abandono. Dejaremos aquí la palabra al arquitecto D. Vicente Lampérez, que él, mejor que nosotros, dirá todo el esfuerzo de inteligencia y voluntad que nuestro biografiado hubo de realizar en la ardua empresa que había echado sobre sus hombros:

     “No habiendo hecho Madrazo más que comenzar el Hastial, los estribos y las pilas del brazo Sur, continuaba abierto el enorme boquete que los derribos de Laviña habían hecho en el edificio. Los encimbrados y apeos, a tanta costa ejecutados, se hallaban faltos de conservación, por la parada de las obras, y las pilas cerchadas pedían por sus grietas pronto remedio. Su tarea más importante en el primer periodo fue la de construir el Hastial y todo el brazo Sur, que como queda dicho, había dejado sus antecesor apenas comenzados. Este trabajo, aunque lleno de dificultades técnicas y artísticas, era al fin y al cabo algo que casi podía considerarse como construcción de nueva planta. Pero cuando daba cima a esta parte, acometió las delicadísimas tareas de reconstruir pilas, desmontar bóvedas y rehacer ventanales y triforios; la enorme responsabilidad de la empresa exigió de Ríos las mayores dotes de organizador, de constructor y de artista. Necesario le fue crear escuela de canteros, de monteadores y de asentistas; porque las tracerías y arcos de los ventanales destinados a subsistir los destruidos, ajustándose perfectamente en los sitios respectivos, pedían un plantillaje, que sólo para los grandes ventanales se elevó a más de 650 piezas y contras previas; el asentar una piedra en el hueco abierto a puntero en un pilar, pedía cuidados infinitos, apeos parciales y precauciones de todo género; y la labra y ajuste de dovelas y dinteles, zócalos, sillares, crochets y pináculos, exigía canteros hábiles y hechos al estilo. Crease esta escuela y al acometer Ríos la reconstrucción de las bóvedas, era admirable la maestría con que aquellos obreros ajustaban los doveles sobre las cimbras de Madrazo, y una vez cerradas las crucerías, repartían las hiladas de la plementería según el más puro método francés, labrando con la azuela los sillarejos de toba, verdadera esponja petrificada, cuya ligereza es una de las causas de la inverosímil diafanidad de la Catedral de León. Entraron los trabajos más tarde en un nuevo periodo. Varios pilares del ábside y del crucero, de época antiquísima cerchados, exigieron pronta y total reparación. Desde los cimientos, mal construidos y en parte disgregados, hasta los capiteles, fueron rehechos con los cuidados infinitos que pedían de consumo su oficio constructivo, su estado de deterioro y las cargas que sustentaban. Al practicar estas operaciones, aparecieron las fundaciones de parte de la basílica de Orduño II y algunos restos de las termas romanas, sobre las que era tradición que se había construido la iglesia leonesa. Simultáneamente con estos trabajos, presentó Ríos diversos proyectos y ante-proyectos, presupuestos, estudios y memorias, entre los que citaremos todos los ventanales, escamados de triforio, antepechados, etc., etc., el de obras necesarias para terminar la restauración de las vidrieras desmontadas y mandadas dibujar por Laviña, y la Memoria presentada en 1889 con la enumeración de los diversos elementos, como pavimento, rejas, pintura de capillas y demás precisos para abrir al culto la Catedral, en cuya Memoria se aboga por la inmediata traslación del coro a su primitiva posición en el ábside. Corría el año de 1887 cuando fue presentado a la Superioridad el proyecto de la obra más importante de las que restaban hacer, para dar por salvada totalmente la Catedral. El Hastial del Oeste, que ya había sido objeto de restauraciones en el XVI, amenazaba inminente ruina y pedía su reconstrucción. Ejecutó Ríos un doble proyecto y mientras la Academia de San Fernando estudiaba el asunto, se comprobó y comenzó el derribo del decrépito Hastial. Acodalóse con dos enormes tornapuntas armadas, de 27,50 metros, que apoyaban en fortísimas cepas de piedra. Enorme, pero necesaria, carpintería surgió ante la fachada, y pieza a pieza, fue desmontada la cantería de Badajoz (Juan de) en espera de la superior decisión. Fue ésta partidaria de la unidad artística, y allá se yergue hoy la obra de D. Demetrio de los Ríos, lógica y rica manifestación de la anterior estructura, pero animada por todas las galas del arte, como corresponde a la imafronte principal de tan sublime monumento. Dieciocho proyectos y veintisiete grupos de obras constituyen la tarea de este arquitecto al frente de la restauración de la Catedral. Y no se crea que esta labor se realizaba en una atmósfera sosegada y tranquila. Enemistades, pasiones e intereses jamás acallados desde los tiempos de Laviña, pero exacerbados después de la muerte de Madrazo, minaron el terreno y amargaron la vida de D. Demetrio de los Ríos. El relato de tanta miseria constituye la página negra de esta historia del arte. No hay por qué recordarla en todos los detalles. La atmósfera, ya densa, engendró la tempestad, y en 1888 llovieron denuncias sobre el Ministerio de Fomento en las que se daban como ciertos toda clase de errores y peligros y se lanzaba el grito de “¡¡¡La Catedral se hunde!!!” Un Ministro hubo que se hizo eco en el Parlamento de las denuncias: una Comisión oficial fue a León a examinar las obras. El Ministro se desdijo de un modo solemne y por escrito, y la Comisión vio descimbrar totalmente la Catedral, sin que ni una piedra, ni un desplome se manifestase en aquella máquina de tan complicado equilibrio. Y así continua para honor de España.”

      Y nosotros añadiremos: y para gloria del arquitecto. Se dice también que el Sr. Ríos, contraviniendo órdenes expresadas de la Superioridad, se adelantó a quitar todas las cimbras de la nave central, colocándose debajo de ella, para demostrar lo seguro que estaba de su obra. Aquellos disgustos y el no interrumpido trabajo, unidos al clima cruel de León, minaron la naturaleza meridional de nuestro ilustre baenense, acarreándole una enfermedad, de la que murió el 27 de Enero de 1892, en la misma ciudad donde deja enhiesta aquella inmensa fábrica que recibió abatida, y que hoy (30 de mayo de 1901), acaba de abrirse al culto, recuperadas sus antiguas galas y grandezas, por el esfuerzo de la Nación y de los arquitectos que en ella trabajaron.

      Últimamente dirigía también Ríos las obras de restauración del glorioso monasterio de San Miguel de Escalada, las del famoso templo de Santa Cristina de Lena y las del Instituto de Gijón. Dejó escritas numerosas obras sobre historia del Arte, estética y arquitectura, ilustradas por su artístico pincel, verdaderamente maravilloso.”

Francisco Valverde y Perales, Historia de la Villa de Baena, Córdoba, Diputación Provincial, 1982, pp. 439-443.

 

Bibliografía

 

Valverde y Perales (1982: 442-445) cita numerosas obras, “entre ellas recordamos las siguientes, de las cuales se publicaron algunas y otras permanecen inéditas:

 

Estudios Arqueológicos

·        Itálica.- Dos tomos en folio de 400 páginas cada uno, con cien láminas, la mayor parte al cromo.


Monumentos Antiguos de España
·        Monumentos anteriores a los romanos.

·        Monumentos romanos.- Un tomo en 4º, con láminas.

·        Monumentos árabes y mudéjares de Sevilla.- Dos tomos en 8º, con láminas.

·        Algunos monumentos de la Edad Media y del Renacimiento.- Un tomo en 4º, con láminas.


Estudios estéticos y artísticos

·        Noción estética en general.

·        Teoría estética de la Arquitectura.- Un tomo en 4º.

·        Composición Arquitectónica.- Libro I Miembros elementales de la composición arquitectónica.- Libro II.

 

Composición de los edificios que carecen de ámbito distributible.- Dos tomos en 4º.

·        Las Artes industriales estéticaemnte consideradas.- En varios libros.- Un tomo en 4º.

·        Bellas artes.- Apuntes históricos y críticos.- Libro I. Nociones históricas. Libro II. Ensayos críticos.- UN tomo en 4º.

·        Arquitectura Monumental.- Proyectos e informes de edificios monyumentales.- Un tomo en 4º, con láminas.

·        Arquitectura Monumental.- Restauraciones de monumentos e informes arqueológico-arquitectónicos.- Un tomo en 4º, con láminas.


Estudios científico-filosóficos
·        La Religión y la Ciencia.- Un tomo en 4º.

·        Belleza y Política.- Un tomo en 8º.


Estudios políticos y generales
·        Ideas políticas e intereses materiales.- Un tomo en 8º.


Poesías
·        España Católica.- Poema histórico religioso. Un tomo en 4º.

·        Colección de poesías. Un tomo en 4º.


Obras en estudio
·        El dibujo en todas sus mnifestaciones.- Un tomo en 4º.

·        El Arte Mudejar.- Un tomo en 4º, con láminas.

·        La Catedral de León.- Descripción histórica y restauraciones.- Un tomo en 4º, con láminas.

·        La catedral de León: monografía, Madrid, Antero de Oteyza Y barinaga, 1895 (Imp. Del S. Corazón de Jesús.

·        La Arquitectura en España.- Tres tomos en 4º mayor, con láminas.

·        Nuevo Diccionario de Arquitectura y de sus ciencias y artes auxiliares.- Cinco tomos en 4º mayor, con viñetas y láminas.

 

Publicadas

·        El Arte en todas su manifestaciones.- Sevilla, 1885.- Un tomo en 4º.

·        Tratado de topografía.- Con láminas.

·        Tratado de geometría y trigonometría.

·        Itálica.- Memoria sobre las excavaciones verificadas en aquellas ruinas romanas. Esta obra es distinta de la monumental mencionada al principio.

Valverde y Perales (1982: 445) añade que “D- Demetrio de los Ríos publicó también varias monografías en los Monumentos Arquitectónicos de España y en otras varias Revistas e Ilustraciones de importancia”.


Vida

   Nació el 1 de octubre de 1848. Sus padres fueron Juan Antonio Valverde Navas y Dña. María Josefa Perales Zarza. Fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor. Al parecer tenía un hermano, José. Entre su obra hay un poema dedicado a él . Siendo niño asistió a la escuela pública, donde desde el comienzo empezó a destacar por su constancia e inteligencia. Se inició en el aprendizaje del latín, que alcanzaría más adelante a dominar con soltura.

   Formaban una familia humilde con pocos recursos económicos y, a la vez que atendía su actividad escolar, ayudaba a su padre en el trabajo. Su afición al estudio y su continuo afán de superación llevaron a sus padres a enviarlo a Córdoba desde donde, ante el infructuoso resultado de no encontrar trabajo, se vio obligado a trasladarse primero a Sevilla y posteriormente a Cádiz. Por la escasez de medios económicos se vio obligado a mantenerse fuera de casa sin ayuda económica paterna. Allí, al no conseguir su propósito, con diecinueve años, se alistó en el ejército, donde empezaría  a sobresalir por sus cualidades. Su talento,  esfuerzo, y las ganas de aprender, le harían merecedor de distinguidas condecoraciones y ascensos en el ámbito militar, y del reconocimiento en el plano intelectual, como su entrada en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba (11/11/1900), en la Real Academia de la Historia (25/04/1902) y en la Real Academia de San Fernando (18/01/1904).

   Con 19 años se incorporó al Regimiento Cantabria (28/01/1868). Intervino siendo soldado en la Batalla del Puente de Alcolea (27/08/1868) entre los partidarios de Isabel II y los militares sublevados (Prim y Topete). Éste sería su primer hecho de armas. Al cumplir los 20 años fue ascendido a cabo (20/11/1868) y pasó con su regimiento a Madrid. En 1870, con 22 años, fue destinado a Cuba, con motivo de la sublevación que se había producido allí, donde prestaría sus servicios en el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil (desde finales de enero de 1871).

   Al apaciguarse el primer levantamiento de la isla, Valverde y Perales, habiendo ascendido  hasta capitán (5 de junio de 1882) por méritos de guerra, regresa a España (1 de marzo de 1886), cerrando el escalafón militar como comandante el 4 de diciembre de 1902. Tras haber conseguido numerosas medallas y cruces con distintivos blanco y rojo, los reconocimientos le siguieron llegando al historiador baenense, que recibió en 1881 la Cruz de Isabel la Católica y en 1888 la Cruz de San Hermenegildo.

   El 30 de diciembre de 1948 “El Ayuntamiento, por aclamación, acordó dejar constancia en este acta de la concesión de la Cuarta Medalla de Oro de la Ciudad a su preclaro historiador e Hijo Predilecto Don Francisco Valverde Perales, para ser impuesta en la persona de su descendiente más caracterizado”. Actas Capitulares del Archivo Histórico Municipal.

   Se casó dos veces: la primera con la cubana Doña Caridad Suárez del Pino con quien tuvo tres hijos militares (Francisco, que llegó a coronel, Manuel, José) y una hija. En 1894, fallecida su primera esposa, se casó con Dña. Clementina Villarreal y Serrano con quien tuvo tres hijos (Juan, Agustín, Clemente) y  una hija Josefa. Actualmente vive en Baena un nieto: D. Francisco Cassani Valverde, hijo de Dña. Josefa.

La importancia de su obra: arqueología, historia y literatura

   Excavaciones MinguillarEstuvo destinado en diferentes ciudades de España, pero Toledo fue la que le dejó una gran huella en su afición por la historia y la arqueología. Cuando se retiró, como comandante de la Guardia Civil, con la salud ya quebrantada, se trasladó a vivir a Baena (1902), donde se dedicó con gran entusiasmo a la historia, a la creación literaria, y a los trabajos de arqueología. Fue Presidente de la Sociedad Arqueológica de Baena y su trabajo en el cerro Minguillar (donde desveló el yacimiento arqueológico de Iponuba) le llevó a descubrir numerosas e importantes piezas, algunas de las cuales están en el Museo Arqueológico Nacional.

El crismón

  crismonoro Fue hallado en la Villa de Íscar (entre Castro del Río y Baena). A finales del mes de diciembre de 1901, dentro de un antiguo, sepulcro hallaron unos trabajadores una cruz de metal fundido, que mide 33,5 centímetros de alta por 25 centímetros de anchura en los brazos: tiene pendientes de estos el alfa y la omega, primera y última letras del alfabeto griego, anagrama del nombre de Jesucristo, principio y fin de todas las cosas. La parte inferior forma la cabeza de un áncora con su asa y su travesaño, teniendo al final de los brazos unos remates que asemejan las uñas de aquella. Junto a la cruz aparecieron restos humanos, una vasija de barro y una cruz. Se trataba de una tumba perteneciente, con toda probabilidad, a un religioso hispanorromano, en la que aún perduraba la práctica pagana de colocar ajuares, incluida una vasija para ofrendas alimenticias, costumbre ésta que en ámbitos rurales llegaría hasta el siglo VII. Su antigüedad está comprendida en la colección de inscripciones cristianas de Hübner, entre los años 517 y 662 de nuestra era.

   Valverde y Perales cedió esta interesante pieza arqueológica al Museo Arqueológico Nacional. La prensa de la época recoge la felicitación pública del rey.El Diario Oficial de Avisos de Madrid del 9 de diciembre de 1902 recoge en el apartado del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, entre sus Reales Órdenes la siguiente:
“Ilmo. Sr.: En vista de un oficio del Director del Museo Arqueológico Nacional participando á este Ministerio que el Sr. D. Francisco Valverde y Perales ha donado á dicho establecimiento una interesantísima cruz de bronce visigoda, con el crismón, hallada en las inmediaciones del cortijo bajo de Iscar (Municipio ipscense), próximo á Baena (Córdoba), único ejemplar en aquel Museo de los conocidos en España; S. M. el Rey (Q. D. G.) se ha servido resolver que, dada la importancia del objeto cedido al Estado por el repetido Sr. Valverde Perales, se haga saber á éste el singular aprecio que oficialmente se hace de su generoso proceder, y que se le den por ello las gracias en la Gaceta de Madrid para que le sirva de satisfacción y se tenga pública noticia del acto que ha realizado.

De Real orden lo digo á V. I. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde á V. I.
muchos años. Madrid 29 de Noviembre de 1902.— C. de Romanones.”
 
   El crismón fue robado del Museo Arqueológico Nacional. Así lo recogía el diario El País de 9 de julio de 1993: "El Crismón de Baena, una cruz visigoda de una gran importancia arqueológica, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional desde su donación por la villa de Baena, por mediación del arqueólogo e historiador local Francisco Valverde, ha desaparecido de la sala donde figuraba el pasado día 6 de Julio, según ha confirmado a EFE el Ministerio de Cultura..."

Historia de la Villa de Baena


Historia de la Villa de Baena
   Por lo que más se conoce y reconoce a Francisco Valverde y Perales es por su legado más preciado: la Historia de la villa de Baena. Es el libro de Baena más reeditado (1969/1982/1994), y una de las historias locales más destacadas. Tanto lo fue ya en su época, que un año antes de su publicación, que sería en 1903, su autor entró a formar parte de la Real Academia de la Historia (25/04/1902), donde merced a esta obra recibiría el Premio al Talento (20 de junio de 1902).
 
   En el Boletín de la Real Academia de la Historia (19/04/1903-tomo XLII, pág. 401) de 1903, se recoge en el apartado de Documentos Oficiales que  se presentaron 10 obras al Premio al Talento y cómo resultó difícil establecer cuál era la ganadora: “La Academia la decidió, no sin debate, en el que se compulsara todo escrúpulo, acordando. al fin el premio á D. Francisco Valverde y Perales por su «Historia de la villa de Baena” estimada por todos conceptos comprendida en la convocatoria; juzgada anteriormente por la Academia misma (1) como verdadera monografía histórica, escrita con estilo natural y sencillo; desenvuelta, después de larga investigación; exornada con un capítulo especial en que se contienen las opiniones del autor sobre la batalla de Munda; con otro dedicado al recuerdo de las principales antigüedades de la vieja Baniana, alguna por el mismo Sr. Valverde descubierta, y con apéndices y copias de documentos que remontan al año 1254”. Boletín de la RAH.

   El Diario Oficial del Ministerio de Guerra del 5 de septiembre de 1903 publica la concesión de la Cruz de 2ª Clase del Mérito Militar con distintivo blanco por haber escrito la Historia de la Villa de Baena, la única fuente que desde 1903 ha mostrado el devenir del camino de la historia de este pueblo. Diario Oficial del Ministerio de Guerra.

   Tuvo tanta aceptación la primera edición, que en 1948 el Ayuntamiento celebró el Primer Centenario del Nacimiento de Don Francisco Valverde Perales y, entre los concursos, la obra que ganó el premio fue la del Maestro Nacional Don Manuel Rodríguez Zamora, Baena en la Historia, una utilísima adaptación didáctica de la obra de Valverde y Perales de la que se publicarían mil ejemplares por la Imprenta Provincial de Córdoba, por un importe de 12.000 pesetas, usándose profusamente en los colegios.  APROSUB la reeditó en 1997.

   “Con motivo de celebrarse el día 1.° de octubre próximo el primer Centenario del nacimiento de don Francisco Valverde y Perales, el, Ayuntamiento de Baena, (Córdoba) abre un Concurso para premiar los trabajos escritos de manera concisa sobre "Historia de Baena", y "La vida y obra literaria de D. Francisco Valverde y Perales”.Se establecen dos premios de 2.500 pesetas para cada uno. El plazo de admisión termina el 20 de septiembre” Así lo recoge el ABC de 2 de septiembre de 1948.

Leyendas y tradiciones. Toledo. Córdoba. Granada.

                       Leyendas 1900                                                       Leyendas 1973    

   En 1900 Valverde y Perales publicó  en Toledo Leyendas y tradiciones. Toledo. Córdoba. Granada, donde se recogen trece leyendas de estas provincias. Entre ellas hay cuatro en las que Baena aparece como referencia: "La piedra escrita", "La Virgen de Consolación", "La prisión de Boabdil", y "Mohamad". En 1973, con el impulso de su hija Dña. Josefa Valverde Villarreal se realiza una segunda edición, impresa en Baena, en Gráficas Cañete, en la que se añaden siete leyendas más, entre ellas "Las emparedadas", "El anillo de la duquesa" y "La Virgen de los Ángeles".  Esta edición además del prólogo de R. Torromé de la 1ª edición, cuenta con otro breve de José María Pemán. Además, se incluye una carta de Juan Valera dirigida a Valverde y Perales.

Heridas de la honra

  Se trata de drama en verso en tres actos y epílogo. Fue presentada en el Teatro Rojas de Toledo el día 1 de diciembre de 1892. En Baena se representó el día 5 de abril de 1904 en el Teatro Principal.

  En el CEIP Valverde y Perales se dispone de una 1ª edición de esta obra, gracias a la donación de la familia de Valverde y Perales.

  Aunque en ciertas fuentes se mencionan otras obras teatro del mismo autor como Alelí y Soltera, no disponemos ni de datos sobre su publicación ni sobre su representación.


Fallecimiento

  A las tres de la mañana del día 7 de julio de 1913, el año en que Baena pasó de ser villa a ciudad, moría Francisco Valverde Perales “en su domicilio de la Calle Alta a consecuencia de una cirrosis hepática” a los sesenta y cuatro años. Así lo manifestaba su sobrino, D. Antonio Rabadán Valverde, ante D. Rodrigo Cubero Villarreal, juez municipal a las diez de la mañana de ese mismo día, según consta en el acta de defunción .

 Reconocimiento de su figura y obra

  Además de recibir en 1881 la Cruz de Isabel la Católica y en 1888 la Cruz de San Hermenegildo, durante su vida recibió numerosas condecoraciones como José María Ocaña Vergara refleja en su tesis doctoral Obra poética de Valverde y Perales, leída en la Universidad de Granada el 22 de mayo de 1977.

También son numerosos los testimonios de reconocimiento a su vida y obra que aparecen en la Hemeroteca Digital de la BNE, junto a los que Ocaña Vergara cita en su tesis doctoral .

  En Baena, cuando su trayectoria como historiador estaba siendo reconocida en el ámbito provincial y nacional, como quedará patente con su inclusión en diferentes academias:Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba (11/11/1900), Real Academia de la Historia (25/04/1902), y Real Academia de San Fernando (18/01/1904), el pleno del Ayuntamiento del 20 de diciembre de 1901 acordó:

  “Que siendo una obligación moral de los pueblos enaltecer y perpetuar el nombre de sus hijos predilectos, de aquellos que se distinguen por sus virtudes, por su ilustración o por su talento; y queriendo hacer justicia a los méritos excepcionales de don Francisco Valverde Perales, natural de esta villa, pundonoroso militar y correcto escritor, autor de varias obras y que en la actualidad está escribiendo la Historia de Baena, evidenciando su gran patriotismo y el cariño que profesa a su país natal, se varía el nombre de la Plaza Vieja, que en lo sucesivo se denominará Plaza de Francisco Valverde”. Actas Capitulares de 1901. Archivo Histórico Municipal.

  Tras su muerte, en un pleno ordinario del Ayuntamiento de Baena del 10 de julio de 1913 se recoge que "tratándose de un historiador y un literato, amén de un retrato suyo colocado en el salón de sesiones y de una lápida en la fachada donde naciera, se podía organizar como homenaje público una fiesta literaria consagrada a su memoria" La placa que figura en la fachada de la casa donde nació, en la actualidad con el número 13, se colocó con motivo del I Centenario del Nacimiento en 1948. (Véase en Galería de Imágenes el Itinerario )

  En el ABC de 2 de septiembre de 1948 aparece la siguiente noticia: "Con motivo de celebrarse el día 1º de octubre próximo el primer Centenario del nacimiento de don Francisco Valverde y Perales el Ayuntamiento de Baena (Córdoba) abre un Concurso para premiar los trabajos escritos de manera concisa sobre "Historia de Baena" y "La vida y obra literaria de D. Francisco Valverde y Perales. Se establecen dos premios de 2.500 pesetas para cada uno. El plazo de admisión termina el 20 de septiembre".

  El primer premio de ese Concurso relativo a la "Historia de Baena" sería la obra del maestro D. Manuel Zamora Rodríguez con una adaptación didáctica publicada con el título de Baena en la historia, de la que se tiraron mil ejemplares por parte de la Diputación Provincial con un coste de 12.000 pesetas. Su uso se generalizó en las escuelas de Baena. APROSUB, reeditaría esta obra en 1997.

  Un busto de Valverde y Perales permanecía en el Ayuntamiento de Baena, junto a otro de José Amador de los Ríos, hasta que en 2002 se remodeló la Plaza Francisco Valverde y se colocó allí. Antes de esto, en 1976, en el centro escolar que llevar su nombre: Centro de Educación Infantil y Primaria Valverde y Perales, la hija del historiador baenense había encargado un busto, cuya inauguración recogió el periódico el Ideal del 3 de junio de 1976 . En una carta de su hija Dña. Josefa Valverde Villarreal, de 8 de marzo de 1976,dirigida a D. José María Ocaña Vergara, y que éste incluye en su tesis, dice: "Me pidió las Escuelas Básicas Valverde y Perales hiciera un busto para ponerlo allí; ya gracias a Dios lo tengo en casa terminado, por cierto he quedado contenta, ahora le estan haciendo el pedestal y enseguida se colocará en su sitio que se vea más adecuado; está más logrado que el del salón de actos del ayuntamiento."

Durante 2013 la Fundación Centro de Documentación Juan Alfonso de Baena organizará algunas actividades para conmemorar el I Centenario de la Muerte de Francisco Valverde y Perales.

Tabla cronológica de la biografía de Valverde y Perales perteneciente a la tesis doctoral de Ocaña Vergara.


Obras:
 

Santa Leocadia, Toledo, Imprenta y librería de Fando y hermano, 1887.

Heridas de la honra, Toledo, Imprenta y librería de la viuda e hijos de J. Peláez, 1896.

Leyendas y tradiciones de Toledo
.Córdoba. Granada. Toledo, Imprenta y librería de la viuda e hijos de J. Peláez,  1900.

"Antigüedades romanas de Baena", Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 40 (1902), pp. 253-257.

"Antigüedades romanas y visigóticas de Baena", Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 40 (1902), pp.513-516.

Historia de la Villa de Baena, Toledo, Imprenta y librería de la viuda e hijos de J. Peláez, 1903.

"Antigüedades romanas de Andalucía. Excavaciones en el cerro del Minguillar cerca de Baena", Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo 46 (1905), pp. 167-168

Antiguas ordenanzas de la Villa de Baena (Siglos XV y XVI),Córdoba, Imprenta "El Defensor", 1907.

"El emplazamiento de Munda", Córdoba, Boletín de la Real Academia de Córdoba, 87 (1965-67), págs. 25-39.

Leyendas y tradiciones de Toledo. Córdoba. Granada. Baena, Gráficas Cañete, 1973.

Antiguas ordenanzas de la Villa de Baena (Siglos XV y XVI), Baena, Gráficas Cañete, 1998.

Fernando Vázquez Ocaña (Baena, 1898-México DF, 1966) abandonaba España en febrero de 1939. Comenzaba así el olvido del periodista y el político, su desaparición de la historia de España durante la dictadura. Su figura permaneció en el anonimato durante cincuenta años, a pesar de que fue diputado a Cortes en 1933, se convirtió en portavoz del Gobierno de Negrín o director de periódicos como El Mercantil Valenciano, La Vanguardia o El Socialista. Detrás de Vázquez Ocaña había una brillante trayectoria periodística y profesional que estuvo marcada por desagradables acontecimientos como la muerte de su esposa, con 37 años, el reparto de sus ocho hijos entre familias belgas, su exilio en 1939 y la imposibilidad de volver a España. 

Fernando Vázquez Ocaña nació el 30 de abril de 1898 en Baena [1] , una antigua villa cordobesa que había perdido el protagonismo de siglos anteriores y que tenía como fuente principal de su economía la agricultura. Su partida de nacimiento así lo indica: “Que dicho niño nació en la casa de sus padres el día treinta de abril, último, a las once de su noche. Que es hijo legítimo de Antonio Vázquez y de su mujer Josefa Ocaña, naturales de esta villa, que es nieto por línea paterna de Antonio y de Carmen Moreno, por la materna de Fernando y de Trinidad Pozo. Y que al expresado niño se le había puesto por nombre Fernando...”.

Fernando fue una persona que pronto destacaría por sus capacidades y su inquietud intelectual. “Los maestros lo notaban. Le daban clases especiales, le regalaban libros de poesías. Se fue cultivando mucho, conocía mucho de literatura. El francés nunca lo habló bien, pero leía mucho en francés y conocía la literatura francesa muy bien”, afirma su hijo Fernando. En un artículo, su amigo Ángel López Obrero define a Vázquez Ocaña como una persona de enorme cultura autodidacta y gran inteligencia[2]. Su marcha de Baena a Córdoba se tuvo que producir a finales de 1919 o principios de 1920. En Baena nacerían dos de sus hijos (María y Fernando), mientras que los otros seis lo hicieron en Córdoba.

En Córdoba lo vemos trabajar de oficinista tras abandonar la carpintería familiar. Su entrada en el Diario Liberal se tuvo que producir en el último semestre de 1919, pues a principios de 1920 ya hay artículos firmados por Vázquez Ocaña y no aparece ninguno en el primer semestre de 1919. La abundante prole de la que se rodeó le obligó a desarrollar múltiples actividades para mantenerla, colaborando en varios medios al mismo tiempo, como ilustrador y caricaturista. Tras entrar en el Diario Liberal, donde se mantuvo hasta 1930, firmaría también sus artículos en el Diario de Córdoba

Elección como diputado

La politización de Fernando Vázquez Ocaña no se puede detectar fácilmente en sus primeros años como periodista en el Diario Liberal o Diario de Córdoba, pese a que, como reconocía su hijo Fernando, su padre mantuvo desde joven principios anarquistas que luego derivaron en el socialismo. Su primer acto público contra la Dictadura se produjo en el año 1930 cuando, junto a Joaquín García Hidalgo, Antonio Hidalgo Cabrera y Enrique Moreno, rechazaron la rotulación de una calle para José Cruz Conde. 

Su participación en la fundación y dirección de la revista Política y después, como redactor jefe, en el periódico del mismo nombre, y en la fundación y dirección del diario El Sur le llevaron a involucrarse con la política y con el Partido Socialista en Córdoba. El PSOE lo eligió como candidato a diputado en el Congreso de Agrupaciones Socialistas que celebró el partido el 29 de octubre de 1933. Las elecciones generales tuvieron lugar el 19 de noviembre, aunque hubo que celebrarse una segunda vuelta al no conseguir los candidatos los respaldos suficientes. La segunda vuelta se celebró el 3 de diciembre. Fernando Vázquez Ocaña consiguió 82.231 votos, resultando elegido en el último lugar de los 13 diputados que consiguieron acta. El alta de Fernando Vázquez en el registro del Congreso de los Diputados se produjo el 12 de diciembre de 1933. Vázquez Ocaña fue diputado durante la legislatura 1933-1935, dando de baja el 7 de enero de 1936[3].
 
Durante el periodo en que fue diputado, Fernando Vázquez Ocaña mantuvo su residencia en Córdoba (Maese Luis, 22) y no sería hasta el año 1935 cuando aparece con residencia en Madrid. Vázquez Ocaña seguirá publicando artículos en el diario El Sur, continuando con la dirección hasta su desaparición en octubre de 1934. Como consecuencia de sus críticas al Gobierno o a distintos representantes públicos, en varias ocasiones trataron de que declarara por delitos por injurias o contra la ley de prensa, aunque su inmunidad parlamentaria paralizaba las iniciativas que se adoptaron contra él.

La relación con Federico García Lorca

Sus inquietudes culturales y la labor periodística en el Diario Liberal y Diario de Córdoba, pero también en otras publicaciones como la revista Andalucía o Popular, en las que fue redactor jefe, lo relacionaron con el mundo de los poetas y los pintores. Él quiso ser poeta, pero, como dirá su hija Carmen, la poesía no alimentaba a la familia: “Pero yo creo que la verdadera pasión de mi padre era la poesía, y tuvo que renunciar a ella porque se casó muy joven y la poesía no suele alimentar a familias numerosas. En una carta dirigida a Neruda en París le habla nostálgicamente “de poeta a poeta”, de su “atroz oficio” de periodista político, y le incluye uno de los poemas de su libro La Sierra Morena, del cual no quedan trazas. Lo que sí conservamos son algunas hojas de papel con membrete oficial de las Cortes Españolas cubiertas con bosquejos de poemas: el diputado socialista por Córdoba se escapaba del tedio de algunas sesiones probablemente plúmbeas por la puerta cerrada de la poesía”[4].

Algunos de los artistas más importantes de la primera mitad del siglo XX se relacionaron con Vázquez Ocaña. Entre estos nos encontramos con Federico García Lorca, con el que estuvo, al menos, en dos ocasiones en Córdoba[5], además de las distintas ocasiones que se pudieron encontrar en Madrid. Así, en 1934, acompañaría al autor de Poeta en Nueva York durante una visita que hizo a la ciudad califal, junto a otros periodistas e intelectuales. Este encuentro coincidió con una reunión de poetas, entre los que figuraban Garfias, Lorca, Aleixandre, Rejano, Prados y Altolaguirre. Todos estuvieron en la sede del periódico El Sur, según indicó su hija Carmen Vázquez Jiménez. El otro encuentro llegaría en agosto de 1935, como recoge Vázquez Ocaña en su libro biográfico sobre García Lorca. Entonces se celebraba el tercer centenario de la muerte de Lope de Vega y viajaron a Fuente Obejuna el día 24 de agosto para asistir a la representación de Fuenteovejuna, obra interpretada por Margarita Xirgu. La jornada siguiente, el periodista baenense, junto a otros amigos de la ciudad, acompañó a García Lorca por Córdoba, tal y como relataría en el libro García Lorca. Vida, cántico y muerte[6]. Alguna de las anécdotas publicadas por Vázquez Ocaña las citaría Ian Gibson, que calificó al periodista baenense como uno de los primeros biógrafos del poeta universal. 

La guerra civil

La trayectoria de Fernando Vázquez Ocaña durante la guerra civil va a estar estrechamente ligada a la de Juan Negrín, con el que iniciará una amistad que mantendrá después en el exilio y que se traducirá en la defensa del ex presidente del último Gobierno republicano cuando fue duramente criticado por representantes de su propio partido. Esa relación la dejó ver en algunos artículos publicados en México y la reafirmaron también los hijos del periodista baenense. Su primer contacto con Negrín se produjo en los primeros años de la República. Durante su etapa como diputado en Madrid, Fernando Vázquez Ocaña inició sus colaboraciones en el periódico El Socialista, dirigido por el que se convertiría en otro de sus grandes amigos durante la Guerra Civil, Julián Zugazagoitia. Fernando Vázquez llegó a ser redactor jefe en El Socialista
 
Fernando Vázquez Ocaña estaría ligado a Juan Negrín desde el comienzo de la Guerra Civil. Primero fue nombrado secretario y jefe de prensa del Ministerio de Hacienda, entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, al que “ayudaba a los secretarios de Negrín en ocupaciones de extraordinaria confianza”, según escribió Zugazagoitia. Después, fue jefe de prensa de la presidencia del Consejo de Ministros, entre mayo de 1937 y abril de 1939. El 22 de junio de 1937, Fernando Vázquez Ocaña fue nombrado director del periódico El Mercantil Valenciano. Si Valencia supuso su consideración como uno de los hombres de mayor cercanía a Juan Negrín, Barcelona se convertiría en uno de los lugares en los que el periodista baenense más sufrió al producirse la muerte de su esposa, pero también por la necesidad de enviar a sus ocho hijos con familias belgas ante la imposibilidad de ocuparse de ellos por las múltiples tareas de gobierno que tenía encomendadas. Bajo su control estaban cuatro diarios: La Vanguardia, El Diluvio, La Noche y El Día Gráfico. El periodista baenense reunió en La Vanguardia a los más destacados escritores de la época.
 
Vázquez Ocaña se mantuvo en España hasta que el Gobierno de Negrín salió del país al extenderse la ofensiva del ejército franquista sobre Cataluña. Así lo podemos ver en un salvoconducto en el que se autoriza al periodista baenense a marchar a Figueras, el último destino del Gobierno republicano, firmado el 23 de enero de 1939 por José Prat García, subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros. El 18 de enero de 1939, el Consejo de Ministros acuerda proclamar el estado de guerra, dos años y medio después de iniciarse. El 26 de enero se produce la caída de Barcelona. El Gobierno se traslada a Figueras. El 1 de febrero se reunieron las Cortes en el castillo de este municipio, al que asistieron 64 diputados.
 
Vázquez Ocaña rememorará aquellos últimos momentos del Gobierno republicano en España. El apoyo que tuvo el movimiento nacional de los gobiernos fascistas de Alemania e Italia. La triste decisión de abandonar Barcelona y los ríos de personas que huyeron hacia la frontera: “El último capítulo es triste. A medida que las fuerzas enemigas, superabundantemente recobradas (Hitler y Mussolini tenían prisa y Chamberlain ansiaba que cuanto antes y como fuera se apagase el volcán español) desencadenaban su ofensiva, la fatiga de los republicanos hacía sentir sus efectos. (...) Sin embargo, los ministerios y una parte de la población civil, acuciada por el terror, evacuaron con orden. El terrible éxodo hacia el norte, como el de la población malagueña hacia el este, fue una riada alucinante, bajo la metralla de la aviación franquista. Los caminos y carreteras quedaron sembrados de pobres cadáveres, de vehículos rotos, de bagajes indescriptibles. Las fuerzas de Carabineros, de solera socialista, realizaron su último gran servicio, desembarazando las rutas y evitando una acumulación, que hubiera tenido consecuencias horribles”[7]. La salida de Negrín, que acompañaba a Manuel Azaña, se produjo el 5 de febrero.
Fernando Vázquez Ocaña fue uno de los casi medio millón de españoles que tuvieron que exiliarse durante la guerra civil a Francia, el principal destino de la emigración política española. En estas mismas circunstancias se encontraron escritores como Ramón J. Sender, Max Aub, Juan Rejano o Manuel Andújar; pintores como Antonio Rodríguez Luna, Aurelio Arteta o Enrique Climent; filósofos como Joaquín Xirau, Juan David García Bacca o Juan Roura.
 
En París dedicó parte de su tiempo a la redacción y publicación de su libro Pasión y muerte de la segunda república española, un valioso documento, a poco de la derrota del gobierno republicano, en el que analiza las causas y consecuencias del alzamiento nacional y en el que advierte del crucial momento en el que se encuentran las democracias europeas ante el auge de los totalitarismos. En París se reunieron los siete hijos que pudieron llegar a la capital gala: Josefina, Angelita, María, Fernando, Eduardo, Carmen y Dolores, mientras que Rafael quedó en Bruselas y no lo volvería a ver hasta 25 años después.

México

El 16 de junio de 1940, 513 exiliados españoles salieron del puerto de Burdeos con dirección a América en el barco Cuba. Entre los pasajeros se encontraba Vázquez Ocaña y siete de sus hijos. La travesía, primero en el Cuba y después en el Santo Domingo, duró 41 días. El 26 de julio de 1940 el barco atracó en Veracruz. Se ponía fin a una travesía que se convirtió en la esperanza de los últimos republicanos que pudieron abandonar Francia.
Casi sin deshacer las maletas, la inquietud y la necesidad llevan a Vázquez Ocaña a escribir y colaborar en distintos medios de comunicación, una actividad con la que mantuvo a toda su familia, aunque no sin dificultades.

Vázquez Ocaña participó del gran ambiente cultural que surgió en México DF en torno a los exiliados republicanos. El periodista baenense perteneció al Círculo Jaime Vera y a la Agrupación Profesional de Periodistas y Escritores Españoles Exiliados, dirigió la agencia España y la edición mexicana del periódico El Socialista (entre 1942 y 1951) y República Española. En México, escribió durante muchos años en la revista Hoy, también en El Nacional y en Uno, fue director de redacción de El Imparcial, fundador de la revista Higiene y Seguridad o subdirector de La Semana Ilustrada. Escribe artículos, dirige revistas, funda publicaciones, hace guiones cinematográficos, publica biografías cortas e imparte conferencias.
 
En México publicaría dos libros biográficos que llevan su firma y colaboraría en otros de la editorial Grijalbo aportando la introducción o el epílogo. El primero de ellos fue Margarita y Townsend. El romance de la renunciación, editado en 1956 y que lleva la siguiente dedicatoria: “Me inclino a creer que mis hijos, los ocho picos de mi estrella, a quienes dedico este libro, no se pondrán de acuerdo al juzgar los motivos que puede aducir un materialista dialéctico para escribir una biografía romántica. Pero quienes, como yo, hayan alcanzado la época en que todavía se usaban el sombrero, el bastón y los botines, o sea cuando Don Juan no andaba en mangas de camisa ni doña Inés se paseaba en shorts, excusarán mi simpatía residual hacia ciertos personajes de un mundo condenado a desaparecer”. Un año después apareció García Lorca. Vida, cántico y muerte, que tendría otra edición en 1962. Para Grijalbo publicaría también numerosas breves biografías de personajes universales. 

El fallecimiento

El 29 de septiembre de 1966 murió Fernando Vázquez Ocaña, a la edad de 68 años, tras sufrir un infarto de miocardio. Con Fernando Vázquez Ocaña estamos ante uno de los grandes intelectuales cordobeses del siglo XX, uno de sus principales periodistas. Ante una persona que fue fiel a sus ideas y a la república democrática. Que luchó por mantener unida a su abundante familia. Además, nos encontramos ante un gran defensor de la libertad, esa libertad que le fue arrebatada a su país y que le impidió regresar. Pero Fernando no pudo regresar, retornar a las tierras cultivadas de cultura de su España. Seguro que soñó muchos días, muchos meses, muchos años con escuchar los gorriones o pasear entre olivos centenarios de su Córdoba alejada. Se acordaría de Julián Zugazagoitia, asesinado en España, aunque, no lo olvidemos, reconoció y agradeció el gran recibimiento que le dio el pueblo mexicano.
 
NOTAS
[1]Para la elaboración de este apartado se ha utilizado la Guía de Córdoba y su provincia para 1891 y 1892, editada en 1892, y la Guía general de Córdoba y su provincia, de 1906.
[2] Artículo de Ángel López Obrero publicado en el suplemento cultural “Cuadernos del Sur”, de Diario Córdoba, el 14 de junio de 1990. 
[3] Archivo del Congreso de los Diputados. Histórico de Diputados 1810-1977.
[4] “Un periodista de Córdoba” en Diario Córdoba. El artículo es de Antonio Ramos Espejo y apareció en el suplemento Cuadernos del Sur, publicado el 14 de junio de 1990, dedicado a Fernando Vázquez Ocaña. 
[5] RAMOS ESPEJO, Antonio: García Lorca en Córdoba. Obra conmemorativa del centenario del nacimiento de Federico García Lorca, editada por Diario Córdoba y el patrocinio de la Fundación Enresa. Córdoba, 1898.
[6] VÁZQUEZ OCAÑA, Fernando: García Lorca. Vida, cántico y muerte. Biografías Gandesa. Editorial Grijalbo. México DF, 1957.
[7] VÁZQUEZ OCAÑA, Fernando, op. cit, pág. 119.


 

Fecha de Nacimiento. Nació el 31 de marzo de 1930 en Baena, diócesis de Córdoba, en España.

Educación. Ingresó a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y al Opus Dei en 1949, mientras estudiaba medicina en Madrid. También realizó estudios en Barcelona. Es doctor en medicina y en derecho canónico.

Sacerdocio. Ordenado el 7 de agosto de 1955 en Madrid. Fue profesor de derecho canónico en la Universidad de Navarra. Trabajó en el S.C. del Consejo para la Catequesis y Disciplina para Latinoamérica. Durante el Concilio Vaticano II, 1962-1965, fue asistente de estudios de la comisión para la disciplina del clero y los cristianos.

Fue subsecretario de la Pontificia Comisión para la Interpretación del Código de Derecho Canónico. Además, miembro del instituto de estudios jurídicos Martín de Azpilcueta y del consejo editorial de la publicación Studi Cattolici, de Milán; y Ius Canonicum, de Pamplona. En Roma, colaborador del Diccionario Morale et Canonicum; y de la Gran Enciclopedia Rialp en Madrid. Ha colaborado en numerosas publicaciones de derecho canónico. En la prelatura del Opus Dei ha realizado trabajo pastoral en Italia, España, Hispanoamérica, Inglaterra, Irlanda, Francia y Kenya. Luego, en 1984, fue Secretario de la Pontificia Comisión para la Interpretación del Código de Derecho Canónico, más tarde Pontificio Consejo para la Interpretación de Textos Legislativos. Ha sido consultor de la Congregación para los Obispos y miembro de diversas comisiones especiales de la Curia Romana.

 

Episcopado. Elegido Obispo titular de Vertara el 15 de diciembre de 1990. Consagrado en el Vaticano el 6 de enero de 1991 por el Papa Juan Pablo II. Promovido a Arzobispo y nombrado presidente del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos el 19 de diciembre de 1994; fue confirmado para otro quinquenio el 16 de noviembre de 1999. Asistió a la Asamblea Especial para América del Sínodo de Obispos, en la Ciudad del Vaticano, entre el 16 de noviembre y el 12 de diciembre de 1997. Asistió también a la Asamblea Especial para Asia del Sínodo de Obispos, en el Vaticano, entre el 29 de abril y el 14 de mayo de 1998. El 3 de diciembre de 1999 fue nombrado Presidente de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana. Asimismo, acudió a la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de Obispos, en la Ciudad del Vaticano, entre el 1 y el 23 de octubre de 1999. Finalmente, estuvo presente en la X Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, también en el Vaticano, entre el 30 de septiembre y el 27 de octubre de 2001.
 

Cardenalato. Creado Cardenal diácono en el Consistorio del 21 de octubre de 2003. Recibió la birreta roja y el diaconado de S. Eugenio el 21 de octubre de 2003.

Actualmente es presidente del Consejo Pontificio de Interpretación de los Textos Legislativos

 

Fuente : Agencia Católica de Informaciones en América Latina

 

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